Carla Bruni (57 años), demacrada y visiblemente afectada, ha aguardado este lunes, 10 de noviembre, el regreso de su marido, el expresidente francés Nicolas Sarkozy (70), tras pasar tres semanas en prisión.
El político conservador ha sido liberado "bajo control judicial" después de que el Tribunal de Apelación aceptara la solicitud de sus abogados, en línea con lo recomendado por la Fiscalía francesa.
La imagen de Bruni, seria y sin dirigirse a los medios de comunicación mientras esperaba a su esposo, ha contrastado con la discreta acogida que recibió Sarkozy, primer exmandatario francés en ingresar en prisión.
A su salida del centro penitenciario de La Santé, apenas ha sido recibido por un reducido grupo de seguidores. El expresidente ha evitado hacer declaraciones tanto allí como a su llegada a su residencia parisina.
Carla Bruni este lunes en el exclusivo distrito XVI de París.
Sarkozy había sido condenado el 25 de septiembre a cinco años de cárcel por presunta financiación ilegal de su campaña presidencial de 2007, en la que, según la justicia, su entorno obtuvo fondos del régimen de Muamar Gadafi por un total de 50 millones de euros.
El tribunal ordenó su ingreso inmediato en prisión el 21 de octubre, pero su defensa logró revertir la medida alegando que no presentaba riesgo de fuga ni de destrucción de pruebas.
Horas antes de su liberación, Sarkozy compareció por videoconferencia ante el Tribunal desde la prisión. En su alegato, relató la dureza de su experiencia y agradeció al personal penitenciario su trato. "Ha sido muy duro, agotador", confesó el exmandatario, según fuentes judiciales, mientras en la sala lo acompañaban su esposa Carla Bruni, sus hijos Jean y Pierre, y su hermano François.
Nicolás Sarkozy y Carla Bruni.
Según lo medios franceses, estas semanas han sido especialmente complicadas para la cantante, que ha vivido angustiada la entrada de su esposo en prisión. Su esposo ha sido amenazado en vídeos difundidos por redes sociales, grabados por internos del propio centro penitenciario. En ellos, se profieren insultos y advertencias explícitas contra Sarkozy.
"Está muy angustiada. Teme que algo pueda pasarle, incluso con tanta seguridad. Las amenazas son reales", declaró un amigo cercano al diario Le Parisien.
La preocupación de Bruni se sumó al debate nacional sobre los privilegios que rodean al expresidente, cuya protección especial ha sido interpretada por algunos sectores como un trato de favor.
Fue el pasado 21 de octubre cuando el exmandatario abandonó su domicilio en el distrito XVI de París a las 9:10 horas de la mañana, acompañado por su esposa, una desolada Carla Bruni, su hija menor, Giulia (14), y sus hermanos.
La cantante y ex primera dama publicó una carta abierta entonces en la que se refiere a Sarkozy como "un hombre digno, valiente y fuerte", y donde aseguraba que "la injusticia no podrá destruir lo que somos".
