“Iluminar grandes espacios no es sinónimo de mucha luz”. Así de contundente es Víctor Molina cuando le abordamos para preguntarle cómo podemos hacer que nuestra casa no parezca una cueva. Un error muy común cuando nos ponemos a decorar un hogar es creer que más es más (como en el mundo de la moda), pero no es así. Aunque la base de un sitio bien iluminado, por lógica, es la luz; no hay que olvidar que ésta solo se percibe si existen también sombras. Son el ying yang del interiorismo, esas dos energías opuestas que se buscan y complementan.

El arquitecto catalán, que es todo un referente en el mundo de la iluminación, promueve las zonas de penumbra o menor claridad para realzar esas zonas demasiado iluminadas, creando así diferentes espacios”. Y es que la profundidad en el diseño de interiores se puede conseguir jugando tan solo con este elemento.

La luz, que siempre tiene el rol protagonista, ha de tener el equilibrio perfecto entre el tipo de luz –ya sea natural o artificial-, y la cantidad de la misma -puntual, general o decorativa-. Solo así conseguiremos realzar los colores de nuestra casa, ya sea el de las paredes o el de los muebles. Es ella quien sabe intensificar mejor que nadie el valor de los elementos decorativos que llevamos a nuestra casa.

Para Molina, inmerso en el diseño del futuro Hotel Surf & Yoga de Santander –en el que busca la fusión con la naturaleza- y en la remodelación del Hotel Ramblas –de estética modernista e industrial, cuya finalización está prevista para 2018-, la iluminación ha de planificarse antes de comenzar cualquier obra o reforma y proyectar dos o tres niveles: un sistema de iluminación general que se encuentre oculto, otro decorativo y, siempre que sea posible, reservar todo el protagonismo que se pueda a la luz natural.

Una de las estancias del Hotel Surf & Yoga en Santander, donde la iluminación tiene un papel clave. | Foto: estudio WIT de Barcelona.

TIPS SENCILLOS PARA UNA BUENA ILUMINACIÓN

Aun así, encontrar ese equilibrio perfecto entre luces y sombras no es fácil, lo reconocemos; por eso, desde El Estilo te damos diez consejos que te ayudarán a conseguirlo.

1.- Presta atención a la planificación y la elección de materiales (lámparas, luces led, etc.). La combinación acertada de ambos permite una correcta distribución que puede llegar a cambiar el aspecto y la atmósfera de tu hogar por completo.

2.- Aprende a distinguir entre los tres tipos de iluminación: la general, siempre homogénea; la puntual, que funciona como complemento y la decorativa, que ayuda a distinguir los diferentes ambientes de la casa.

3.- Para la luz general, buscaremos una iluminación suave y la situaremos lo más alta posible. No ha de deslumbrar, pero sí suplir la ausencia de la luz natural.

4.- Iluminar el perímetro del espacio con algo oculto, como luces cenitales o proyectores.

El espacio "Arquitectura Invisible", el nuevo proyecto de Fismuler ha sabido acogerse a estas máximas de iluminación. | Foto: Fismuler.

5.- Distingue además entre luz cálida, que relaja y es perfecta para dormitorios, y la luz fría, cuyo efecto es menos tranquilizador pero ideal para cocinas o baños.

6.- La luz puntual, que tiene una función específica, puede venir de la mano de elementos con personalidad, como la reinterpretación minimalista e industrial de la lámpara Balance. Usamos así, como afirma Molina, lámparas expresivas con el fin de aportar carácter al espacio, mejorando la calidad lumínica.

Lámpara "Balance" que aparece como complemento a la luz natural que entra por las grandes ventanas del espacio. | Foto: WIT Barcelona.

7.- Utiliza puertas vidriadas, ya sean con cristales transparentes o translúcidos, que ayuden a que la luz pase de una estancia a otra.

8.- Si quieres sumar luz, busca muebles en tonos claros y que no tengan mucha altura. Si, por el contrario, quieres más oscuridad, alíate con los tonos más oscuros.

9.- Todos los materiales importan, incluso las tapicerías y las cortinas. Los tejidos más livianos hacen crecer la iluminación de un hogar, mientras que los más pesados se la restan.

10.- Y, por último, la pintura de las paredes. Es quizás el amigo más importante de la luz, o su peor enemigo. Los colores claros, y el blanco por excelencia (la tendencia Shabby Chic que te enseñábamos la semana pasada es experta en este tema), reflejan la luz; mientras que los oscuros, la absorben.