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Nos ha conquistado a todos. Nos ha enamorado. Irremediablemente, muchos hemos caído rendidos a sus pies. Y es que resulta imposible resistirse al carisma de Benson Boone (22 años). Un cantante de increíble capacidad vocal que, pese a su juventud, se ha convertido en un fenómeno de masas. Está provocando una auténtica revolución en el mundo de la música.

Su espectacular voltereta en los Premios Grammy 2025 se convirtió en viral. Fue el pasado mes de febrero cuando la imagen del cantautor dando un salto mortal desde un piano de cola en pleno show dio la vuelta al mundo. Fue una performance como pocas se habían visto hasta entonces. Minutos antes de entonar Beautiful Things se desprendió de su esmoquin con la ayuda de Heidi Klum (51) y Nikki Glaser (40), dejando al descubierto un entalladísimo mono azul brillante. Acto seguido se dirigió al escenario. Y dejó a todos con la boca abierta con uno de sus blackflips.

Este sábado, 13 de abril, ha vuelto a hacer historia. Su homenaje a Queen junto a Brian May (77) en el escenario de Coachella ha provocado furor. En el festival, celebrado en el desierto de Colorado, ha cautivado al público con otra de sus volteretas, solo aptas para quienes, -como él-, tienen la condición física de un atleta. Además, ha bordado su interpretación de Bohemian Rhapsody. Quién hubiera dicho que aquel tímido joven que se presentó a un talent musical hace apenas cuatro años iba a arrasar de esta manera.

Benson Boone se dio a conocer para el gran público antes de ayer, como quien dice. Con tan solo 18 años hizo una audición en American Idol. Era el año 2021. Sentado al piano, que aprendió a tocar desde pequeño, tocó una versión de Punchline, de Jon Bellion (34). Por supuesto, sorprendió a los jueces: Luke Brian (48), Lionel Richie (75) y Katy Perry (40). Desde el minuto uno, esta se percató de que tenía delante de sí a una futura estrella.

Su paso por American Idol

"Te voy a decir algo que tal vez no creas, pero si lo crees, podría suceder. Te veo ganando American Idol si tú quieres", le espetó la cantante a Boone en el concurso. Lo cierto es que no se hizo con la victoria, porque prefirió marcharse del programa antes de llegar a la fase final.

No le hizo falta quedarse. En poco tiempo empezó a compartir sus singles en las redes sociales. Enseguida logró meterse a la gente en el bolsillo con temas que él mismo compone. Sus admiradores se cuentan por millones. A día de hoy lo siguen 5,5 millones de personas en Instagram. Cerca de 7,6 millones en TikTok, y más de 375.000 en X.

Benson Boone, en La Noche de Cadena 100, en Madrid, en 2023. GTRES

Nacido en Monroe, un municipio de tan solo 20.000 habitantes en Washington, Benson Boone se crió en el seno de una familia mormona. Tiene cuatro hermanas: Kaylee, Natalee, Emma y Claire. Todos ellos pertenecen a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Una religión, por cierto, que él ya no profesa.

Familia de mormones

En una entrevista con Rolling Stone explicó que abandonó la iglesia en la que fue educado por sus padres. Llegó a asistir un semestre a la Universidad Brigham Young-Idaho, pero se dio cuenta de que no era su camino. “Tengo mis propias opiniones”, confesó. "De niño, mucha gente en la iglesia hablaba de sus experiencias, revelaciones, sentimientos y voces personales. Nunca lo sentí tan presente físicamente como ellos, así que siempre me sentía confundido y frustrado".

Aunque no ha seguido los pasos de sus seres queridos en materia de fe, sí comparte con ellos la pasión por la música. Todos ellos son aficionados, cantan y tocan algún instrumento. El estadounidense descubrió su talento musical por primera vez cuando un amigo le pidió que tocara el piano y cantara en una competición de bandas en sus años de instituto. No tenía experiencia en cantar, pero le encantó la experiencia.

Así, el chico tímido empezó a abrir paso al artista que llevaba dentro. Ahora es capaz de desatar la locura entre su público, pero es consciente de sus límites. Fuera del escenario es de carácter reservado.

