Seguro que en más de una ocasión te has preguntado qué hacen las asiáticas para conseguir una piel tan tersa. Y por fin, podemos ponerle nombre a su responsable. Se trata de Dai Chun Lin, una firma de productos de alta cosmética -llamada así por su fundador- y que, sin pretenderlo, sentó las bases de los rituales de belleza orientales.

Fundada en plena Dinastía Ming, el fabricante Dai Chun Lun abría en 1628 la primera tienda para el cuidado de la piel en China. En ella, ofrecía productos basados en técnicas y teorías de la medicina tradicional y, gracias a sus fórmulas con extractos de hierbas y minerales naturales, sus maquillajes, perfumes y polvos de perlas tan exclusivos, pronto se convirtieron en los favoritos de las damas de la corte y familias nobles. Embelesadas por su aroma, su uso se convirtió en signo de elegancia y status social. Fue tal el éxito que alcanzó, que hasta el emperador Chongzhen cayó rendido a sus encantos, convirtiendo a Dai Chun Lin en el primer proveedor de productos de belleza de la corte imperial.

Desde entonces, su éxito fue in crescendo. Visionario sin precedentes, sus creaciones tuvieron un papel decisivo en la historia de la cosmética. Sus fórmulas fueron el origen del desarrollo de la industria de la belleza en China y también, en los países sudestes de Asia. Y pese a que sus precios eran excesivos para la época, la élite del país llegó a hacer cola para hacerse con sus productos. Ahora, 380 años después, estos cosméticos cruzan por fin fronteras y llegan a España (concretamente a la C/ San Lucas 11 de Madrid), para acercarnos los secretos de belleza más exclusivos de las emperatrices de la dinastía Ming.

UNA LINEA ‘IMPERIAL’ DE INGREDIENTES EXCLUSIVOS

En la actualidad, las fórmulas de los productos Dai Chun Lin resurgen combinando la tecnología científica más moderna y sofisticada, con la esencia de los productos tradicionales de antaño cuyas fórmulas han sido -y siguen siendo- transmitidas y elaboradas de manera artesana generación tras generación. En este sentido, y con intención de renacer la elegancia de las damas de la corte, la firma cosmética recupera el empaquetado delicado de sus productos a través de tarros de porcelana china pintada a mano y cajas laqueadas de Yangzhou.

El resultado es la Linea Imperial, una colección compuesta por los productos usados en el ritual clásico de los 8 pasos que empleaban en la antigua China y que se compone de maquillaje, correctores, polvos, matificadores de perlas, labiales y perfumes. Y todos ellos elaborados con los mismos ingredientes botánicos utilizados en los primeros productos Dai Chun Lin; siempre muy exclusivos y de grandes beneficios para nuestra piel como el poria cocos (conocido en Asia como Fu-Ling) que previene la formación de granos, manchas y arrugas en la piel; el aceite de almendras dulces que evita el envejecimiento cutáneo prematuro y nutre, calma y suaviza la piel; o las lágrimas de job -secreto infalible descubierto por Yanh Gunfer, la concubina china del emperador Kuangzang- y que favorecen en un alto grado la hidratación de la piel.

Aunque, sin duda alguna, son los polvos de perlas su mayor reclamo y secreto de éxito. Utilizados desde la China Imperial como ingrediente antiarrugas, refuerzan la elasticidad de la piel, apoyan al tejido en su capacidad de regeneración de células y ralentizan el proceso de envejecimiento. Además, eliminan irritaciones, reducen el brillo de la piel grasienta, afinan los poros y previenen la formación de impurezas en la piel.