Máximo Huerta acaba de cumplir 53 espléndidos años, y lo ha hecho en un excelso momento profesional tras el lanzamiento de su última novela, París despertaba tarde, una fabulosa obra ambientada en los años 20, en París, y editada por Planeta, que promete convertirse en todo un éxito de ventas.
Tan sólo existe hoy en la vida de Máximo una preocupación, constante y adherida a él, que podría emborronar su felicidad en este dulcísimo trance: la delicada salud de su madre, Clara Hernández. A la que está profundamente unido y por la que se trasladó a vivir a Buñol, Valencia, hace un tiempo.
Clara fue diagnosticada de un tumor y, posteriormente, sufrió una dura caída por las escaleras que se complicó con el tiempo. A su lado, incondicionalmente, su hijo. "Está muy mal. Por las mañanas soy su hermano, por las tardes soy su hijo", confesó Huerta. Pero la enfermedad, como la vida, da sus treguas y el escritor ha compartido este domingo, 28, un tierno momento al lado de su progenitora.
En plena promoción de su última novela, Huerta está protagonizando diversas entrevistas en medios de comunicación. Precisamente, este domingo 28 de enero su madre ha estado hojeando una revista en la que, por sorpresa, ha aparecido su hijo. Así lo ha compartido, emocionado, Máximo.
Junto a una imagen de Clara, inmortalizada de extranjis mientras, plácidamente, lee la publicación, el escritor y dueño de La librería de Doña Leo, postea, luchando con las emociones: "Mi madre ha cogido la revista donde me entrevistan. La letra es muy pequeña, me dice. '¿Te la leo?' le pregunto".
Y agrega el también presentador: "Y después de poner voz a preguntas y respuestas se queda así, mirando la fotografía. Disimulo y capto el momento. No sé, últimamente me paso los días coleccionando recuerdos".
Las reacciones a su publicación no se han hecho esperar: "Los recuerdos son la casa del abrazo... Y las madres... Ay, las madres", "Esas uñas rojas... os abrazo a los dos", "Sigue coleccionando recuerdos, Max", "Maravilloso momento para recordar. Un beso a Clara, feliz con sus uñas rojas. Y un gran abrazo para ti", "Si fuese posible me acercaría por detrás para abrazar a tu madre, sentir la suavidad del precioso jersey que lleva puesto y mirar sus uñas rojas".
Casi todos, en efecto, resaltan el detalle de las uñas rojas de Clara. No es baladí: hace un tiempo Máximo compartió con sus seguidores que su padre nunca permitió que su madre se pintase las uñas. "Mi padre no le dejaba a mi madre pintarse las uñas, ni vestirse de rojo. Jamás lo hizo. Anoche quise darle la vuelta al destino y a la vida que nos queda", publicó en diciembre de 2022.
"Y se las pinté de rojo con un frasquito que regalaba una revista mensual. Del rojo que nunca pudo. Y ahora se mira diciéndome lo bonitas que le quedan. Y yo le digo, feliz, que sí", apostilló. Clara Hernández, en palabras de su propio hijo, siempre ha sido su mayor fan y antes de que la enfermedad se lo impidiera ella leía todos sus libros. No obstante, ya su anterior obra, Adiós, pequeño, no pudo leerla.
"Mi madre enfermó y después sufrió una caída. Ella me contaba momentos vividos. Y yo sentí la necesidad de parar con la novela, y empezar a escribir sobre cosas mías mientras cuidaba de mi madre junto a su cama. No pensando en publicarlas, pero al final lo hice y gané el premio Fernando Lara 2022 con Adiós, pequeño", ha manifestado recientemente Máximo en EL ESPAÑOL.
Huerta es hijo único y se ha volcado en su madre para darle mayor alegría el tiempo que el destino lo permita. "Me fui a vivir a Buñol para cuidarla y sobre todo para no tener una pena de futuro. Quiero morirme tranquilo y que ella haga el viaje feliz", comentó Máximo, que ahora, como cuidador, también sufre las consecuencias de las enfermedades de su madre.
"Envejecer es una auténtica putada para el que envejece y para el que lo ve alrededor", reflexionó. "Envejecer es acostumbrarse a perder. Pierdes amigos, pierdes vista, pierdes la talla... Perder es sólo para valientes. Yo no sé si soy tan valiente como me creo. No por mí, por los demás. Me cuesta ser lo suficientemente fuerte para cuidar", añadió en El Hormiguero.
Fue en la Navidad de 2020 cuando Máximo Huerta habló por primera vez de la salud de su madre. "Ha estado en una burbuja en la que he estado cuidándola", explicó entonces al hacer balance sobre su último año. En ese momento también aprovechó para pedir un deseo para el pasado 2021: "Que el tumor vaya bien, que no sea nada malo... No le pido nada más, me da igual todo".