La vida de la presentadora Isabel Jiménez (43 años) dio un giro de 180 grados el pasado mes de abril en lo relativo a su vida sentimental y familiar, hasta la fecha armónica, bonita y, sobre todo, discreta. El día 9 de aquel mes se hizo pública su separación matrimonial.
Isabel, nada dada a convertirse en protagonista del papel couché -ella siempre ha sido partidaria de dar la noticia y no de serlo- encaró su divorcio de su hasta entonces marido, Álex Cruz, tras 16 años de matrimonio y dos hijos en común.
Un quiebre amoroso que llamó poderosamente la atención, pues la dupla proyectaba una imagen de absoluta solidez en su historia de amor. No obstante, como pudo averiguar EL ESPAÑOL hace unos meses, a veces el amor no es suficiente para seguir unidos.
Isabel Jiménez junto a su todavía marido, Álex Cruz, en una fotografía de sus redes sociales.
No hubo ni desenamoramiento ni terceras personas. Se insistió, en la línea, que hay cordialidad entre ellos. De hecho, una revista del corazón los captó hace poco tiempo, juntos durante una escapada con amigos. Siguen siendo familia, en aras del bienestar de sus vástagos, Hugo y Daniel.
"Yo no pregunto esas cosas, pero ellos se llevan bien, de verdad", manifestó Isabel tiempo atrás. Se dijo, en esa línea, que ambos seguirían siendo familia, pese a todo. Que hay dos hijos de por medio y que por ellos se hace todo. De hecho, EL ESPAÑOL confirmó que coincidieron en verano.
Pasaron tiempo en familia, como siempre, como si nada hubiera pasado. Hoy, siete meses después, este diario puede conocer un paso clave en esta separación, que no hace sino reforzar esos caminos divergentes. Isabel ha tomado una decisión importante a nivel empresarial.
Para entender este paso determinante hay que explicar que en 2015, un año después de fundar Slowlove junto a su amiga Sara Carbonero (41), la presentadora de Mediaset constituyó, de la mano de su exmarido Álex Cruz, la empresa Con Alma y Limón S.L, domiciliada en Madrid.
Álex Cruz junto a sus hijos, en la playa.
Esta entidad está dedicada a "la coordinación y explotación de derechos de imagen, la publicación y transmisión de los mismos, visuales o por fonía, mediante la mediación entre las personas interesadas en dichas transmisiones".
Un proyecto matrimonial que en 2023 facturó 276.000 euros, agrupando un total activo de 193.000. En el momento en que se fundó, Isabel figuró como Administradora Única, mientras que su esposo por entonces y padre de sus hijos ostentaba el cargo de Apoderado.
No obstante, un mes antes de que se oficializara el quiebre amoroso, es decir, el pasado mes de marzo, hubo movimientos determinantes en el organigrama de la citada empresa. Según Investiga Pro, Isabel y Álex han roto lazos societarios, alejándolos también más allá de lo afectivo.
Por un lado, el 19 de marzo se hizo efectiva la "declaración de unipersonalidad", esto es que Isabel Jiménez pasó a ser Socia Única de la empresa. Así las cosas, desde ese día la comunicadora se convirtió en la única propietaria o accionista de Con Alma y Limón S.L.
En esa línea, días después, el 26, se revocó a Álex Cruz como Apoderado. Esa revocación implica, según quien lo sabe, que "se le quita formalmente la autorización para actuar en nombre de la empresa"
"Esa persona pierde la facultad legal de firmar, contratar o representar a la empresa ante terceros", abundan las páginas especializadas. Sea como fuere, lo que denota este movimiento es que Isabel y Álex están rematando los últimos flecos de su historia de amor.
Cordialidad y familia
El exmatrimonio posando en una imagen de sus redes sociales.
Isabel poco a poco está recolocando su vida y también sus emociones tras la ruptura. Se insiste en que, más allá de que ya no comparten el mismo techo, siguen en la línea de la unión y de la familia. Se asegura que ambos hacen todo "por el bien de los pequeños".
Llevarse bien, quedar, pasar tiempo juntos, acudir a compromisos: todo por sus hijos. Es lo primero que tuvieron claro cuando un día tomaron la determinación de caminar por separado. Fue él quien abandonó el domicilio conyugal.
"No hay marcha atrás", es la expresión que se utilizó en conversación con este diario, semanas atrás, después de comentarse que podría existir una reconciliación entre ellos.
Cuando estalló la historia de su ruptura, Isabel pasó unos días un tanto convulsos, pero explican que ahora, pasado el tsunami, se respira más tranquilidad en su vida.
No le gusta a Isabel verse en los titulares de la crónica social, y menos por una cuestión tan agridulce como la que le ocupa. Lo pasa mal porque ella entiende su proyección pública, pero desea proteger a los suyos, a las personas anónimas; tanto a su marido, Álex, como a sus hijos.
Isabel y Álex sellaron su amor en el año 2009. Ambos son naturales de Almería, por ello celebraron el enlace en dicha ciudad, rodeados de familiares y amigos. Alejandro Cruz o Álex, como lo conoce todo su entorno, es ingeniero y muy discreto.
