Si se habla de Marbella y de verano es impensable no hacerlo del gran artista que ha dado España: el inconmensurable Julio Iglesias (81 años). Es una de las grandes leyendas vivas de la música, aunque en los últimos años sobre él se ha extendido un manto de silencio.
Poco se sabe de cómo es la vida actual de Julio Iglesias, así como tampoco se conoce cuál es su estado de salud. Vive instalado gran parte del año entre República Dominicana y Bahamas, y cada verano se baraja, con ilusión, la posibilidad de que pise suelo español.
De un tiempo a esta parte, ese deseo ha adquirido intensidad, pues se ha conocido que se está construyendo una casa en Galicia. ¿Dónde está Julio este verano 2025? Al cierre de este artículo, se desconoce. Cierto es que tiene una impresionante finca de veraneo, llamada Cuatro Lunas.
Una imagen de archivo de Julio Iglesias y Miranda Rijnsburger en España.
Allí ya están disfrutando del verano su esposa, Miranda Rijnsburger (59 años), y los cinco hijos del matrimonio: Victoria (24), Cristina (24), Miguel Alejandro (27), Rodrigo (26) y Guillermo (18). No obstante, nada se sabe de Julio. Crece el misterio.
Ni una imagen, ni una aparición, ni una palabra. Mientras su familia comparte momentos de verano entre caballos, tardes de piscina y cenas íntimas, sobre Julio Iglesias solo sobrevuelan el silencio y la incógnita.
El único acto público de la familia en este verano ha sido la emotiva asistencia de Miranda y sus hijas gemelas, el pasado 18 de julio, a la gala benéfica del Rotary Club de Marbella. Una noche marcada por el recuerdo de Niccolò, el joven sobrino-nieto del artista fallecido en febrero, en la que la familia mostró su lado más comprometido y solidario.
Pero incluso en esa cita cargada de simbolismo, Julio volvió a estar ausente. Su finca Cuatro Lunas lo espera. Ubicada entre Marbella y Ojén, Cuatro Lunas es mucho más que una finca: es el gran refugio personal de Julio Iglesias.
Miranda Rijnsburger y dos de sus hijos, Miguel y Victoria, una de las gemelas.
Con más de 400 hectáreas de terreno, vistas al Mediterráneo y a las montañas malagueñas, se trata de una de las propiedades privadas más espectaculares de la Costa del Sol.
El cantante la compró en el año 2000 por 12 millones de euros a un jeque libanés y, desde entonces, la finca se ha convertido en el epicentro de su vida familiar. La finca está a nombre de su esposa, Miranda Rijnsburger, quien figura como administradora de las sociedades propietarias del terreno.
La residencia principal cuenta con siete habitaciones, ocho baños, varios salones, gimnasio, sala de juegos, capilla privada, un estudio de grabación y una impresionante bodega con más de 2.000 vinos de alta gama. A ello se suman casas de invitados, bungalows, viviendas para el servicio, zonas de celebración y dos helipuertos.
En el exterior, destacan también los jardines con árboles centenarios y exóticos, muchos plantados por el propio Julio, pistas de tenis, establos y senderos privados. La habitación principal, tiene casi 400 metros cuadrados, es una muestra del nivel de comodidad que ofrece el alojamiento marbellí.
Cuatro Lunas es también un espacio lleno de recuerdos emocionales. En Cuatro Lunas se esconden las infancias de los hijos menores del artista, y allí también tuvo lugar su boda con Miranda en 2010. Aunque Julio Iglesias reside habitualmente entre Miami y Punta Cana, Miranda y sus hijas gemelas, Victoria y Cristina, pasan largas temporadas en la finca.
Las jóvenes comparten con frecuencia imágenes del lugar en redes sociales, mostrando las estancias de esta vivienda y su lado más personal. Además, en esta casa de Julio Iglesias se han celebrado grandes fiestas privadas y galas benéficas a lo largo de los años.
En agosto de 2012, un grave incendio forestal arrasó más de 200 hectáreas de vegetación de la finca. Las casas principales se salvaron gracias a los cortafuegos y la rápida intervención de los equipos de emergencia.
Aquel episodio fue descrito por Iglesias como "el golpe más triste" de su vida, y desde entonces ha dedicado años a reforestar la zona. En una ocasión intentaron vender la vivienda pero sin éxito, porque el valor sentimental le hacía imposible su venta. Sin embargo, esta propiedad a día de hoy tiene un valor de 145 millones de euros.
