Este sábado, 16 de diciembre de 2023, se cumplen 15 días de aquella mañana, tan soleada como aciaga, en la que se iba a celebrar una multitudinaria boda en Jerez de la Frontera, de cerca de 500 invitados: la que uniría para siempre, bajo los ojos de Dios, al diestro Juan Ortega (33 años) y la cardióloga Carmen Otte (31).

Enlace que, como España y medio mundo conoce, no tuvo lugar porque el novio, asaltado por las dudas, plantó a su razón de amor dos horas antes. En estos días no sólo se ha vertido en televisión, y en diferentes medios de comunicación, información incesante de la pareja, también se han convertido en protagonistas involuntarios los amigos más próximos a ambos y, sobre todo, sus familiares.

El padre de la novia, Miguel Ángel, ha sido inmortalizado por la calle, perdiendo los nervios ante las preguntas de los periodistas asfálticosEL ESPAÑOL pudo conocer que Carmen está molesta porque a su progenitor "se le está obligando a hablar como si fuera un personaje", en palabras de su entorno. No obstante, de los padres de Juan Ortega apenas si se conocen detalles de cómo están viviendo este doloroso trance. 

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El torero Juan Ortega en una imagen tomada en la Feria de San Isidro, en Madrid, en 2019. Gtres

El progenitor del diestro sevillano cuenta con un gran nombre y reconocimiento tanto en Checa -Guadalajara-, donde nació, como en Sevilla, donde se hizo un nombre como ganadero. Jacinto Ortega Ruiz es el padre de Juan, el que estaba llamado a ser el suegro de Carmen Otte. Un hombre, describen a EL ESPAÑOL, "con un fuerte sentido del trabajo y de la dignidad". 

Ortega Ruiz y su esposa son los pilares en los que se está apoyando en estos días Juan Ortega. El torero siempre ha tenido en su padre a su mayor guía y referente. "Juan ha llegado donde está por los consejos de su padre", opina, categórica, la fuente que se consulta. Los padres del torero no quieren aparecer en el papel couché por el escándalo que ha envuelto a su hijo: "Ni opinan ni opinarán". 

La vida de Jacinto Ortega Ruiz merece ser contada y está plagada de tesón y mucho trabajo. También de pasión. Gran parte de su emocionante trayectoria la reflejó Jacinto en su libro, La vereda que viví. Ortega Ruiz es una de las personas que más conoce, sabe y entiende de trashumancia

Jacinto nació en Checa -lugar donde se ha rumoreado que, el pasado puente de diciembre, Juan se refugió tras la tormenta-, y pasó allí su infancia y juventud. Aunque hace más 40 años que se trasladó a vivir a Sevilla, ejerciendo su profesión de ingeniero de montes en la Diputación Provincial de esa ciudad, Jacinto visita su pueblo, Checa, varias veces al año y se siente un checano más

La familia del padre de Juan Ortega siempre ha estado muy ligada al mundo de la ganadería y, desde muy joven, su abuelo paterno, llamado como él, Jacinto, practicaba la trashumancia con rebaños de ovejas. Hay que remontarse al año 1914, cuando el bisabuelo de Juan Ortega compró sus primeras vacas bravas. Pocos años después de esta compra, los toros trashumaban delante de los rebaños.

Con el paso de los años, al mismo tiempo que crecía como ganadero, se casó y nacieron sus hijos, a los que les encantaban las historias que contaba su padre sobre la vereda, y su mujer le animó a escribirlas.

"Al principio no lo tomó en serio, pero empezó a enredar escribiendo alguna cosa. Se dio cuenta que disfrutaba mucho haciéndolo. Con ayuda de una rudimentaria libretilla, donde cada noche hacía un pequeño resumen de la jornada, fue ordenando sus recuerdos", informó en su tiempo el Diario Informativo de Orihuela del Tremedal. De este modo, nació el libro La vereda que viví

Jacinto desveló a ese citado medio que lo escribió pensando solamente en sus hijos, su mujer, su familia y algunos amigos. "Este pasado trashumante y la pasión por el toro bravo, se ha trasmitido de generación en generación en la familia de Jacinto, y se ha visto culminado hoy en su hijo Juan Ortega, matador de toros, del que la gente habla muy bien. Desde pequeño la idea de ser torero le rondaba por la cabeza", desvela este periódico. 

Se añade, sobre Juan: "En 2010 se vistió de luces por primera vez en Arnedo, alternando con López Simón y Ángel Giménez. En mayo de 2011, debutó con picadores en la Feria de Córdoba. El premio Oreja de Oro Calerito fue a parar a sus manos como novillero triunfador. En septiembre de 2014 recibió su alternativa de manos de los maestros Enrique Ponce (52) y José María Manzanares (41) abriendo la Puerta Grande de la Plaza de Toros de Pozoblanco".

Ese es el vínculo que une a Juan con Enrique Ponce: esa alternativa. El de Chiva fue el padrino taurino de Juan, y éste, por consiguiente, su ahijado. Una suerte de lazo o maridaje que los unirá por siempre. Le consta a este medio que ambos toreros han sabido forjar con el paso de los años algo parecido a la amistad, y el contacto entre ellos es frecuente

Juan, centrada en el toro

Juan Ortega toreando en una fotografía tomada en noviembre de 2017.

Ortega busca silencio y concentración. Sólo tiene un objetivo y en estos momentos -por salud mental primero, y por profesionalidad después- no quiere desviarse ni dejarse arramblar por la marejada mediática: su regreso a los toros, que está fechado para el mes de febrero de 2024.

La gran reaparición de Juan será en el marco de la Feria de San Blas y la Candelaria de Valdemorillo. Según detallan a este medio, el sevillano ya está entrenando duro y "súper centrado" en su profesión. Insisten a este medio que no habrá ningún tipo de comunicado oficial ni por parte ni él ni, mucho menos, en el caso de Carmen Otte.