Era el heredero del imperio hostelero de su padre, el empresario madrileño Pedro Trapote (80 años), pero rehusó seguir sus pasos. Pedro Luis Trapote lo tuvo claro desde el primer momento: su gran afición al toro bravo pudo más que los negocios familiares. Así que dejó Madrid hace años, para irse a El Castillo de las Guardas. Allí, en la finca de los Tinahones que había pertenecido a Antonio Ordóñez, montó su emporio taurino alejado de las discotecas y negocios de restauración de su progenitor.

Cuando le preguntaban por esta decisión, el hijo mayor de los Trapote, hablaba de que para él era "una carrera de fondo sin pretensiones". Y fue precisamente de la mano de su padre, el empresario Pedro Trapote, conocido por ser el dueño del Grupo Trapote, que engloba el Teatro Barceló, Joy Eslava y las Chocolaterías San Ginés, de donde sacó la afición al toro. El vallisoletano también quiso inculcarle la pasión por el mundo taurino, que un día le inculcó también su padre y llevaba a su hijo de la mano a las corridas.

Pedro Trapote Mateo en una imagen de archivo. Gtres

Pedro no se cansaba de decir a su amigo que no tenía prisas, porque lo de la ganadería era su pasión personal, pero no su medio de vida. Una vida que se le ha esfumado mientras dormía en la cama de su habitación, sin saber por qué. El empresario taurino, de 54 años, se encontraba mal durante los últimos días, y para descartar ninguna sorpresa acudió al hospital de Sevilla para ser atendido. Quería que descartaran que sus "dolencias estuvieran relacionadas con la Covid-19". Al sentirse mejor en el centro hospitalario, decidió irse a descansar a su finca. Los médicos consideraron que no necesitaba hospitalización. Fue este pasado miércoles cuando le encontraron sin vida en su cuarto, según ha podido confirmar JALEOS, de fuentes cercanas a la familia. La causa de la muerte es un paro cardíaco. Familiares y amigos se han trasladado a Madrid para asistir al funeral en el Tanatorio de San Isidro.

El llanto de sus dos hijos

Una trágica pérdida que ha afectado a toda la familia y, en concreto, a sus dos hijos, Jacobo y Pedro. Los mellizos que tuvo con Diana Dominguín. Ambos habían felicitado a su padre por su cumpleaños el pasado día 7 de abril, este mismo mes. Nunca se hubieran imaginado la noticia que les dieron de buena mañana. Los hijos de Pedro Trapote Mateo viven en Madrid donde reside su madre. Jacobo estudia doble grado de ADE en la Universidad Francisco de Vitoria, y Pedro cursa en el King College. Diana Dominguín está muy orgullosa de ellos, como lo muestra en redes sociales, haciendo marcas con los nombres de sus pequeños. Pedro y Diana se separaron hace años y la Dominguín rehizo su vida junto a Jacobo Reguera.

Diana Dominguín en una imagen de su página web sobre su trabajo como coach.

Antes de eso, eran muy conocidos los veranos en Marbella, donde a Diana y a Pedro se les veía en fiestas, siempre acompañados por la que fue un bastión de la época dorada de la ciudad: Mae Dominguín, la exsuegra del fallecido. El matrimonio duró poco. Cuando Jacobo y Pedro cumplieron los dos años, la pareja se separó. El divorcio no fue nada fácil. El mismo Pedro lo reconocía: "Nada fue fácil hasta que Diana me pidió que dejásemos atrás nuestras diferencias por nuestros hijos y me pareció la mejor manera para los dos". Así que por el bien de los niños, la pareja decidió tener una relación cordial. Jacobo y Pedro se llevan fantástico con Jacobo Reguera, tanto es así que uno de ellos en la boda de su madre en La Muñoza, cuando se casó se vistió igual que Jacobo, el ya marido de Diana. Los niños, muy en su papel, acompañaron a su madre e hicieron junto a ella la entrada nupcial.

Pedro, el mayor

El empresario Pedro Trapote ha tenido una agitada vida sentimental. Cinco mujeres en su vida y con la primera nació Pedro Luis. Su quinta esposa, Begoña García Vaquero, traería al matrimonio al último vástago de la dinastía Trapote: Gonzalo. Pablo, Sergio y Cristián son los otros tres varones. El vallisoletano nunca tuvo hijas y esperaba que alguno de sus hijos, que ahora mueven sus negocios, hubiera sido torero. Así lo contaba en una charla que JALEOS mantuvo con él, que una de las frustraciones que tenía era no haber sido torero.

Así que su hijo Pedro Luis, le dio muchos placeres con su arte de ganadero. Trapote llegó al mundo de la noche gracias a un gran amigo, Eugenio Srulovic, con el que se asoció y empezó con Joy Eslava comprándosela a Luís Escobar por 100 millones de pesetas. Ahí empezó todo. Pero lo más grande se lo dio su hijo Pedro, que ya no está y con el que no volverá a dar capotazos en su finca sevillana.

[Más información: Muere Pedro Trapote, el hijo ganadero del empresario madrileño, a los 54 años]

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