Este pasado domingo la sombra de la marcha de Cristiano Ronaldo (33 años) era alargada en el Camp Nou y, según algunos, se hizo notar en el Clásico. Ese día el que más temblaba -o debería- era Julen Lopetegui (52) que veía como su despedida se fraguaba tras una goleada del F.C. Barcelona al Real Madrid. El entrenador ya ha dicho adiós al club blanco y entonces, suena con fuerza un nombre para sustituirlo: Antonio Conte (49). Sin embargo, por el momento no hay nada decidido porque las negociaciones no avanzan con la fluidez esperada y el acuerdo se resiste a llegar. Pero Conte resultaría un fichaje curioso ya que precisamente vivió su época dorada como jugador y más tarde como entrenador en la Juventus -donde ahora milita CR7- y no está dispuesto a que en la capital nadie 'le tome el pelo'.

Conte sabe lo que es coger un equipo desmoronado y 'salvarlo'. Lo hizo con la Juve tras años de sequía y lo logró en su último club, el Chelsea. Sabe ver dónde hay lagunas y entonces hace crecer el éxito. Curiosamente así ha ocurrido también con su cabellera, que de no haber apenas nada de pelo en su época de jugador ha pasado a tener una cabellera envidiable; eso sí, todo fruto de una intervención de microinjertos. Desde entonces, presume de 'movimientos de melena' en cada partido al que acude, y es que resulta imposible no mirarle por su continua actividad gestual, algo por lo que Mourihno le calificó como "payaso de la banda" -Antonio le replicó llamándole "demente senil"-.

Pero Conte es mucho más que un pelo brillante y frondoso. Es un líder rotundo y con las cosas claras. Impone sus reglas desde el principio y si hay una obsesión que le ha acompañado toda su carrera esa es la alimentación. Busca que sus jugadores tengan 'hambre' de victoria y por eso elimina de sus dietas cualquier comida copiosa que 'sacie' ese ansia de ganar. Nada de pastas, helados o dulces, dieta light que les deje el estómago medio vacío para hincar el diente al gol en el campo.

Conte y su mujer, muy acaramelados en la playa junto a su hija. Gtres

Sin embargo, lo que jamás restará de su vida es el amor hacia sus "dos mujeres": Elisabetta y Vittoria. La primera es su esposa con la que lleva 20 años. Se dieron el 'sí, quiero' en junio de 2013 y en esa boda estuvo presente su única hija, Vittoria; que ya es preadolescente.

Elisabetta Muscarello nunca fue de las WAG o mujeres de entrenadores que van cada fin de semana a la grada o tribuna a ver a su pareja en plena acción futbolística. La italiana es discreta, aunque suele dejarse ver en los partidos más importantes para mostrar apoyo a su marido y lo hace, además, en compañía de su hija pequeña. Ambas suelen ir ataviadas con la equipación del club en el que milite Conte e incluso se pintan la bandera en su rostro.

Pero hubo un día en el que Elisabetta no pudo pasar desapercibida en el estadio. Ocurrió en mayo de 2017. En una de esas raras ocasiones en las que la mujer de Conte acudió a Stamford Bridge después de que el Chelsea ganara el título y se convirtió en la protagonista de la grada y en el foco de atención más intenso de la jornada. Los asistentes al encuentro y fans de su marido comenzaron a corear el nombre de Antonio Conte y ella no pudo contener las lágrimas. Su gesto de emoción fue portada de los diarios al día siguiente.

Elisabetta, llorando en la grada de Stamford Bridge. Redes Sociales

A la mujer del posible nuevo entrenador del Real Madrid no le gustan las mudanzas. Por este motivo se resistió a trasladar su hogar a Reino Unido cuando su marido cambió la Juve por el Chelsea. Seguía viviendo en Italia con su hija mientras Conte residía en Inglaterra por trabajo. Sin embargo, para la última temporada del italiano en el equipo inglés Elisabetta cedió a la mudanza para estar al lado de su esposo.

En España, no obstante, podrían disfrutar del mismo Mediterráneo y del clima cálido que en su amada Italia. Podrían gozar de días de sol y playa, el plan preferido de toda la familia como demuestran cada vez que los primeros rayos de Sol se asoman por el sur de Europa. Si finalmente es el elegido por el club, ¿harán esta vez los tres las maletas para instalarse en Madrid?

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