Jordi Cruz (38) y Josep María González Simó (75) forman un tándem de éxito en el sector gastronómico. Mientras el primero se ocupa de los fogones y acapara el foco mediático, el segundo se hace cargo de los números. Cuando esta semana se ha desatado la polémica porque Jordi Cruz defendiera el aprendizaje de los becarios sin remuneración en los restaurantes de alta gastronomía, todas las críticas han ido a parar al chef que, aunque es el director de la cocina de ABaC, no es el responsable del negocio, con unos beneficios anuales de casi 1 millón de euros. 

Josep Maria González Simó durante una entrevista para TVE en 2014.

Quien pone el dinero es un hombre discreto y exigente al que pocos reconocerían por la calle a pesar de que encabeza una de las empresas familiares hosteleras más importantes de Barcelona, ABaC Group. Una posición que ha alcanzado gracias a su apuesta por la alta gastronomía en los hoteles ABaC, Cram, The Mirror y Park, y sus respectivos restaurantes ABaC, Angle, A Tempo y Ten´s, que dirige Jordi Cruz. El precio de los menús de este restaurante están entre los 135 y los 155 euros, con una bodega de más de 1.000 referencias. Para elaborarlos hace falta mucho personal y materias primas de primera calidad, por lo que el servicio de cocina no da grandes beneficios al grupo empresarial, aunque es su seña de identidad y calidad. De ahí que David, uno de los concursantes de Masterchef que hizo prácticas con Jordi Cruz, saliera en su defensa estos días y afirmase que "la remuneración es lo que tú aprendías. Es una oportunidad la que ellos te ofrecen".

Jordi Cruz durante un festival de tapas de Barcelona en 2016.

Jose María González Simó sabe muy bien lo que significa ser becario y no cobrar ni un euro, porque él mismo empezó así su carrera. Sus abuelos tenían un hotel-fonda en Lleida, muy cerca de la estación de tren, y fue allí donde comenzó a trabajar como camarero, sirviendo en bodas y doblando manteles. Con 22 años compró el hotel El Nacional del Paseo de Gracia de Barcelona con un pequeño crédito de su padre y su suegra, convirtiéndolo en uno de los hoteles más lujosos de la ciudad en los años 70.

Ha conseguido mantener la alta ocupación de sus negocios hosteleros e incluso competir con las grandes cadenas instaladas en Barcelona gracias a los fichajes de grandes chefs como Xavier Pellicer o Paco Pérez (5 estrellas Michelín) y ahora Jordi Cruz (2 estrellas Michelín) al que ha dejado al frente de sus restaurantes. "Si puedes volar junto a un águila, no te rodees de patos. Yo siempre intento rodearme de fueras de serie", afirmó el inversor en una entrevista concedida a TVE. Una exigencia que llega hasta los becarios, a los que seleccionan entre las escuelas de cocina de toda España.

JORDI CRUZ Y JOSEP MARÍA GONZÁLEZ SIMÓ, UNA RELACIÓN DE AÑOS

El empresario catalán siempre ha apostado por los mejores chefs para sus negocios. En alguna ocasión dijo que su grupo debía tener a 4 o 5 cocineros con estrellas Michelín, pero para él, Jordi Cruz es especial. Le ha convertido en su socio otorgándole el mando de todas sus cocinas. Un puesto que el cocinero se ha ganado a pulso. Con 28 años, tras salir del restaurante de Stany Clar de Cers de Josep Xandri, donde obtuvo su primera estrella Michelín, el chef comenzó a trabajar para Simó. Se ocupó del restaurante Angle del hotel Cram.

La cocina del restaurante Abac

Al empresario le gustó su seriedad, tesón y capacidad de trabajar de sol a sol. Congeniaron muy bien precisamente porque tenían la misma concepción de la cocina. Jordi Cruz dijo sobre su jefe en la aludida entrevista de TVE que "había levantado un gran imperio sin ser codicioso ni un empresario agresivo, sino pasándoselo bien y haciendo las cosa que le gustan. Para el chef, "es el tipo de empresario que necesita España". Los dos tienen una relación que va más allá de lo profesional, se admiran y en cierto modo son como un padre y un hijo. Una relación que les ha hecho avanzar con éxito, como demuestra su historia.

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