La cromoterapia es, por definición, el método curativo de algunas enfermedades que utiliza las diferentes gamas de color como agentes terapéuticos. Una técnica que se fundamenta en los efectos producidos por los diferentes colores en el organismo y por la capacidad que éstos tienen para regular los estados de ánimo. ¿Qué sientes cuando miras al cielo si está azul? ¿Y si está gris? Exacto, las sensaciones no son iguales. Es más, se la considera una medicina alternativa y hay evidencias científicas de sus resultados.

En realidad, la cromoterapia tiene su origen en el feng shui, que ya relacionaba nuestros sentidos con los colores y los representaba a través de cinco elementos: fuego, agua, tierra, madera y metal. Es más, esta pseudociencia milenaria asegura que tu color preferido habla de tu personalidad.

Y no solo en tu salud, sino en las pautas sociales que seguimos y en la propia cultura. Kassia St. Clair hace un magnífico estudio de la civilización humana a través de los colores y cómo estos han influido en la historia en su libro Las vidas secretas del color (2017). Hasta 75 tonos son puestos a examen y, la mayoría de ellos, han sido también estudiados por la cromoterapia.

Por tanto, si tanto influyen en nuestras emociones, ¿no habría que tener en cuenta qué nos dice la cromoterapia a la hora de decorar nuestro hogar? Esa es la idea. Entre las técnicas más conocidas que propone está la más sencilla: la pintura. Su combinación y contraste puede conseguir espacios perfectos para la creatividad o para el descanso. Es lo que se llama la cromoterapia ambiental y vamos a darte sus claves.

"Halcyon Days" es el primer proyecto decorativo de Ana Locking en Málaga. Con el blanco como base, la triada cromática llega de la mano del verde y los anaranjados. | Foto: Ana Locking.

LOS COLORES VIVOS PARA LA ZONA MÁS SOCIAL DE LA CASA

Lo primero que tienes que tener en cuenta es que los primarios –amarillo, cian y magenta- producen sensaciones mucho más extremas que los secundarios –verde, violeta y naranja- o sus variantes. Por eso, es mejor utilizar los primeros para zonas de la casa con más actividad, como puede ser una cocina o un salón, y los segundos, para zonas destinadas al descanso.

El amarillo, por ejemplo, está relacionado directamente con el sistema nervioso, con la atención y el aprendizaje. Por eso, aunque nos transmita tranquilidad y sensualidad (St. Clair habla de lujuria) si el tono es claro -por lo que podrías llevarlo a las zonas más íntimas del hogar-, su espacio ideal no es éste. Son aquellos en los que quieras generar cierta actividad.

El amarillo se queda como accesorio y en el salón en esta propuesta de IKEA. | Foto: IKEA.

Al igual que el rojo, el color de la pasión y la fuerza, pero también el que más ansiedad genera. Por eso, es el color perfecto cuando se combina; ya que regulas su vitalidad y energía sin que llegue a producir un exceso de estimulación.

Aquí el rojo y el verde acompañan pero no protagonizan. | Foto: "Second Nature" por Zara Home.

Otros colores como el verde o el naranja, que simboliza el amanecer y atardecer, conectándonos directamente con la naturaleza, como hace también el primero, pueden ser utilizados en toda la casa, dependiendo de cuál sea su saturación; pero siempre teniendo en cuenta que los colores transforman el carácter de un hogar y que, con ellos, hablas.

LOS COLORES PASTELES PARA EL DESCANSO

Los tonos más suaves están relacionados con los momentos más relajados de la vida cotidiana y crean espacios propicios para la desconexión. De ahí que sean los colores perfectos para los dormitorios.

Espacio de la nueva propuesta de Zara Home "Second Nature", donde protagonizan el descanso el verde y el azul. | Foto: Zara Home.

El verde, que además es tendencia este año, es uno de los colores más positivos que existen. Se relaciona directamente con el corazón y representa el equilibrio, la estabilidad y la esperanza. Al igual que el azul, que nos transmite descanso, armonía y fidelidad. O el violeta, que es el color del invierno y de la espiritualidad. Y, aunque puedan parecerte fríos, son los que nos inducen a la paz y la reflexión.

Por eso, son perfectos para combinarlos con otros tonos que nos alejen de esa posible introspección que acentúan o con elementos naturales que consigan dar con ese punto placentero que todo descanso ha de tener.

EL BLANCO ES EL REY

Como siempre, el blanco es (o debería ser) el protagonista de la pintura de un hogar. Es el color que mejor nos traslada a ese estado de tranquilidad mental, ese que todo hogar quiere encontrar (el el dormitorio de los más pequeños es vital), o en cualquier espacio destinado la convivencia; como puede ser un espacio de trabajo.

La propuesta de Maisons du Monde es darlo todo al blanco y combinarlo con elementos naturales, como la madera. | Foto: Maisons du Monde

Un salón en gris, blanco y beige -que, según St. Clair era la tonalidad favorita de Elsie de Wolfe, considerada pionera en el diseño de interiores-, por ejemplo, es todo un acierto; utilizando algún otro accesorio que le dé cierto toque de color y que responda a otro de esos elementos que el feng shui hemos dicho distinguía. Y es que, tanto esta medicina como la cromoterapia, prohíbe todo lo monocromático. Has de conseguir una secuencia de tres colores que respondan a esa triada perfecta para conseguir el equilibrio.