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Desde que este pasado miércoles, 5 de noviembre, las memorias de Juan Carlos I (87 años), Reconciliación, vieran la luz en todas las librerías de Francia -a España el volumen llegará el 3 de diciembre-, no se habla prácticamente de otra cuestión en los medios de comunicación.

Tanto a nivel nacional como internacional, la prensa disecciona la obra del que fue monarca de España durante 39 años, en la que se repasa los momentos más significativos de su vida pública y privada. Familiar e institucional; el hombre, el marido y el padre frente a un Rey.

Habla el Emérito de su papel en la Transición, de sus relaciones institucionales, de sus errores personales y de su exilio voluntario en Abu Dabi. No obstante, en las memorias hay ausencias: nombres que no se citan, alusiones veladas y, directamente, personas que no figuran.

Marta Gayá junto a una amiga en una imagen de archivo. Gtres

Juan Carlos decide no ponerle nombre a Corinna Larsen, la empresaria alemana y comisionista que se convirtió primero en buena amiga y luego en presunta amante. De hecho, el entonces Rey estaba tan enamorado de ella que llegó a plantearles a sus hijos el divorcio de Sofía (87).

Ni rastro tampoco de Bárbara Rey, la vedette que también tuvo un affaire -revelado públicamente en reiteradas ocasiones- con el padre de Felipe VI (57). En paralelo, llama poderosamente la atención el manto de silencio que se extiende sobre otro nombre propio: Marta Gayá.

Gayá, empresaria mallorquina y mayor confidente de Juan Carlos durante más de cuatro décadas, no aparece mencionada en ninguna página. Un silencio sobre el que algunos periodistas, como Mabel Galaz, periodista experta en Casa Real, han puesto el acento en las últimas horas.

"Juan Carlos ha tenido escarceos, o colaboraciones, como yo les llamo, y luego ha tenido una pareja oficial durante 14 o 16 años que ha sido Marta Gayá", ha aseverado la profesional. EL ESPAÑOL puede asegurar que en la actualidad entre Juan Carlos y Marta sólo existe "una leal amistad".

Hay buena relación entre ellos. "Hablan con frecuencia", cuenta quien conoce la historia. Aunque el Emérito ha optado por no incluirla en su relato público, quienes conocen su entorno aseguran que Marta sigue siendo una figura clave en su vida personal.

La historia entre Juan Carlos y Marta Gayá comenzó en los años 90, en Palma de Mallorca, ciudad natal de ella. Desde entonces, han compartido una relación marcada por la discreción. En 2007, Juan Carlos le regaló un apartamento en Cologny, una exclusiva zona de Ginebra, Suiza.

Marta Gayá, en una fotografía captada en 2007. Gtres

Ese inmueble se convirtió en el lugar donde ambos se veían. Tras su marcha a Abu Dabi en 2020, Juan Carlos ha mantenido contacto regular con Marta, y ha vuelto a coincidir con ella en Europa en varias ocasiones.

Aunque su residencia oficial está en Emiratos Árabes, el Emérito ha viajado a Suiza y a Sanxenxo, y en esos desplazamientos, según fuentes cercanas, ha mantenido encuentros con Gayá.

Marta Gayá reside actualmente en Gstaad, una localidad suiza conocida por su exclusividad y tranquilidad. Allí lleva una vida discreta, alejada de los focos, aunque mantiene su residencia de verano en Palma de Mallorca, donde pasa parte de la temporada estival.

Hija del empresario Fernando Gayá, propietario del hotel Villamil en la zona turística de Peguera, Marta ha estado vinculada al mundo de la hostelería y la decoración, aunque en los últimos años ha optado por una vida más privada.

Su entorno la describe como una mujer elegante, culta y reservada, que ha sabido mantener su independencia y proteger su intimidad incluso en los momentos de mayor presión mediática.

A diferencia de otras figuras que han rodeado al rey emérito, Marta nunca ha concedido entrevistas ni ha participado en debates públicos sobre su relación con Juan Carlos. Su silencio ha sido interpretado como una muestra de respeto y lealtad, valores que han definido su vínculo desde el principio.

A lo largo de los años, Juan Carlos habría realizado gestiones económicas y de protección para asegurar el bienestar de Marta Gayá.

Marta y el CESID

Como recuerda Vanitatis, su primera aparición pública fue en 1992, en la revista Época, bajo el titular "La dama del rumor".

Años más tarde, Tiempo aportaría más detalles sobre esta mujer enigmática, cuya cercanía con el entonces jefe del Estado fue tan intensa que, según se publicó, el monarca llegó a plantearse el divorcio de la reina Sofía.

La relación alcanzó tal profundidad que el CESID llegó a grabar una conversación entre Juan Carlos y su amigo Josep Cusí, en la que el rey confesaba estar enamorado y sentirse feliz junto a Marta.

Desde aquel primer encuentro en 1990, facilitado por el príncipe Tchokotua, la relación entre Juan Carlos y Gayá ha evolucionado hacia una amistad sólida y leal, marcada por la discreción.

Como señala el citado medio, Marta ha evitado cualquier protagonismo mediático y, en las contadas ocasiones en que ha viajado a Abu Dabi lo ha hecho de forma absolutamente reservada. La última visita conocida fue para celebrar el cumpleaños del rey emérito.