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El 26 de enero de 2024, Carlos III (76 años) pasó por quirófano para someterse a una intervención por un agrandamiento de próstata. Un proceso médico planificado y que comunicaron desde Buckingham nueve días antes, solo una hora y media después de que saliera a la luz que Kate Middleton (43) se recuperaba en el hospital de una cirugía abdominal. 

Carlos III salió bien de dicha operación y tres días después recibió el alta. El lunes 29 de enero de 2024, el monarca abandonó el hospital The London Clinic por su propio pie y acompañado de su mujer, la reina Camila (77). Sin embargo, aquella intervención marcó el inicio de un duro revés de salud del que sigue recuperándose

El 5 de febrero del año pasado, 10 días después de la cirugía, el Palacio de Buckingham anunció que el rey Carlos III padecía cáncer. "Durante la reciente intervención hospitalaria del Rey por agrandamiento benigno de próstata, se observó un problema aparte que suscitó preocupación. Las pruebas de diagnóstico posteriores identificaron una forma de cáncer", comunicaron desde la Corona británica.

La Familia Real británica en la misa de Navidad. Gtres

En el comunicado, Buckingham indicó que a causa del diagnóstico el soberano debía reestructurar su agenda y someterse a un tratamiento que sigue a día de hoy. El pasado 20 de diciembre, los medios británicos, citando fuentes cercanas, indicaron que, si bien la salud de Carlos III "ha ido avanzando en una dirección positiva", el monarca continuaría con el tratamiento este 2025. 

Más allá de este punto, son pocos los detalles que se conocen sobre la salud del monarca. El tema se ha tratado con absoluta discreción y desde Buckingham no han desvelado el tipo de cáncer que padece. Aunque el diagnóstico llegó tras su intervención por agrandamiento de próstata, no se confirmó si la enfermedad estaba localizada en esta zona. La Casa Real pidió privacidad y así ha se ha tratado. 

Entonces el hermetismo también rodeó a los Príncipes de Gales. No se tenían noticias de Kate Middleton y el príncipe Guillermo (42) se apartaba un tiempo de sus funciones para cuidar de su mujer. La futura Reina consorte, como su suegro, padecía cáncer. Sin embargo, lo comunicó el 22 de marzo. 

El panorama era crítico. Buckingham se quedaba sin sus pesos pesados y comenzaban a mostrarse las fatales consecuencias de una monarquía reducida, uno de los planes ideados por Carlos III tras asumir su reinado.