Emmanuel Macron (39 años) tiene más tacto y gusto con el uso de su maquillaje que Donald Trump (71), pero utiliza tanto o más como el presidente de Estados Unidos. Y es que el palacio del Elíseo ha hecho públicas las facturas de la maquilladora oficial del líder galo y los ciudadanos se han quedado perplejos con el dineral que se ha gastado en dar una imagen mejorada de su rostro.

En el trimestre que lleva encabezando el gobierno francés, Macron se ha gastado 26.000 euros en los servicios de su maquilladora personal, Natasha M. Las dos facturas que ha compartido el ejecutivo demuestran que existen dos pagos, uno por 10.000 euros y otro de 16.000 euros, según ha publicado el diario francés Le Point.

Brigitte y Emmanuel Macron. Gtres

Esa cifra total hace una media de más de 8.000 euros al mes que el marido de Brigitte (64) habría desembolsado en cosméticos y trucos de belleza para que su cara luzca perfecta en cualquier acto público. Podría parecer una cantidad desorbitada, pero su antecesor, François Hollande (63) llegó a gastar más de 10.000 euros en solo un mes, lo que supuso la crítica constante de los franceses que calificaron de 'auténtico despilfarro' tal dato y no ha sido menos en esta ocasión.

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Mientras algunos líderes políticos optan por el maquillaje para ocultar arrugas y marcas, Macron se alía a los polvos y bases pigmentadas para resaltar pómulos, afinar su barbilla y dar luz a su mirada. El gobernante galo pone en práctica el método propagado por el clan Kardashian: el 'contouring'. De hecho, los conciudadanos de Macron le han bautizado como 'el rey del contorno', por emplear asiduamente esta técnica de belleza en su rostro.

Los medios franceses, por boca de sus paisanos, han recogido las críticas que ha suscitado esta información sobre la 'coquetería' de su presidente y tampoco han sido menos con la primera dama. Para los galos, Brigitte, no viste acorde a su edad ni a su estatus de esposa del líder de Francia. La longitud de sus faldas y vestidos es demasiado corta, según los habitantes del país vecino.

Después de que el 14 de mayo llegara al Elíseo la gran mayoría de los franceses aplaudieron su ascenso político y se mostraron orgullosos de la figura de Macron. Hoy, tres meses más tarde, comienzan las primeras críticas hacia la pareja de dirigentes, que lejos de preocuparse, estarán centrados en trabajar por Francia y en celebrar en unas semanas su décimo aniversario de boda, fecha para la que desearán estar bellos y, seguro, volverán a utilizar los servicios de su maquilladora personal.

Boda Macron