El moño es un clásico atemporal que salva numerosas situaciones incómodas: dependiendo de su estilo puede ser el peinado perfecto para las ocasiones más formales, o una socorrida forma de impedir que el cabello moleste.

En otoño, es perfecto para ir a trabajar a la oficina (más informal) o acudir a reuniones, ya que además otorga una cierta seriedad: "Durante el día podemos lucir un moño bajo despeinado, que además de cómodo sienta de maravilla y que podemos hacer recogiendo el pelo con las manos (cuanto más deshecho mejor). Otra opción es dejar los mechones delanteros sueltos para dar un toque más desenfadado", cuenta María del Mar Peón, responsable del salón Menta Beauty Place de la calle Agustín de Foxá, 24 en Madrid.

Blanca Suárez con moño de bailarina. Gtres

A esto, la profesional del salón madrileño añade: "Si queremos conseguir un look más sofisticado, lo mejor es un moño bajo ultrapulido, añadiendo un poco de sérum para añadir brillo y definición. El moño alto desenfadado también es un look apto para cualquier ocasión, sencillo y fácil de realizar, muy apropiado para llevar a todas horas e ir siempre bien peinada y con efecto natural, con flequillo, mechones sueltos... y también le podemos añadir complementos tipo pañuelos o scrunchies".

A Paul Tudor, director del salón David Künzle Fuencarral, uno de los moños que más le gusta es el bun, sobre todo para novias: "Es un moño tipo bailarina que se puede hacer alto o bajo, y siempre sin apretarlo demasiado, hay que dejarlo un poco suelto como más salvaje y bohemio, desestructurado y casual, para no aparentar demasiado estricta o estirada. Siempre decimos lo mismo, es una boda, no una entrevista de trabajo".

Algo que hay que tener en cuenta si abusamos mucho de ellos, es el encrespamiento. En el centro Lobelia Sagasta son expertas en moños (realizan sobre todo para novias) y se encuentran a menudo con este problema: "Hoy en día hay multitud de productos antifrizz si el uso continuado de moños consigue alterarlo, como sprays u otros enriquecidos con ácido hialurónico que redefinen e hidratan, pero también aceites, espumas o mascarillas exprés", explica.

A esto último, añade: "Un consejo es texturizar el cabello (darle volumen) previamente a hacernos el moño. A mí personalmente me gustan mucho los moños messy que podemos hacernos nosotras mismas, dejando caer siempre algunos mechones".

Trabajo de Lobelia Sagasta

La coleta-moño y el moño alargado también están muy de moda, así como los sueltos y semirecogidos. Otro que nunca debe faltar es el moño bien pulido, que además es superelegante, como nos reconoce Danilo Da Silva desde el salón StudioD (Carrer de Sants, 25) en Barcelona: "Debe peinarse todo para atrás dejándolo bien tirante, para después fijarlo (sin apelmazar) con laca o gomina. O los ultrapulidos, que estilizan mucho y son ideales con raya en medio o a un lado".

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