Tras la cancelación de la boda de Tamara Falcó (40 años) con Íñigo Onieva (33), otra historia de desamor ha copado el ámbito de la prensa rosa. Carmen Alcayde (49) anunció por sorpresa en Sálvame que se había separado de su marido, Eduardo Primo Arnau, después de 30 años de relación.

Encontró consuelo en su fiel amigo Jorge Javier Vázquez (52), con quien alcanzó su máxima cota de popularidad en Aquí hay tomate (2003- 2008). "No nos sobrábamos, pero no nos complementábamos", especificó la periodista tras mostrar que no lleva el anillo de casada. De momento, Eduardo permanece en silencio.

Siempre se ha caracterizado Arnau por ser una persona tremendamente discreta y responsable que le ha dado alas a su esposa para que se realizara profesionalmente. Lo suyo parecía de cuento. Ambos estudiaban en el mismo campus universitario donde se conocieron en 1993 en la facultad de Periodismo de Valencia. No hicieron falta muchas explicaciones.

[Carmen Alcayde se divorcia tras 30 años de relación y tres hijos en común]

Entre los dos surgió la química necesaria para que se convirtieran en pareja. Carmen lo tenía tan claro que cinco años después le comentó a su novio que deseaba casarse y tener hijos, pero Eduardo no estaba por la labor. Todavía era demasiado joven para adquirir todas estas responsabilidades. Quería exprimir la noche, salir con amigos, no deseaba ataduras… Así que Carmen y Eduardo decidieron tomarse un respiro hasta que en 2001 se dieron cuenta de que no podían vivir el uno sin el otro.

Aquel impasse de tres años les demostró que lo suyo era indivisible. Muchos años después Dinio (44) culpó a la presentadora de haberse liado con él en la discoteca en la que trabajaba cuando estaba comprometida. Carmen lo negó. Erre que erre ella seguía insistiendo en el matrimonio, pero Eduardo no decía ni mú. Así que Carmen se lo pidió

A pesar de sus reticencias, él se encargó de los preparativos porque a ella le comía el tiempo el programa Aquí hay tomate. El 11 de julio de 2003 llegó el gran día en la ermita de Santa Bárbara en Rocafort (Valencia) que, sin embargo, quedó algo empañado por la añoranza, ya que el padre de la joven había fallecido cuando ésta contaba con un añito.

A pesar de que Eduardo siempre ha sido muy discreto, aceptó que las cámaras reflejaran en revistas y programas de televisión su gran momento. El sumun de su amor se reflejó en el nacimiento de sus tres hijos, Carmen Lucía (13), Eduardo (12) y Olivia (8). Esta última se llamó así por decisión paterna. Eduardo nunca quiso abandonar la comunidad valenciana.

Estar cerca del mar siempre ha sido una necesidad vital para él. Entendía que su esposa viajara a Madrid por motivos laborales, así que ambos acordaron asentar el hogar familiar en Valencia. Mientras ella ejercía como periodista, escritora, influencer e imagen de marcas, Eduardo también tocaba diferentes palos. Durante cinco años fue gerente en L’Espresso Café (1997-2002) y al año siguiente trabajó en producción de cine.

Sin embargo, el grueso de su trabajo estuvo vinculado desde el 2004 a su ya exmujer. En 2004 fundaron One 11 One, dedicada al sector de los medios de comunicación donde también ejerció como gerente hasta el 2019. Paralelamente, entre 2008 y 2020 tuvo los cargos de gerencia y administrador solidario en Caredú Financial Investments, una sociedad limitada que prestaba servicios artísticos, literarios, musicales y periodísticos.

Allí pudo aplicar sus conocimientos de cine, guion, dirección, edición y dirección de actores que había adquirido en la Escuela de Cine Metrópolis. Además, su formación como relaciones públicas y secretariado internacional en la Escuela de la Empresa le ayudaron a que ambas empresas fueran muy rentables. Al empresario nunca le han gustado los focos. Ser famoso es algo que le ha horrorizado, pero no por ello ha dejado de apoyar a su esposa en todos los proyectos que le ofrecían.

De hecho, en una entrevista para la revista Semana confesó que "detrás de mi éxito hay mucho de él porque en casa es muy crítico, no me deja ir por derroteros que no me convienen, sus consejos son siempre buenos". No en vano, durante un tiempo fue su representante, quien negociaba los contratos.

El hoy exmatrimonio el día de su boda. Gtres

Lo que siempre ha destacado Carmen sobre su exesposo es que a los dos les gustaba reírse continuamente, sabían cómo evitar la monotonía, la química sexual era maravillosa y les encantaba mantener conversaciones durante horas. Y, por encima de todo, Eduardo siempre ha sido un hombre con los pies pegados a la tierra, lo que ha permitido que Carmen no metiera la pata y no se creyera nada del éxito que tenía.

Era consciente de que la fama era pasajera. En lo personal, a Eduardo le da cierto reparo si le reconocen por la calle, ya que ha protegido su libertad. Cuando la pareja aun estaba enamorada, Carmen le ponía por los altares. "Me enamoró que es muy buen tío, tiene un gran corazón y también es un hombre que sabe estar en su lugar. Lo valoras porque él se valora. Y es muy cómplice. Compartimos la misma manera de ver la vida, la educación de nuestros hijos", admitía en uno de sus posados para la citada revista.

Eduardo nunca ha hecho reportajes junto a Carmen, ni tan siquiera aparece en sus redes sociales, pero hizo una excepción el día de su casamiento. Desde el 2014, es gerente de Solo Ksa, dedicada a la promoción inmobiliaria.