Las muchas formas de embellecerse, tanto en hombres como en mujeres, son tan antiguas como su propia existencia. Las pestañas, por ejemplo, ya se maquillaban en el Antiguo Egipto y durante la Edad Media, incluso su ausencia total así como de cejas, eran un auténtico distintivo de belleza. ¿Cómo han ido evolucionando las tendencias en pestañas a lo largo de los siglos?.

EL ESTILO propone un recorrido, siguiendo como eje a algunas de las mujeres más representativas en cada una de las épocas, desde Cleopatra o Isabel I de Inglaterra a iconos de nuestro tiempo como la modelo británica Twiggy.

Del Antiguo Egipto a la Edad Media 

Hombres y mujeres solían maquillarse las pestañas en el Antiguo Egipto con kohl, un mineral con propiedades bactericidas muy popular en África y Oriente Medio. Con ello, oscurecían los ojos y también los párpados. También era muy utilizada la malaquita, otro mineral colorante que resaltaba las pestañas de una manera espectacular. La mismísima Cleopatra era una asidua al plomo y las sales para maquillar sus ojos, al igual que el antimonio para dar un tono azul y verde a los párpados.

La frente de una mujer era en la Edad Media todo un símbolo de feminidad y belleza, sumamente erótica por la que muchas alargaban sus cejas y pestañas con el fin de resaltarla. En el siglo XVI, con Isabel I en el trono de Inglaterra, su cabello rojo cobrizo impactó sobremanera en la sociedad de la época, convirtiéndose en tendencia así como sus cejas y pestañas, que teñían con arándanos y el hollín que encontraban en las chimeneas.

La revolución de las pestañas en la Edad Moderna y actual

Stand de Nouveau.

Ya en el S.XIX existía el interés por unas pestañas más largas y bellas. Se recomendaba cortar los extremos para potenciar su crecimiento o se lavaban con agua y hojas de nogal, llegando incluso a cortar pelo de la cabeza para pegarlo en los párpados. De la primera máscara de pestañas tenemos conocimiento a primeros del S.XX, creación de Eugène Rimmel con una formula que incluía polvo de carbón y vaselina en jalea. Las mujeres de la época solían recurrir a remedios caseros, probando con cientos de ingredientes que potenciaran la mirada.

El cineasta D.W. Griffith fue un gran impulsor de las extensiones de pestañas, imponiéndole a una de sus actrices, Seena Owen, unos postizos de pelo humano que se tejían a través de una gasa. Pero fue algunas décadas más tarde, en los años sesenta, cuando nacieron las primeras de color y el boom de las pestañas gruesas, extra largas y exageradas, cuando se pusieron de moda en todo el mundo por la modelo británica Twiggy.

En los ochenta, Madonna (60 años) les dio una vuelta de tuerca, con unas pestañas más definidas y en forma de abanico, para llegar a nuestros días en los que se multiplican las tendencias y estas son más cambiantes: "En la actualidad, cuando nos queremos poner a la moda con una última tendencia, esta ya ha pasado y ha sido sustituida por otra. La tecnología y los avances en el mundo de las pestañas son constantes y van muy deprisa, llegando a toda el mundo por medio de varios canales", apunta Bárbara Torres, de la firma Nouveau Lashes.

Madonna en una imagen del año 2008.

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