La práctica regular de ejercicio físico es, probablemente, uno de los mejores tratamientos estéticos naturales. Junto con el uso de productos de belleza -como cremas hidratantes-, y una correcta alimentación, el deporte puede convertirse en nuestro mejor aliado para tener una piel joven y cuidada.

Cuando hacemos deporte liberamos endorfinas y, por consiguiente, nos sentimos mejor y más contentos. Por eso, realizarlo con constancia es la solución perfecta para reducir el estrés cuando estamos agobiados con el trabajo y la rutina. Y esto, nuestra piel lo nota.

¿Qué ocurre cuando hacemos deporte?

Al hacer ejercicio transpiramos, nuestra circulación se activa y, por lo tanto, producimos sudor. Es en ese momento cuando los poros se abren y comenzamos a eliminar las toxinas y células muertas, culpables de hacer que nuestra piel tenga rojeces e imperfecciones.

Asimismo, la actividad física potencia la producción de colágeno. Gracias a él, evitamos la flacidez de la piel y potenciamos la mejora de la circulación sanguínea que hace que tengamos una mejor tonalidad, suavidad y brillo. Y también, del cabello. 

Porque los beneficios de hacer ejercicio son visibles en nuestro pelo. Aunque cueste creerlo, realizar deporte ayuda a mejorar la tonificación del cuero cabelludo y a prevenir su caída. Además, al activar el flujo sanguíneo y la oxigenación, la raíz del cabello se fortalece y el resultado se muestra en una melena con más cuerpo y brillo.  

Piel limpia pre y post ejercicio

Que antes de hacer ejercicio es importante lavar en profundidad el rostro, lo sabemos. Eliminar cualquier rastro de maquillaje o cosmético es fundamental. Si no se hace corremos el riesgo de que nuestros poros se obstruyan y el sudor y las toxinas no sean liberadas, causando así las temidas imperfecciones en la piel.

Pero más importante aún es hacerlo tras el ejercicio. Ya no solo para eliminar el sudor, sino también para recuperar todos los minerales y nutrientes que, durante la práctica, hemos perdido. Por ello, lo más recomendable es usar agua termal. Gracias a su contenido en sales y oligoelementos, este agua devuelve todos los nutrientes a nuestra piel facilitando su descongestión e hidratación.

En cuanto al cuerpo, también es muy importante darse una ducha nada más terminar. Y siempre breve y con agua templada. Al haber aumentado el ritmo cardíaco durante la práctica del ejercicio, nuestra temperatura corporal es más alta, y si realizamos la ducha con agua fría provocaremos de nuevo la sudoración. Mientras que si lo hacemos con agua caliente ésta puede dañar la capa externa de la piel que, en ese momento, se encuentra más sensible de lo habitual al tener los poros totalmente abierto. En este sentido, además, es aconsejable realizar una exfoliación con la que eliminaremos todas las células muertas y activaremos la circulación. 

En cuanto a la cosmética: es importante utilizar geles y cremas sin perfume para evitar irritar la piel. ¿Nuestro consejo? Apostar por un jabón neutro para las zonas que más transpiran, como las axilas y los pies; y cremas ligeras y libres de aceite para que absorban con mayor rapidez. 

Beauty tips para un cabello fuerte

Cuando entrenamos el sudor penetra en el cabello que hace de aislante y, por lo tanto, hace que luzca graso y sucio. Por eso los deportistas suelen lavarlo más a menudo. Y las consecuencias, son visibles. Sequedad, color apagado y, sobre todo, puntas abiertas. Si no quieres que esto te ocurra toma buena nota de los siguientes consejos: 

EN LA DUCHA: cuando estés lavándote el pelo, activa los folículos realizando pequeños masajes circulares sobre tu cuero cabelludo. Apuesta por champús ricos en vitaminas que ayuden a reparar, hidratar y nutrir tu cabello aportando todos los nutrientes que ha perdido durante la sesión de deporte. Porque sin una buena hidratación, nuestro pelo se seca, se encrespa y, por lo tanto, se debilita y se cae. Importante: usa siempre champús adecuados para tu tipo de cabello.

Reduce al mínimo el uso de mascarillas. Si tu pelo no lo necesita, quítalas de tu neceser. Un mal uso de éstas, puede llevar a la producción de grasa. Y aclara siempre con agua templada, el agua caliente puede resecar tu cabello y hacer que tu cuero cabelludo se sienta tirante.

DURANTE EL SECADO: cepilla el cabello con cuidado, cuando está mojado se vuelve más frágil. No importa qué tipo de pelo tengas, péinalo siempre con un peine de púas anchas para romper con más facilidad los enredos y evitar que se quiebre. Y en cuanto al secado, apuesta por dejarlo orear al aire. Evita el secador y, por supuesto, la plancha. Una rutina sencilla para aprovechar los efectos del gimnasio.