Hace tres años el ministro de Hacienda acusó al cine español en sede parlamentaria de no pagar impuestos en España. “El día que paguen, las bases imponibles serán más amplias”, la recaudación se corregirá y el déficit público “podrá bajar”, explicó Cristóbal Montoro en el Pleno del Senado, el hombre que se negó a incluir la bajada del IVA del cine en el pacto de investidura con Ciudadanos, el responsable de dejar temblando el Fondo de Ayuda a la Cinematografía. Él ha sido el protagonista en la primera cita sindical cultural, en el Teatro María Guerrero (Madrid), con el patio de butacas a reventar.

La Unión de Actores y Actrices, la Unión Estatal de Sindicatos de Músicos, Asociación Profesional de Ilustradores de Madrid, el Sindicato de Guionistas, los Técnicos Audiovisuales y Cinematográficos del Estado Español y la Asociación de Representantes Artísticos convocaron a los trabajadores culturales para informarles de las reuniones que mantienen con la subcomisión de Cultura del Congreso de los Diputados para la elaboración del Estatuto del Artista.

Tendremos que estar fuertes cuando la subcomisión acabe su trabajo y Hacienda pida cuentas. Entonces será cuando haya que llegar hasta donde haga falta

Los representantes de cada colectivo visitarán hasta noviembre a los diputados, para explicarles la precariedad laboral en la que viven, fruto de una ley que no los ampara ni reconoce sus derechos como trabajadores. Intermitencia, prestación por desempleo, jubilación, una fiscalidad apropiada y representatividad sindical, son los cuatro puntos básicos que exigen para defender la dignidad de sus trabajos. Cuentan que los representantes de la Comisión de Cultura en el Congreso desconocen por completo la situación de carestía de sus representados.

El malo de la película

Una vez los diputados hayan escuchado a todos los actores culturales, se elevará una propuesta no de ley a la Cámara Baja, donde se votará. Lo peor no es que esta legislatura no apruebe una reforma de la ley urgente, lo más difícil será el último paso: el despacho de Cristóbal Montoro. Entonces, “el ministro pedirá las cuentas de lo que eso supone a las arcas del Estado y tomará una decisión”, explica Curro Royo, portavoz de ALMA. “El malo de la película es Montoro. Tendremos que estar fuertes cuando la subcomisión acabe su trabajo y Hacienda pida cuentas. Entonces será cuando haya que llegar hasta donde haga falta”, advirtió Royo.

El patio de butacas del teatro, durante la intervención de Forges. E.E.

A partir de ese momento, los tambores de huelga se desataron -intercalados por algún que otro momento de terapia exhibicionista de problemas particulares- y no pararon hasta el mismo final. Cristina Fallarás, moderadora de la cita, lo dejó muy claro en la despedida del encuentro: “Tenemos armas y se llaman huelga, manifestación y desobediencia civil”. Muchas heridas abiertas, mucha melancolía y pocos revolucionarios. Fueron los más mayores quienes recordaron la necesidad de “saltar a las calles” para “asaltar los cielos”, con perdón.

Todo este trabajo en la subcomisión se puede quedar en nada si no hay en la calle una presión superior a la que organizaron las PAH

“En el No a la guerra, los partidos políticos nos llamaban”, recuerda uno de los trabajadores más veteranos entre el público. “Ellos tienen un desconocimiento absoluto de lo que somos. Pero somos una necesidad de toda la sociedad y deben reconocer nuestros derechos”, y pidió huelga general de la cultura, sin música en las radios, sin pases en los cines, sin funciones en los teatros. Menos noches en blanco y más cultura en blanco. “¡Hay que pelear!”, dijo y arrancó los aplausos.

A partir de entonces se sucedió la misma reivindicación: “Se trata de que todos luchemos juntos, compañeros. Que quede muy claro que si no se lucha unidos no conseguiremos nada”. Y otra voz más desde el público: “Todo este trabajo en la subcomisión se puede quedar en nada si no hay en la calle una presión superior a la que organizaron las PAH (Palataformas Afectados por la Hipoteca)”.

Duro de pelar

Pero el ministro de Hacienda, “y de casi todo” (como él mismo se definió en una entrevista), no va a ser fácil. De hecho, se ha apuntado los buenos resultados del cine español en los últimos años, porque, según ha dicho, los datos confirman que el IVA y los recortes en las ayudas al sector no afectan a la crisis del cine. “Es la calidad de las películas españolas”, dijo en la SER. La guerra del ministro contra el cine es un hecho difundido hasta por la oposición, desde el día en que Albert Rivera declarara que el descenso del IVA era necesario para que el cine “gane la batalla a Cristóbal Montoro”. Rivera luego firmó con el PP lo contrario.

Así que el primer ministro de Cultura y Hacienda de la historia de la democracia no se lo va a poner fácil a los trabajadores culturales, como ha dejado claro en legislatura y media. De hecho, la última vez que los actores culturales se reunieron contra un Gobierno (los Goya 2003) saltaron a las portadas y los telediarios con un mensaje: “No a la guerra”. Por entonces, Montoro se estrenaba como ministro de Hacienda.

Es un nuevo tiempo para los colectivos de la cultura, y el foco ahora está en los trabajadores

Entre el público se echó en falta más figuras reconocidas interesadas en la regulación de su estatuto. Pero asistieron Verónica Forqué, Forges, Sergio Peris Mencheta, Verónica Echegui, Secun de la Rosa, Ana Milán, Adriana Ozores, Fran Perea, Carlos Iglesias, Elena Furiase, Leticia Dolera, Joaquín Climent, Alberto Vázquez, Luis Mottola, Pepón Nieto, Itziar Miranda, Ginés García Millán, entre otros.

“Es un nuevo tiempo para los colectivos de la cultura, y el foco ahora está en los trabajadores”. Iñaki Guevara, presidente de la Unión de Actores y Actrices, aclaró que el teatro se había llenado para defender la profesión y se mostró muy esperanzada con la subcomisión. “Somos trabajadores intermitentes y es bueno para la creación, pero las leyes tienen que tenerlo en cuenta. Somos temporales porque necesitamos prepararnos para cada trabajo y necesitamos una prestación por desempleo con intermitencia”.

Paloma Fernández (ARAE) pidió “tributar en vez de un año, en tres (60-30-10%)” e incentivar los “viveros de proyectos para emprendedores”Pedro Soto, del TACE, no pidió privilegios, sino igualdad con los mecanismos que preserven sus derechos laborales. “No somos capaces de jubilarnos porque no llegamos nunca a cotizar lo mínimo. Hay madres que se ven obligadas a abandona su profesión porque no se las protege. La intermitencia permitirá que lo estén sin tener que estar contratadas”. Royo pidió una reforma de la ley, “propia del XIX para trabajos del XXI”.