"En Sálvame se maltrata a las personas", me aseguró hace unos días Karmele Marchante (73 años), de forma seria e implacable. Rotunda, ni un ápice de titubeo. Ella salió escaldada de allí, despavorida, me dijo, sin mirar atrás. Allí se sufre, te llevan al límite, te destrozan en directo sin piedad. Qué malos son en Sálvame, se puede pensar, ¡desalmados! Lo cierto es que viendo lo que le están haciendo a Lydia Lozano (59), no puedo por más que darle la razón a esas gentes. ¡Más de una semana de vejaciones, de desprestigios, de feos públicos! De maltrato a golpe de share. ¿Y Lydia qué papel juega?

Todo ocurrió cuando hace unos días soltó en directo una bomba, una exclusiva que, según ella, estaba atada y bien atada: que Rocío Carrasco (42) y su hija Rocío Flores (23) habían hablado vía WhatsApp, que la primera, la madre, le había pedido a la hija que Antonio David Flores dejase de hablar sobre su persona. Acto seguido, tanto Antonio David como la propio Rocío niña la negaron. No era verdad. Se revolvía para Lydia el fantasma de Ylenia Carrisi. La fuente la había mentido, y ella había caído de nuevo. Las críticas no se hicieron esperar. Insisto, ¿y Lydia qué papel juega?

Lydia en la tarde de este pasado viernes. Mediaset

Como a perro flaco todo son pulgas, sus enemigos, que los tiene, se le echaron encima. Haters y hambrientos de pantalla. Y siguen, y no se cansan. Llamadas de fotógrafos diciendo que nunca hizo una exclusiva, que todos los materiales que se firmaba eran de otros, ¡plagiadora! Tantos años de estafas, tantas mentiras, se han hartado de proclamar por aquí y por allá. Tarde tras tarde, superándose en cada emisión en forma de share. ¡Si han llegado al 22 y pico de cuota de pantalla! Y el peaje, solo uno: el prestigio de una periodista llamada Lydia Lozano. ¿Y ella qué papel juega?

Me hago tanto esa pregunta al final de cada párrafo porque yo iba a darle a este blog un enfoque claro: Sálvame es malo y Lydia, una pobre mujer que llora y llora, que aguanta los palos en directo. Por ahí iba a ir hasta que mi compañero Noé me ha dado otra vía de enfoque: ella lo consiente, ella soporta las vejaciones. Sí, ya, llora y demás y le dan conatos de abandono... que terminan quedándose en agua de borrajas. Lydia no se va nunca, Lydia llora y vuelve a sonreír a los minutos. ¿Está Lydia jugando con todos nosotros? 

Lydia Lozano llorando tras descubrir que nadie la cree. Mediaset

Ojo, no estoy diciendo que haga un papel: en absoluto, ella sufre, llora y se desgañita por los suelos de verdad. Pero, ¿no todos los que están ahí reman hacia la misma dirección? ¿No todos están a favor de obra? Esto que le ha pasado a Lydia me lo llego a creer si viene de alguien joven e inexperto, pero a Lydia le han crecido los dientes en la tele. Cada día pienso que es más consentidora que víctima: que ha traspasado esa línea roja de forma gustosa y sabe la cuantía de ese peaje: su prestigio profesional

A ver, Lozano es una profesional que sabe lo que tiene que hacer en todo momento. Que da pena verla penar, sí, porque tiene un perfil con el que empatizas fácilmente. Pero si a mí me pasa lo que a ella y no -insisto NO- estoy de acuerdo con pasar por el aro, no paso. El que no quiere salir en la foto, no sale. El que no quiere protagonismo, no lo trabaja ni agiganta la bola, ni se hace un poli Deluxe, ni aguanta estoicamente cada guantazo verbal. No, ella no es la víctima. Eso, o que yo no entiendo nada de televisión, que puede ser perfectamente. 

[Más información: Telecinco blinda a Mónica Naranjo como presentadora: ¡de llenar estadios a asesora del amor!]

Noticias relacionadas