"Hay un arte en volver loco a cualquiera. Tampoco quiero que la gente venga a un concierto esperando que me quite la camisa y que sea como una exhibición de armas", ha explicado en una entrevista en Los40. Delante del micrófono es capaz de destapar a un verdadero 'monstruo' musical, pero no quiere sexualizar ni frivolizar con su imagen. "No quiero que mi físico sea el motor principal de mis conciertos", dice.

Habla de su aspecto físico

Se considera "muy exigente" consigo mismo. Tanto, que a veces roza la obsesión: "Cuando empiezo a pensar demasiado en mi apariencia, me mata porque siempre hay algo más que podría hacer. Siempre hay un peinado o, por ejemplo, podría tener los brazos más grandes. Podría tener los hombros más grandes. Es interminable. No puedo permitirme pensar así porque nunca seré feliz si lo hago".

Sobre su extraordinaria condición física y su habilidad para hacer piruetas, reconoce que es gracias a su afición al deporte. "Obviamente, disfruto hacer ejercicio y quiero mantenerme en forma porque lo necesito. Pero no puedo ser el icono sexual del siglo, simplemente porque no soy así", expresó en el citado medio.

Pero, por mucho que quiera desvincularse de una imagen estereotipada, resulta inevitable fijarse en su alborotado pelo rizado, su peculiar manera de lucir bigote o la particularísima destreza con la que se desenvuelve cada vez que se pone delante de un micrófono. Son los ingredientes secretos de la 'fórmula Boone'. Una que lo está petando más que la fórmula de la Coca Cola en la industria de la música.

Detuvo un concierto al ver a una ex

El aspecto menos conocido de su vida es el sentimental. Hasta la fecha no se le conoce pareja. La única vez que dio señales sobre su pasado amoroso fue el día que paró un concierto tras reconocer a una exnovia entre el público. Aquello sucedió el pasado 7 de marzo, en el Louis Music Park, en Maryland Heights (en Missouri, Estados Unidos). No tuvo reparo alguno en contar ante los asistentes que salieron juntos cuando aún estaban en primaria: él en octavo y ella, en séptimo. Ese instante, una vez más, corrió como la pólvora en las redes sociales.

Basta con ver su último concierto en Coachella para comprobar que su receta para el éxito es infalible. Ataviado con un mono de brillos en color azul celeste que dejaba al aire su pecho, y con una capa de rey inspirada en las que lucía Mercury en sus conciertos, el cantante ha ofrecido un espectáculo espectacular, impresionante, e irrepetible.

El reto de estar en Coachella al lado de Brian May ha sido, probablemente, uno de los mayores de su vida. Estar delante de miles de personas para cantar un tema de Freddie Mercury es meterse en camisa de once varas. Quién osa igualar o ponerse al nivel de un mito. Él se ha atrevido a hacerlo. Y lo ha bordado.

Sus saltos, seña de identidad

El público aplaudió su manera de cantar, a todo pulmón. Con el corazón. Y, como era de esperar, con el blackflip que siempre incluye en sus presentaciones, y que se ha convertido en una de sus señas de identidad.

"Hay una cantidad increíble de cosas que me gustaría decir aquí. Pero esta es mi mejor oportunidad", escribía en sus redes tras el concierto. "Este espectáculo es, con mucho, la mayor producción de la que he formado parte. El trabajo, la dedicación y el tiempo para construir y ver algo como esto es casi incomprensible... Estoy muy orgulloso de haber sido parte de este espectáculo".

"Amo este trabajo, amo esta vida, amo la música, y amo a la gente que tengo a mi alrededor. Dios los bendiga", concluía en su emocionado post. Se le ha olvidado mentar que ese mismo Dios bien podría bendecir a su persona, pues ha conseguido hitos que hasta ahora nadie había alcanzado. Solo él ha logrado que miles de personas en todo el planeta tengan su grito de amor, ese incomparable 'please, stay', metido en la cabeza a todas horas. Como un bendito taladro de energía.