A las 8.00 suena el despertador. Ignacio González (57 años) abre los ojos en la misma cama de la parte baja de la litera en la que duerme desde hace medio año, justo el tiempo que lleva en el módulo 1 de la prisión madrileña de Soto del Real (Madrid), en la que ingresó el pasado mes de abril por seis delitos de corrupción. Sin embargo, el de este jueves no es un día cualquiera: cumple 57 años, pero lo celebrará solo. Los primeros tres meses y medio compartía celda con su hermano Pablo, hasta que éste salió de la cárcel previo pago de una fianza.

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Tras desperezarse y someterse al recuento, González se desplaza hasta el comedor para tomar un café con leche acompañado de pan con mantequilla y mermelada y de unas galletas. Es el desayuno estándar y suele durar media hora, después de la cual el expresidente de la Comunidad de Madrid vuelve a su celda para recogerla y quizá para ver un poco de aquella televisión de 22 pulgadas que tanto él como su hermano adquirieron en el economato durante los primeros días de ingreso a un precio de 201 euros. Hasta las 10.30 no podrá salir al patio para pasear, aunque en ocasiones prefiere dedicar este rato libre de las mañanas a jugar a la petanca, al pádel, a leer o a hablar con su abogado.

Ignacio González habla a menudo con sus abogados. Gtres

Casi a la misma hora, su padre, Pablo (91) estaba citado a declarar dentro de la pieza en la que se investiga un supuesto blanqueo de capitales del expresidente madrileño. Sin embargo, el progenitor no acudirá porque, debido a su delicado estado de salud, su declaración se adelantó a principios de septiembre. 

Quienes sí acudieron a los juzgados fueron la mujer y las sobrinas de Ignacio González. Lo hicieron la pasada semana en calidad de imputadas por presunto blanqueo de capitales, algo que previsiblemente ha incidido en que el expresidente viva uno de los cumpleaños más amargos de su vida.

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Ignacio González junto a su mujer, Lourdes Cavero. Gtres

Para el almuerzo, previsto para las 13.30 horas, no le espera nada extraordinario, tal y como confirman desde Instituciones Penitenciarias a JALEOS. "El cumpleaños de un preso es un día como cualquier otro. Hay 2.000 internos y no se valora ese dato privado. Nada de tartas ni de visitas especiales que no estén dentro de lo programado", confirman. Un primero, un segundo y una fruta de temporada componen su menú diario, cifrado en unos tres euros, y que únicamente se complementa si el preso en cuestión hace uso de su pecunio de cerca de 100 euros semanales en el economato de la prisión, en el que puede adquirir desde embutido y café hasta bombones Ferrero Rocher (6,50 euros) y puros Cohiba (11,99). 

Por ello, en el caso de querer celebrar de algún modo especial el día de su 57 onomástica, tendrá que hacerlo por su cuenta, ya que la dirección de la prisión no puede estar pendiente de los 2.000 cumpleaños de los distintos internos, tal y como aseguran a este medio. De ahí que los bombones o los puros sean el único recurso que le queda a González para hacer de su día algo diferente.

Tras descansar de nuevo en la celda, Ignacio González vuelve a disfrutar de tiempo libre entre las cuatro y media y las ocho y media de la tarde. En este tiempo aprovecha para realizar llamadas telefónicas, escribir cartas, ir al gimnasio, a misa o al patio de nuevo. Entre las nueve y media y las diez de la noche se somete a un recuento similar al de la mañana. González culminará así el día de su cumpleaños, del una forma muy similar al resto de los casi 180 días que lleva interno.

Ignacio González pasa su primera noche en Soto del Real

Las rutinas forman parte de su día a día, por lo que González no vivirá este jueves como un día especial, sino más bien como el día de la marmota. Así ha ocurrido con otros compañeros de profesión que también pasaron por la misma prisión. Políticos, empresarios y banqueros de renombre como Luis Bárcenas (59), Miguel BlesaMario Conde (68), Sandro Rosell (53), Francisco Correa (61), Ruiz MateosÁngel María Villar (67) y su hijo y Gerardo Díaz Ferrán (74) y su hermano han sido algunos de los ilustres presos de Soto del Real que, como González, se han sometido al estricto régimen de vida de la cárcel. De hecho, todos ellos tuvieron que leer el mismo catálogo, facilitado por Instituciones Penitenciarias y al que ha tenido acceso este medio, para conocer las normas y organización del centro en cuestión.