Cuando uno entra en Malcata, con sus casas de pizarra y su empedrado característico, sabe que el tiempo allí pasa a otro ritmo, uno más lento y apacible, lejos de la vorágine de la vida caótica de los centros urbanos.

Anclado en la sierra con el mismo nombre, el pequeño pueblo de la raya portuguesa no ofrece más atractivo que su propia esencia: los bonitos paisajes naturales, la cercanía de sus gentes, los saberes tradicionales y los sabores inconfundibles de su gastronomía. En Malcata se respira autenticidad.

No hay hoteles pero sí un puñado de casitas rurales que ofrecen un alojamiento acogedor y cercano a los habitantes locales, que se vuelcan con el visitante para hacerle sentir en casa. Son casas tradicionales, recuperadas en su mayoría, que se integran en la arquitectura del pueblo y preservan su paisaje.

En Malcata se apuesta por un turismo sostenible, respetuoso con el entorno y que quiere rescatar las actividades tradicionales y potenciar el turismo como forma de frenar la despoblación que sufren muchos pueblos del interior de Portugal.

La sierra de Malcata, una reserva natural centrada en la preservación del lince ibérico, especie en vías de extinción, y de su hábitat, ofrece innumerables rutas de senderismo por donde pasear. Contemplar a uno de estos ejemplares no será tarea fácil, pero el paseo por la sierra, entre sus árboles, sus aves y el cauce del río Coa merecerá la pena.

La sierra de Malcata.

Entre las actividades que se ofrecen -todas centradas en las tradiciones del pueblo- el turista puede experimentar el arte del bracejo, artesanía típica de la región, o apuntarse a un taller de elaboración de pan, donde aprenderá los trucos para hacer pan casero en horno de leña, con ese sabor tan típico.

La gastronomía es, de hecho, uno de los principales atractivos de la zona, centrada en los platos tradicionales, cocinados con productos ecológicos y que resaltan lo mejor de la cocina de Portugal. Arroz de pato, sardinas asadas, sopas de verduras o bacalao - ¿cómo no?-, además de los postres tradicionales, harán de las delicias de todos.

Por la noche, alzar la mirada tendrá como recompensa un cielo lleno de estrellas donde se dibujan con total perfección todas las constelaciones, imposibles de ver en la ciudad. Malcata ofrece un plan ideal para los que buscan un destino auténtico en donde pasar un fin de semana alejado del ajetreo urbano.