Ingrid Bergman en Casablanca (1942) y su increíble química en la pantalla con Humprhey Bogart, quien se debate entre la idea de ayudarla a escapar con su marido o ser él quien se escape con ella. Rita Hayworth en Gilda (1946) la preciosa amante de Johhny que complica toda la historia. O la descarada Lauren Bacall en Tener y no tener (1944), esa mujer fuerte e independiente que pone al orden al de siempre, Bogart. Y, setenta años después, Hiba Abouk, que se sube a la pasarela para contarnos la historia de una de esas aspirantes a actriz dibujada por Andrés Sardá para la próxima primavera-verano.

Su directora creativa, Nuria Sardá, nos lleva a los estudios de Hollywood en –como hizo en 2011 Michel Hazanavicius con The Artist- para presentarnos a su aspirante (The Aspirant se llama la colección), desde sus inicios hasta llegar a esa alfombra roja tan elegante y sofisticada con la que los años 40 supo crear el concepto de estrella.

Diseñamos para que cualquier tipo de cuerpo y fisonomía pueda encajar en las ideas de Andrés Sardá. Además, nos dirigimos hacia una mujer que tiene una sensibilidad especial por la belleza y el detalle. Y una mujer que decide por sí misma.

Nuria Sardá

ORGANZA Y TULES QUE BUSCAN EL DETALLE

El primer bloque de la colección (que tiene un total de cinco líneas), muestra el viaje inicial de la actriz a la meca del cine con piezas de lencería acompañadas de sofisticados abrigos y trajes de chaqueta con el corte más típico de la época. Exquisita organza de seda en delicados tonos pastel –como el arena, el castaño o el nude- para una chica de bien que busca cumplir su sueño.

Según avanza su historia, llegan el tul plumetis, los encajes y las sedas, que rinden homenaje a la belleza y sensualidad de esos mitos del cine clásico. Mientras que la colección de baño, que llega en la parte central de la colección tiene a los laminados en plata envejecida buscando la alianza del tul invisible para volar y los cristales de Swarovski aplicados a mano para brillar.

Para nosotros, siempre, el encaje es el rey de la colección. Este año, además, hemos jugado en cada prenda al bicolor.

Nuria Sardá

ALTA LENCERÍA Y SOFISTICACIÓN

La belleza y la sensualidad adquieren su máxima expresión en la colección de Sardá, ambos elementos clave de su propuesta. Para ello, el encaje se trabaja en la lencería en contraste con las prendas en tul que visten el cuerpo. Y siempre buscando enseñar, al menos, dos tonos. Hasta llegar al éxito y a la alfombra roja, que se reserva (por supuesto) para el final.

Allí, la colección de Sardá aumenta la intensidad con espectaculares trajes de noche en colores brillantes como el púrpura, el azul noche o el omnipresente rojo incandescente y el negro, color fetiche de la marca.

CADA PAPEL EN EL CINE NECESITA SU ACCESORIO

Y, por eso, Sardá ha querido accesorizar a la mujer de la cabeza a los pies. Desde los sombreros y tocados de Pablo y Mayaya que acompañan los estilismos más trabajados, hasta la elegante joyería de Rabat o las estolas de piel y plumas de Santiago de Palacio que llegan para cuando esa aspirante ya ha triunfado.

Por su parte, los zapatos de Jeffrey Campbell que no olvidan que las mujeres de Sardá son, ante todo, muy sofisticadas y cuidan el detalle. El toque vintage, para no que no perdiésemos la referencia de los años en los que estamos, nos lo ponen unos enormes baúles de cuero que se contonean y acompañan la sensualidad de las modelos.

Desfile de Andrés Sardá, en uno de los casting de "La Aspirate". | Foto: GTRES.

LA FUERZA EN EL “ROUGE” DE LOS LABIOS

Si hay una marca make up que destaca por encima de todas las demás en esos glamurosos años 40 es, sin duda, los labios rouge más evocadores. Para no restarle protagonismo, ondulaciones muy marcadas en el cabello, un poco de blush en las mejillas y gloss en los párpados; para hacer brillar a sus chicas aún más.