Han pasado casi 20 años desde que Sarah Jessica Parker estrenó Sexo en Nueva York. Y los años pasan por todos. La actriz ya no busca el amor, como bien hiciese en aquel proyecto que la catapultó a la fama en los años 90. Ahora, dos décadas después, se enfrenta a las inclemencias de un difícil divorcio. Esta es la línea argumental de Divorce, la serie de HBO con la que la actriz ha pisado este jueves suelo madrileño para presentar la plataforma de vídeo bajo demanda HBO España.

Sarah Jessica Parker pisa con glamour. Cuida cada palabra que sale por su boca. Pero es, a la vez, una de las voces más educadas de la ficción americana. No quiere que ninguno de los periodistas que han acudido a la cita se queden sin preguntarle algo, aunque eso suponga alargar la entrevista hasta el infinito.

Hay madres en mi país que tienen dos o tres trabajos y aún así sobreviven a duras penas

Desde que hablase de sexo en la pequeña pantalla se convirtió en una de las mujeres más rompedoras de la televisión. Las mujeres lo tenían muy complicado para protagonizar una ficción y ella lo hacía como un huracán que arrampló con todo lo que se había hecho hasta la fecha. Ahora se ha convertido en una de las mujeres más poderosas de la televisión americana, sirviendo como ejemplo de cómo el género femenino va ocupando cada vez más protagonismo.

"Mi mayor preocupación son las mujeres trabajadoras fuera de la industria del entretenimiento, es un gran problema y uno de los asuntos de las últimas elecciones", dice a EL ESPAÑOL cuando se le pregunta por la polémica diferencia salarial que existe entre los actores y las actrices por papeles que tienen el mismo peso. "Las mujeres deberían tener el mismo salario que los hombres. Hay madres en mi país que tienen dos o tres trabajos y aún así sobreviven a duras penas", ha contestado.

Parker señala a las nuevas generaciones de actrices como las encargadas de abrir este debate: "Es fantástico tener estas conversaciones, es muy importante. Me alegra que muchas jóvenes estén hablando de esto, pero no deberíamos parar sólo porque ahora es un tema candente".

Ella es una mujer que siempre se han salvado de la quema de Hollywood. Y por quema nos referimos a esa franja de edad en la que una actriz deja de hacer papeles de jovencitas pero tampoco sirve para los papeles más maduros. Un tramo de edad donde algunas actrices han sufrido ciertas dificultades para encontrar trabajo. “No tengo un plan”, asegura. “Intento encontrar papeles que me resulten interesantes y me entusiasmen. También tengo otras cosas que me ocupan y me permiten esperar hasta que encuentro esos papeles. Hasta entonces dedico un tiempo a mi familia para poder grabar después”, confiesa la actriz.

Madre todoterreno

Ahora, con 51 años, se ha montado su propio imperio para seguir en el candelero sin depender de nadie. Es productora de sus propios espectáculos, es madre, tiene varias fragancias en el mercado y es la musa de la moda con una línea propia. Mujer todoterreno donde las haya, ha hecho de su vestuario en las series de televisión su propia industria.

"El vestuario juega el mismo papel que siempre ha jugado desde que comencé mi carrera”, asegura. Y es que las prendas que se ponía en Sexo en Nueva York se agotaban a la semana siguiente de la emisión del capítulo. Todo lo que tocaba Sarah Jessica Parker se convertía en moda. Tenemos muy complicado ver a la actriz en un show televisivo sin estar magnífica. Ella, sin embargo, ve el vestuario como otra forma de describir a su personaje. “Consideramos necesario tener un gran debate sobre este tema porque muestra cuánto dinero tiene Frances [su personaje en Divorce], dónde vive, en qué trabaja, cuál es su pasado, qué decisiones toma...".

Del ‘sexo’ al ‘divorcio’

Pero hablar de Sexo en Nueva York es casi una obligación cuando uno tiene a Sarah Jessica Parker delante. De momento, asegura que no veremos a sus compañeras de la histórica serie de HBO en este nuevo proyecto. “No quiero confundir al espectador”, asegura. Regresará a las grabaciones en febrero para grabar la segunda temporada de la serie. Divorce es una historia aislada e independiente y, además, podría percibirse como sobreexplotar el fenómeno de Sexo en Nueva York. Además, seguramente estén muy ocupadas”, declara.

De momento, la serie le ha concedido una nominación a Mejor Actriz Protagonista en la próxima edición de los Globos de Oro por su papel en esta serie. Sin embargo, ella ya tiene el punto de mira puesto en la segunda temporada: "Es interesante porque, aunque pueda parecer limitada, he descubierto que en una separación necesitas irónicamente a la otra persona. Por otro lado, una vez te has divorciado se convierte en parte de tu identidad, no es algo que se esfume. Mucha gente no se adapta al divorcio y hay sentimientos que permanecen".