Publicada

"Puede durar tres meses o tres años, pero no haré otro programa más", ha reconocido, en las últimas horas, el presentador Jordi González (63 años) durante una de sus entrevistas más sinceras e íntimas. Dice Jordi que ya es hora de pensar en la retirada, en decir adiós a la tele.

Despedirse, pues, de su vida profesional, jubilarse a sus 63 años. "Tengo dinero y no tengo hijos", ha asegurado el comunicador catalán en una entrevista en Diari Ara, haciendo referencia a su holgura económica y su disponibilidad para disfrutar de la vida tras una vida de trabajo.

Cuando llegue ese tiempo en que no haya proyecto que presentar, Jordi tiene múltiples e interesantes planes: "Al día siguiente iré a Japón. Y quiero aprender inglés y a cocinar. Son las cosas que me propuse cuando tenía 40 años y que todavía no he podido hacer".

El presentador Jordi González en un acto público en Madrid, en septiembre de 2023. Gtres

Huelga decir que la trayectoria de González ha estado marcada por grandes éxitos en cadenas como TVE, Antena 3 y, sobre todo, Telecinco, donde se convirtió en uno de los rostros más reconocibles de los debates y programas de entretenimiento.

En su última entrevista, Jordi ha recordado su "época dorada" en la televisión, en la que llegó a cobrar cifras millonarias y formar parte de lo que él mismo definió como “la aristocracia de la tele".

Tras superar un grave incidente de salud en 2025 que lo llevó a estar en coma durante semanas, el comunicador ha decidido que es momento de cerrar su ciclo profesional con un proyecto que considera digno epílogo: Col·lapse, un formato en catalán que le ha permitido despedirse con prestigio y buena audiencia.

Ahora, con la tranquilidad de haber asegurado su futuro económico y sin cargas familiares, Jordi González encara una etapa bellísima. En vistas de su jubilación, EL ESPAÑOL se plantea cuál es el patrimonio que sustenta al veterano y respetado presentador.

Durante su larga trayectoria en televisión, Jordi González llegó a firmar contratos de gran envergadura.

Según sus propias declaraciones, en los años de mayor éxito llegó a cobrar cerca de 120.000 euros semanales, y en algunas temporadas con Mediaset sus ingresos alcanzaron los 2,5 millones de euros por año.

El presentador catalán, durante la presentación de un programa de televisión, en 2020. Gtres

Estos acuerdos lo situaron en la élite de los presentadores mejor pagados de España, consolidando una fortuna que le ha permitido afrontar su jubilación con desahogo.

El patrimonio inmobiliario de González es igualmente notable. Posee casas en tres países, entre ellas una vivienda en Madrid con piscina y una gran cocina, además de propiedades en América y otros destinos europeos.

Su estilo de vida ha estado marcado por los viajes frecuentes, cruzando el Atlántico cada semana durante años, lo que refleja tanto su capacidad económica como su gusto por mantener residencias en distintos lugares.

A esto se suma una colección de relojes de lujo, símbolo de su afición por los objetos exclusivos.

Jordi cuenta con un patrimonio neto estimado entre 15 y 20 millones de euros después de impuestos, tras haber acumulado durante su carrera aproximadamente entre 30 y 45 millones de euros brutos.

Esta cifra se ha forjado por sueldos elevados en televisión, contratos anuales millonarios y proyectos radiofónicos y televisivos de alto nivel durante más de 30 años.

En cuanto a sus propiedades inmobiliarias, el catalán dispone de cuatro bienes inmuebles a destacar: un chalet con jardín zen y piscina en Madrid, una vivienda de lujo en Miami -donde residió durante varios años.-, una mansión en Río de Janeiro y una casa en Barcelona.

En cuanto a sus inversiones, Jordi González ha diversificado su patrimonio a través de empresas y negocios personales, aunque también ha reconocido pérdidas en bolsa en el pasado.

A nivel societario, el comunicador ostenta sociedades como Jordi González CB, con sede en Barcelona.​ En el sector inmobiliario se ha vinculado a negocios de consultoría y a la gestión de propiedades de alto nivel. Aun así, su situación financiera sigue siendo sólida.

La salud de Jordi

Jordi González, en un plató de televisión. Gtres

Hace unos meses, Jordi, siempre reservado con su vida privada, se sinceró como nunca en Semana a nivel de salud. "He estado más allá que acá. (...) He estado muy mal, verdaderamente mal", relató. Tuvo, incluso, que volver a aprender a andar.

Un drama del que, tal y como confirmó EL ESPAÑOL hace un tiempo, tan sólo tenían constancia poquísimos amigos -de esa selecta red de la que puede presumir el catalán-.

Jordi pidió encarecidamente que nada trascendiera; que si algo había que contar, sería él quien lo hiciera. Y todos lo secundaron.

"Cuando volaba a Santa Marta empecé a sentirme mal. (...) Al día siguiente, empecé a sentirme mal. (...) Un médico fue a visitarme a casa. Ese médico determinó que tenía que ingresarme urgentemente. (...) Estaba suturando muy poco oxígeno en la sangre", relató en la citada publicación.

"Me estuvieron haciendo pruebas y vieron que era a consecuencia de una bacteria. Me pusieron antibiótico en vena durante muchos días, pero la fiebre no bajaba y cada día estaba peor. Así que tuvieron que inducirme al coma. (...) Lo que yo tenía era una bronconeumonía bilateral", agregó.

Para apostillar: "La bacteria que cogí tiene un índice de mortalidad del 70 por ciento. (...) Nos llegaron a decir que estaban convencidos de que no salía adelante. Dijeron que avisara a la familia para que viajaran a Colombia para despedirse. (...) Me trajeron a España en un avión".

En el terreno de los sentimientos, Jordi nunca ha querido hablar de su vida amorosa. "En estos tiempos en que todo se mezcla y ya ni se sabe qué es cada cual, si presentador o personaje de revista, creo que perfiles como el de Jordi se agradecen", reflexionó hace un tiempo.

"¿Por qué no se entiende que no siempre hay que vender con quién duermes?". Se ha escrito algo de los posibles amores de González, pero siempre en el terreno del rumor.