Hace unos días, Cinesa anunciaba la devolución de la entrada de cine si al usuario no le gustaba la película en cuestión en los primeros 60 minutos. Detrás de la decisión se encuentra el hombre más rico de China, Wang Jianlin (62 años), propietario del Grupo Wanda. El conglomerado adquirió recientemente el Edificio España del centro de Madrid, aunque se desprendería de él poco después.

Además, en la actualidad prepara el Eurovegas chino y, por si fuera poco, se ha hecho con una parte del accionariado del Atlético de Madrid -por 45 millones de euros-. Si se descuida, se hará también con la nomenclatura del futuro estadio. 

Wang Jianlin, el hombre más rico de China. Gtres

Jianlin, cuya fortuna estimada por Forbes supera los 31.400 millones de dólares, ocupa el puesto 59 en la lista de las personas más poderosas del planeta.

Es un aficionado confeso al fútbol y a la cultura. No en vano, en los años 80 fundó el primer equipo profesional de China. Tampoco es de extrañar que se haya aliado con Enrique Cerezo (68), presidente del Atlético de Madrid, que posee una productora de cine y televisión. 

Wang junto a Enrique Cerezo, con el que ha firmado ya varios convenios. Efe

Wang Jianlin está casado y tiene un hijo, de 28 años, que está llamado a convertirse en su heredero. Amigo de las ostentaciones, el joven Wang Sicong es muy activo en las redes sociales, en las que presume de sus propiedades materiales y de su husky Keke.

El joven ha llegado a crear incluso un perfil de su perro para mostrar al mundo los innumerables regalos que éste recibe de su amo, entre los que se encuentran dos Apple Watch de oro de 18 quilates, valorados en 18.000 euros cada uno, bolsos de la marca Fendi, varios iPhones 7 o agua embotellada de la lujosa firma Fiji.

Sicong no tiene, por el momento, ningún oficio ni beneficio. Se educó en internados internacionales repartidos por países del Viejo Continente como Reino Unido.

Se dedica, eso sí, a celebrar sus cumpleaños por todo lo alto. La de 2015, por ejemplo, se hizo famosa por el regalo con el que obsequió a sus invitados pese a que él fuera el homenajeado: un iPad a cada uno. Además, les pagó los desplazamientos y contrató a un grupo de música famoso de Corea del Sur.

No es extraño que Wang Jianlin no confíe en dejar su imperio en manos de su vástago, pues éste no parece interesado ni lo suficientemente preparado para asumir la responsabilidad que conlleva suceder al hombre más rico de China. Sicong trabaja en algunas de las empresas de su progenitor, pero sin ningún cargo de relevancia. En lugar de eso, prefiere dedicarse a los videojuegos, a las redes sociales y a hacerle regalos a su perro Keke.

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