Su pelo negro, sus ojos marrones y su 1,86 metros de altura cautivaron hace un par de meses a Celia Fuentes, la influencer y modelo encontrada muerta en su domicilio la pasada semana. La joven, una persona que lo vivía todo -lo bueno y lo malo- con mucha intensidad, tal y como relataron a este medio algunas de sus amigas, se había enamorado de Alejandro Lillo (21 años), un alicantino afincado en Barcelona que compartía profesión con Fuentes. Era modelo e influencer, aunque no precisamente en este orden.

De hecho, Lillo fue descubierto en Instagram y comenzó a hacer sus pinitos en el mundo de la moda. Había estudiado en el Instituto alicantino de Educación Secundaria Francisco Figueras Pacheco, y se había matriculado en la Universidad Miguel Hernández, en el municipio de Elche. Pero su pasión siempre había sido la moda y quería demostrar su vena más creativa. De ahí que en 2015 se mudara a la Ciudad Condal, mientras su hermana Paula permanecía en Alicante estudiando Arquitectura en la universidad de dicha localidad.

Alejandro Lillo, junto a sus padres y su hermana RR. SS.

En cuanto a sus padres, Salva y Lolason curiosamente muy activos en las redes sociales. El progenitor, que ha trabajado en el Sporting Club de Fútbol Plaza de Argel (SPA Alicante) en el equipo femenino, suele utilizar su perfil personal para presumir de hijo modelo, a quien muestra orgulloso en muchos de los posados y campañas que Alejandro ha protagonizado. Por su parte, su madre ha desempeñado su labor profesional a las órdenes del chocolatero Fran Segura.

Precisamente en Alicante, concretamente en su domicilio familiar ubicado en el barrio de Benalúa, se ha refugiado Alejandro estos días. Cuando sucedieron los hechos, el pasado martes por la noche, el modelo se encontraba trabajando en Londres, según ha confirmado la directora de la agencia de modelos Kara, una de las que trabaja con Lillo. A la mañana siguiente puso rumbo a Barcelona y, rápidamente, regresó a Alicante, donde ha permanecido durante estos días mientras trataba de continuar con sus compromisos profesionales. "Cuando hablamos el miércoles por la tarde, su actitud era completamente normal. De hecho, no mencionó absolutamente nada sobre lo que había ocurrido". Tampoco le notó afectado Pedro, de la agencia Trend Model Management, quien asegura no saber dónde está su representado en estos momentos.

Aunque él nunca ha reconocido la relación sentimental que le mantuvo unido a Celia Fuentes durante un par de meses, en parte quizá para que el suceso no influyera en su trabajo ni afectara a sus casi 370.000 seguidores, lo cierto es que existen evidencias gráficas de algunos de los viajes que ambos compartieron. 

Así, a mediados del mes de agosto, coincidiendo con la festividad de la Virgen de la Paloma y de la Asunción, Celia y Alejandro volaron a París. Allí se fotografiaron por separado desde el Puente Alejandro III con la Torre Eiffel como fondo e incluso visitaron Disneyland Paris. La romántica escapada había despertado tal ilusión en la modelo e influencer que decidió presumir de viaje -y de nueva pareja- en su perfil de Whatsapp para que todo aquel que tuviera almacenado su número de teléfono fuera testigo de esta incipiente relación que apenas llevaba una semanas fraguándose y de la que apenas existían fotografías en las que aparecieran juntos.

Lo más llamativo es que ambos se hicieron eco del viaje pero por separado, aunque los dos daban pistas sobre la compañía. Lilló colgó varias instantáneas bajo el epígrafe enamorado, al que acompañaba un corazón. Por su parte, Fuentes aseguraba que sólo le faltaba el príncipe para sentirse como una princesa.

En cualquier caso, para Celia el viaje venía a dar carta de oficialidad al idilio y así se lo hizo saber a sus amigas más íntimas. Por eso le afectó tanto cuando Alejandro decidió poner punto final a lo que para él distaba de ser una relación seria y formal. La ruptura supuso todo un jarro de agua fría para Fuentes, que comenzó a confesarse con su entorno asegurando que le habían roto el corazón. La tristeza de la que ya había hecho gala en los últimos tiempos debido a la presión del complicado mundo de las influencers volvía a resurgir y se evidenció aún más cuando descubrió que su enamorado la había bloqueado en sus redes sociales.

La frágil personalidad de Celia, unida a la dictadura de los likes y la moda conformaron un cóctel explosivo al que acabó sumándose el desengaño amoroso. El cúmulo de factores llevó a la modelo e influencer, de carácter extremadamente sensible, a tomar la drástica decisión que puso fin a su vida.

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