El 4 de mayo de 1993 fue un gran día para la televisión en España. Ni más ni menos que la consolidación del éxito de la carrera profesional de Ramón García (57 años) y Ana Obregón (64), como la pareja profesional del momento, gracias al programa ¿Qué apostamos?, que estuvo en emisión hasta junio del año 2000, y que marcó la infancia de toda una generación.

Los viernes noche de los años noventa estaban, en su mayoría, destinados a reunir cada noche a niños y adultos frente a la pequeña pantalla para ver las pruebas más arriesgadas y divertidas. ¿Quién no ha cantado alguna vez la cabecera del programa? Aquí, un trozo: 

"Si consigues alcanzar un campanario

Subido en veinte sillas a la vez

Si puedes navegar en un zapato (todo a babor)

Poniendo como vela un calcetín (viento en contra)

Si consigues sostener en un palillo

La casa donde vive tu mujer (cuidado con los niños)

Si dices que en tu coche cabe el jefe

La familia y todo un pueblo de Teruel

¿Qué apostamos? ¿Qué apostamos?

Arriesga lo imposible y no des marcha atrás

¿Qué apostamos? ¿Qué apostamos?

Cualquier cosa que inventes servirá..."

El programa '¿Qué apostamos?' se mantuvo siete años en emisión.

Nunca algo tan habitual como la ducha final de Obregón creó tanta expectación. Se trataba de la última 'encerrona' con la que se sorprendía a los espectadores después de la prueba final. Su aparente ingenuidad hacía que contase con tantos seguidores como detractores. Su forma de ser era garantía de risas y sonrisas, porque lo mismo hacía un comentario jocoso que se caía al suelo. De sobra es conocida la torpeza de García Obregón en televisión. 

Cada programa se componía de cuatro retos que diferentes grupos intentaban superar. Las pruebas eran muy variadas, y algunas bastante complejas: desde construir un gran castillo de naipes capaz de aguantar el peso de una persona, a identificar un hueso del cuerpo humano con sólo tocarlo. 

Ana García Obregón y Ramón García en una imagen de los años 90.

Pero antes de que comenzasen las esperadas pruebas, entraba el factor económico en juego. Rostros conocidos del panorama nacional e internacional acudían cada viernes al plató de TVE para apostar una determinada cantidad de dinero a favor o en contra del reto, en función de si pensaban que iban a conseguirlo o no. Además de caras nacionales, pasaron por allí numerosas caras internacionales como Sophia Loren (84) o la cantante Cher (73).

El peor momento para Anita -como se la conoce cariñosamente- llegaría con aparición de Antonia Dell’Atte (59) al programa en el año 1998. La italiana fue su 'sustituta', y esto supuso un cambio en la mecánica del formato, influyendo en el número de espectadores, que aseguraron que desde entonces "nada volvió a ser lo mismo".

Las duchas de Ana Obregón

Si al final de la noche se conseguía el reto, el famoso que apostaba se salvaba de la ducha. Pero si no se superaba, que era lo que solía pasar, alguien debía pagar por ello e introducirse en la ducha con la ropa puesta. Lo cierto es que lo más divertido de todo esto era ver a la Obregón poniendo pequeñas excusas a la voz en off del programa para librarse de acabar empapada. Cabe destacar que posteriormente esta se mostraba encantada de lucir su peinado y vestido mojados frente a los millones de espectadores que estaban pendientes del programa. Tanto si se conseguía el reto como si no, siempre había alguien que acababa metido en la ducha, ya fuese la actriz, o el mismo Ramón García. 

Ana García Obregón protagonizó las duchas más famosas de la televisión.

En el año 2008, la Forta recuperó el formato, y fueron Rocío Madrid y Carlos Lozano (56) los elegidos para estar al mando. Pero lo cierto es que su acogida por parte de los espectadores no fue la esperada, a lo que hubo que añadir los altos gastos de producción, que hicieron que desapareciera definitivamente en el año 2000.

[Más información: ¿Se acuerda de 'El gran juego de la oca'? El mítico concurso que hoy sería inviable en la tele]

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