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Deseaba mantener un perfil bajo en su viaje a Europa, pero no lo está consiguiendo. Donald Trump (79 años) aterrizó el pasado viernes, 25 de julio, en el Reino Unido. Nada más pisar suelo británico, el presidente de Estados Unidos fue recibido por la multitud. Como era de esperar, cientos de curiosos acudieron a ver el aterrizaje del Air Force One en el aeropuerto de Prestwick, cerca de Glasgow.

Horas después, este sábado, 26, se ha dejado ver en sus campos de golf, donde también se ha topado con los objetivos de la prensa internacional y las miradas indiscretas de otros jugadores en el green.

El Jefe de Estado norteamericano se encuentra en Escocia en "una visita privada". Durante su tiempo de ocio personal, ha jugado al golf con algunas de sus personas de confianza: su hijo Eric (41) y Karoline Leavitt, portavoz de la Casa Blanca. Ni rastro de su mujer, Melania Trump (44).

Donald Trump ha visitado su campo de golf, Trump Turnberry, ubicado en la costa oeste, en Ayrshire. GTRES

Su viaje, en realidad, no es tan privado como pudiera parecer. Este domingo atenderá un importante encuentro. Se reunirá con Ursula von der Leyen (66) para el posible cierre de un acuerdo comercial con la UE (hablarán sobre la negociación de los aranceles).

Antes de su cita con la política alemana, Donald Trump ha sacado momentos para jugar a su deporte favorito con su hijo Eric y el embajador de Estados Unidos en el Reino Unido, Warren Stephens (68). Su fiel mano derecha, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt (27), también lo ha acompañado.

La sombra del caso Epstein

En su 'escapada' al otro lado del charco, un viaje que se anunció con dos semanas de antelación, no se le ha visto en compañía de su mujer. Inicialmente se habló de que la Primera Dama estaría a su lado, pero no hay constancia gráfica de que haya estado con él en sus incursiones con el palo.

Se prevé que su estancia en el Reino Unido dure cuatro días. En ellos espera tomarse un respiro de las tormentas que azotan en su país de origen, como la que se ha desatado en relación a sus vínculos con Jeffrey Epstein, el financiero condenado por delitos sexuales.

Donald Trump, con su hijo Eric, en su campo de golf en Turnberry, Escocia. GTRES

Pero lo suyo, bien se sabe, no es mantenerse al margen. Ni mantener la boca cerrada. Poco después de llegar a la localidad de Turnberry, donde tiene sus negocios y en el que abrirá un club de golf el próximo 13 de agosto, el político ha lanzado un mensaje casi apocalíptico sobre la inmigración.

“Tenéis que parar esta horrible invasión que está sucediendo en Europa”, ha advertido. “Estáis arruinando vuestros países”, afirmó. Incluso ha lanzado varias advertencias: “Será mejor que actuéis unidos o ya no tendréis Europa", o "poned fin a los molinos de viento".

Al margen de sus pullas en materia de política, el verdadero objetivo de su viaje no consiste en analizar los flujos migratorios en Europa. Lo suyo, en teoría, son unas minivacaciones discretas, un pequeño paréntesis del trabajo para atender sus negocios familiares. Es, de momento, lo que ha hecho. 

Karoline Leavitt, portavoz de la Casa Blanca, ha acompañado al Presidente de Estados Unidos en su visita al Reino Unido. GTRES

Su nuevo club de golf, por cierto, ha hecho que muchos residentes no lo hayan recibido con los brazos abiertos. Aunque no faltaron los admiradores, cientos de personas se han manifestado este sábado en las ciudades de Edimburgo y Aberdeen contra su visita a Escocia.

Los manifestantes portaban pancartas con lemas como 'Trump no es bienvenido', 'Haz que América piense otra vez', 'Detengan a Trump' o 'Donald Trump es un dictador'. Todo ello con banderas palestinas y referencias al escándalo Epstein.

Fuertes medidas de seguridad

Al margen de estas protestas, el mandatario ha practicado su deporte predilecto rodeado de sus personas de confianza y ante fuertes medidas de seguridad. Después de que la Policía inspeccionara los terrenos para garantizar su seguridad, ha estado escoltado por el servicio secreto.

Cabe recordar que Donald Trump ha realizado dos inversiones principales en Escocia, ambas vinculadas al sector del golf. Y no exentas de polémicas. Una de ellas es Trump Turnberry, ubicado en la costa oeste, en Ayrshire, y donde se encuentra estos días.

Este exclusivo resort de golf, que también cuenta con hotel de lujo, lo adquirió en 2014 por 60 millones de dólares. Es una de las joyas de su imperio y ha acogido importantes torneos internacionales.

Por otro lado, es propietario de Trump International Golf Links. Situado en Menie, a unos 13 kilómetros de Aberdeen, ha sido quizá su apuesta más polémica. Lo compró en 2006, aunque no fue inaugurado hasta seis años más tarde, en 2012. Entonces despertó una intensa oposición local debido a su impacto sobre un sistema de dunas catalogado como zona protegida.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llegó el pasado viernes al aeropuerto de Prestwick, cerca de Glasgow, al inicio de una visita privada de cuatro días a Escocia. GTRES

A pesar de las críticas de grupos ecologistas y residentes, el complejo siguió adelante y ha ampliado recientemente su oferta con un segundo campo de golf de 18 hoyos, bautizado como MacLeod, en homenaje a la madre del expresidente, Mary Anne MacLeod, nacida en Escocia.

Su nueva incorporación forma parte del intento por revitalizar el lugar y aumentar su atractivo para turistas y aficionados al golf de todo el mundo.

Cita con Keir Starmer

Este segundo campo de golf registró pérdidas de 1,4 millones de libras (1,9 millones de dólares) en 2023. Sus activos ascienden a 37 millones de libras (49 millones de dólares) y en la actualidad da trabajo a 84 empleados.

El próximo lunes, 28 de julio, Donald Trump está citado con el primer ministro británico Keir Starmer (62), con el que también tiene previsto cenar la jornada anterior. Y es que esta visita privada tiene tan poco carácter reservado como su propio protagonista.