Washington D.C

El tenso y agrio debate que protagonizaron ayer por Donald Trump (70) y Hillary Clinton (60) ha puesto en evidencia el nivel de polarización y crispación que ha alcanzado la sociedad norteamericana, en parte debido a que sus dos grandes partidos parecen haber llegado a un irreconciliable punto de no retorno. Sin embargo, aún hay gestos que reconcilian al pueblo estadounidense con sus líderes, como la imagen que estos días encandila a EE.UU., el entrañable abrazo de Michelle Obama (52) y Geroge W. Bush (70) del pasado sábado, durante la inauguración del Museo de Historia Afroamericana en Washington DC.

Durante estos días de enfrentamientos raciales en el país, la instantánea se ha convertido en todo un icono y ha recorrido las redacciones de medio mundo. Quizá porque puede representar el entendimiento entre dos Américas o quizá porque demuestra que más allá de las diferencias políticas, los estadounidenses pueden unirse para lograr grandes metas, la fotografía ha dado para todo tipo de comentarios a este lado del Atlántico.

Todo comenzó cuando Barack (55) y Michelle Obama llegaron al acto de apertura del nuevo centro cultural dedicado a la población negra, y que tras décadas de bloqueo, el exmandatario republicano impulsó durante su etapa presidencial. La primera dama se acercó a saludar a Bush, que aguardaba junto a su mujer Laura (69). Tras darle un efusivo abrazo, el republicano le correspondió posando la cabeza sobre su hombro, cerrando los ojos y sonriendo.

El gesto, desde luego, ha sorprendido e incluso han aparecido algunos críticos. Un sector de la opinión pública más liberal-progresista norteamericana afea a la esposa del presidente que haya dado por 'perdonada' la gestión de Bush, ayudando a blanquear su imagen. Eso pese a que fue él quien liberó los fondos económicos necesarios para levantar el museo dedicado a la herencia afroamericana, que se erige gracias a él en un sitio privilegiado del National Mall, junto al obelisco dedicado a George Washington.

La mayoría, en cambio, ha saludado esta poco previsible buena relación entre dos personas tan alejadas ideológicamente. No olvidemos que durante el periodo electoral de 2007, Obama enmendó prácticamente la totalidad de la etapa anterior a su llegada a la Casa Blanca, marcada por las campañas militares en Irak y Afganistán.

Pero al margen de posiciones políticas, este curioso 'flechazo' se ha ido fraguando poco a poco. El pasado mes de julio, cuando se celebraron en Dallas los funerales por los agentes de policías tiroteados durante las manifestaciones contra los abusos policiales, la pareja también sorprendió cogiéndose de la mano mientra se entonaba una de las canciones ceremoniales, que por cierto el republicano llegó incluso a bailar. El 'momentazo' llegó cuando Michelle, algo anonadada ante esta actitud, acabó contagiándose del balanceo de Bush y riendo junto a él.

Tiempo antes, hace cuatro años, durante una visita de Bush a la Casa Blanca para descubrir su preceptivo retrato oficial, bromeó al recordar que cuando los británicos invadieron Washington e incendiaron la residencia presidencial en 1814, la entonces primera dama, Dolley Madison, rescató la pintura del primer George W. "Si pasa algo, Michelle, ahí está tu hombre", soltó apuntando hacia su cuadro.

Los encuentros entre ambas parejas son más habituales de lo que pudiera parecer, ya que al suceder Obama a Bush en el cargo, cada vez que la ocasión requiere mostrar unidad nacional, procuran dejarse ver juntos. Además, según dicta el protocolo, la primera dama debe situarse junto al expresidente, por lo que a base de actos conjuntos, ha ido naciendo una peculiar amistad. De hecho, ya no es raro verlos compartiendo confidencias y sonrisas mientras el presidente pronuncia algún discurso, como ocurrió en marzo de 2015 durante el 50 aniversario de la batalla de Selma, Alabama.

Buena relación

Al ex comandante se le suele elogiar que haya sabido abandonar con dignidad el Despacho Oval para ocupar su sitio en los libros de historia. No ha criticado las decisiones de Obama ni se ha inmiscuido en los debates electorales, manteniendo una aplaudida neutralidad. Además, según destacaba al New York Times David Axelrod, ex asesor de Obama, fue "especialmente amable durante la transición en 2008", lo que explicaría la buena relación.

Entre Michelle y Laura Bush la química no es comparable, quizá porque la compostura de la ex primera dama, a diferencia de la de su esposo, no suele quebrarse con tanta facilidad. No obstante, desde que a principios de 2009 se reunieran en la Casa Blanca para planificar la 'mudanza' y el relevo en el cargo, se las ha visto juntas a menudo, en una actitud muy cordial. En aquel primer encuentro Laura declaró que a ambas las unía "una especie de club, de hermandad de mujeres" de presidentes. Su sucesora, por su parte, ensalzó su labor durante los años previos y su nivel de preparación, "difícil de encontrar".

Mención aparte merecen los memes que han recorrido las redes sociales desde el abrazo de marras, sustituyendo la imagen de Bush por un toda suerte de personajes y objetos, siendo quizá el que más éxito ha cosechado el que reemplaza al republicano por el recién separado Brad Pitt. Humor ante todo.

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