Si existe en este país una familia acostumbrada salir en los papeles esa es la familia García Obregón. Acostumbrados a protagonizar desde los años 70 las páginas salmón de los periódicos, la eclosión del fenómeno Ana Obregón (62 años) –la bióloga interdisciplinar más conocida del país–, les catapultó definitivamente las páginas rosas de la revistas del corazón.

Desde entonces, y durante muchos años, todo lo relacionado con la familia Obregón era noticia. No hay que olvidar que, al margen de la figura de Ana Obregón, su padre, Antonio García Fernández (91), era uno de los grandes constructores de la capital. De hecho, fue el encargado de levantar La Moraleja, la exclusiva urbanización a las afueras de Madrid en la que se instalaron las grandes fortunas de la capital: empresarios, futbolistas, famosos…

Hoy todo aquello, incluida la fama y el éxito de Ana, toca fondo. La crisis de 2011 dio al traste con el imperio inmobiliario del clan, teniendo que dar la suspensión de pagos en varias empresas que les llevó a los juzgados, y teniendo que responder a las deudas con su patrimonio, por lo que tuvieron que vender, entre otras cosas una de sus más preciadas obras de arte: Las tres hermanas en la playa, de Joaquín Sorolla y Bastida, que es subastada por la casa Sotheby’s en Londres.

De los juzgados a los hospitales

Ana Obregón, a su salida de la clínica. EL ESPAÑOL

Acuciados por lo acreedores en lo económico, la familia vive aquejada por los achaques de salud del patriarca. Precisamente, el viernes pasado veíamos a Ana Obregón a las puertas del Hospital Ruber Internacional de Madrid acompañando a su padre Antonio García en una de las muchas visitas que últimamente realizan al hospital para atender los problemas renales que desde hace tiempo aquejan a su padre.

Como se puede comprobar en las imágenes exclusivas de JALEOS, Antonio García llegaba a primera hora de la mañana a la clínica ayudado por unas muletas y apoyado en la propia Ana Obregón. Junto a ellos, la cuidadora y el chófer familiar. Una visita que sirvió para que al patriarca del clan le practicaran varias pruebas durante toda la mañana. Abandonaron el centro médico pasadas las 15:30 horas. Un nuevo achaque que viene a sumarse a los sufridos hasta el momento por el patriarca del clan que el pasado 18 de febrero cumplió 91 años. Este el último de una larga lista:

-En julio de 2016 sufre un accidente casero al tropezarse y caer rodando en una de las escaleras de su vivienda en Madrid.

-En febrero de 2017 tiene una infección renal que le obliga a permanecer ingresado en el hospital varios días.

-En marzo de 2017 Antonio vuelve a ser operado, en este caso por causas desconocidas. El constructor ingresaba de nuevo en el Hospital Ruber Internacional para someterse a una nueva cirugía. Ana, daba explicaciones bastantes vagas respecto al motivo de su operación: “Solamente vamos a decir que la operación ha salido bien, pero del tema no vamos a hablar, lo mantenemos en la intimidad“, se limitó a decir.

Más gravedad ha revestido en los últimos tiempos el estado de salud de su madre, Ana Obregón Navarro. Ana tardará en olvidar el susto sufrido a consecuencia de su salud en julio de 2015. Su madre sufría un ictus teniendo que ser hospitalizada durante 22 días en la Clínica Rotger, en Palma de Mallorca. La matriarca del clan necesitó atención durante meses para recuperarse, al parecer, sin secuelas.

Pero los achaques en lo que se refiere a las finanzas de la familia han sido aún más agudos que los de la salud, siendo aún a día de hoy de pronóstico reservado. La familia se ha visto obligada a extinguir 17 de las 24 empresas del emporio familiar. Nueva Inmobiliaria Española, sociedad de la que Ana es accionista, arrancó el 2017 en concurso voluntario de acreedores, causa que lleva el Juzgado Mercantil Número 6 de Madrid. Dicha compañía cerró el ejercicio de 2015 con números negativos. En las cuatro empresas que siguen activas, las pérdidas rondan los 11 millones de euros en las cuentas de 2015.