Su presencia no es una novedad en El Hormiguero, ya que ha ejercido como colaborador en alguna sección. Por eso, lo novedoso respecto a Luis Piedrahita (43 años) este martes en el talk show de Antena 3 es que llegara al plató como invitado. La razón, hablar de su nuevo espectáculo que se puede ver en los madrileños Cines Callao.

A Piedrahita siempre le ha gustado el juego de malabares, incluso con las palabras. Siguiendo ejemplos como el de su libro Cambiando muy poco algo pasa de estar bien escrito a mal escroto, el coruñés ha bautizado su nuevo show como ‘Es mi palabra contra la mía’, proyecto del que habló con Pablo Motos (54), aunque también hubo espacio para comentar algunas pinceladas del concierto didáctico que ofrece una orquesta en el Teatro Real de Madrid y la segunda edición del Encuentro Mundial de Humorismo en su tierra natal.

Pero antes de eso, Motos quiso hablar, una vez más, hablar sobre el coronavirus, instando a la gente a dejar de lado la histeria y a sacar ese lado bueno. "Vamos a pasar unos días en los que tendremos que hacer nuestra vida algo diferente. Hasta que haya mejores ideas, lo mejor que podemos hacer es copiar a China. En cuanto a las personas, el mejor antídoto para bajar la ansiedad es reírse, así que vamos a reírnos", valoró.

Tras esa presentación tan peculiar, el gallego entró por fin en el plató para contar "un espectáculo que se acaba de cancelar. Acaba de salir esta norma, en Madrid se tiene que reducir la asistencia un tercio, he propuesto reducirlo un tercio de forma temporal y que esté todo el mundo, pero no ha colado". Entonces, Motos contó que ya lo había visto y que era bueno tomar nota para ver el espectáculo, sobre todo con una frase: "¿Se puede ser feliz en un mundo el que se odia a todo lo que hay alrededor". "Nadie está contento con lo que tiene, pero cada mañana encontramos un motivo para salir adelante", destacó el cómico.

Monólogos improvisados

Uno de los focos de sus bromas fueron las mujeres mayores. "Llevan las cejas pintadas con rotulador negro, sacan un transportador de ángulos y van por la calle de esa manera. Parece que están jugando al poker y que llevan escalera de color". Al hilo de eso, Piedrahita confesó que le aterra comprobar cómo se va convirtiendo en lo que es su progenitor: "Hay un momento en la vida en el que tu caca comienza a oler como la de tu padre. Es un olor otoñal, capaz de tomar toda la planta de un edificio. Toda esa sustancia pestilente, apenas unos minutos antes, estaba dentro de tu padre y no lo notabas. Eso es por el aislamiento que hace tu cuerpo. Yo, ahora mismo, estoy reteniendo un poco de caca, y tú, también".

Siguiendo con su lenguaje escatológico, no dudó en decir que el público era "una grada de Bollycao. Todos juntos son un mondongo del tamaño de Javier Bardem y no huele mal". Tras esa sentencia, su siguiente frase sobre el alcohol quedó un poco ensombrecida: "España es un país que necesita un puntito para empezar y un coma etílico para acabar. Somos de mal beber, nos arrepentimos, luego llega el mea culpa".  A raíz de esto contó un recuerdo de infancia: "El mueble bar de mi casa era de un olor muy potente. Tenía llave. Había unas botellas de ni se sabe cuándo, mis padres tienen una de JB que tiene el precio con pesetas y un Tía María con celulitis. Además, la llave no la guardaban, la dejaban puesta. Es el sistema de seguridad más absurdo que he visto en mi vida".

En ese instante llegó el momento de que Piedrahita contara una teoría muy particular: "La felicidad se rige por el primer principio de la termodinámica: no crece ni disminuye, solo se traslada. Es como un balón de Nivea, solo servía para jugar una vez, le dabas una patada y se marchaba. Tu tristeza se contrarrestaba con la alegría de la familia que lo encontraba. La felicidad rula así, tú no puedes ser feliz todo el rato, si tratas de hacerlo no solo es estúpido, sino agotador. Hay una buena noticia a cambio: también se equivocan los que dicen que no se puede ser feliz nunca".

Tras estas teorías, el invitado habló de sus otros dos proyectos. "En el Teatro Real estamos haciendo un espectáculo homenaje a Beethoven, es una historia que habla de la vida, es un evento familiar para que los niños conozcan a este genio y los padres no se aburran. En el Teatro Real solo les vale la excelencia, todo es fascinante, perfecto".

"La gente no lo sabe pero eres un magnate de los negocios", adelantó Pablo Motos. Luis Piedrahita recogió el guante: “Ni yo lo sabía. Sí, hacemos el Encuentro Mundial de Humorismo donde A Coruña se vuelca y se convierte en la capital del humor. Este año estará recogiendo el premio Jason Alexander (60), actor de la mítica serie Seinfeld”.

Después de la entrevista y del particular concurso de Trancas y Barrancas, llegó la sección de Nuria Roca (47), donde lo más destacable fue la pulla final de Pablo Motos: "¿Qué te pasó una vez en una entrevista con Jesús Quintero?". La colaboradora recordó que, llevada por el contexto, "hablé más despacio que el propio Quintero, hasta mi hermana me preguntó que si me habían drogado". Como no podía ser de otra manera, Motos dio paso al vídeo en el que "me quise hacer la profunda y quedé como una retrasada", en palabras de la propia Roca: