En el momento más duro para la familia Urdangarin aún hay espacio para las malas noticias. Pablo Urdangarin (17 años), segundo hijo de la infanta Cristina (53) e  Iñaki (50), se ha hecho un hueco en el mundo profesional del deporte gracias a sus aptitudes para el balonmano, lo que podría hacer sonreír a sus padres, pero su triunfo en el juego le ha obligado a tomar una dura decisión y abandonar a su madre en su momento más duro.

El joven ha dejado atrás su casa familiar en Ginebra y se ha mudado a Alemania donde ahora practica su afición de forma profesional en el equipo TSV Hannover en las filas de la categoría sub-19, según adelanta la revista Semana

Cristina y Pablo en una imagen de archivo en las playas de Bidart. Gtres.

El pasado viernes 14 de septiembre el nieto de Juan Carlos I (80) debutó con su nuevo equipo en un partido contra el JSG NSM Netelstedt, también alemán, en el que el conjunto del joven salió como vencedor. 

Pablo Urdangarin ya no vive con su familia, se ha alejado de ella y ha decidido convivir con más adolescentes en una residencia en Hannover. El lugar escogido es un centro en el que vivirá con distintos jóvenes promesas del deporte que, como él, aspiran a triunfar en el país alemán. 

Sus primeros pasos como gran profesional de balonmano los dio en Ginebra, donde residía junto a su familia desde que el escándalo del caso Nóos apareciera en su familia y decidieran poner rumbo a la ciudad suiza. Ahora, una vez acabados sus estudios en el centro Ecolint y a punto de cumplir la mayoría de edad, ha decidido fichar por el equipo en el que ahora debuta como gran apuesta en su disciplina. 

La afición de Pablo por el balonmano era, hasta el momento, una pasión desconocida por el mundo de la prensa pero no extraña su vínculo con este deporte que es herencia de su padre. El hijo de Iñaki sigue sus pasos, ya que con su misma edad, en 1986, el exduque de Palma debutó como jugador del Barcelona

Cuando Cristina e Iñaki formaron su gran familia, ambos se ocuparon de inculcar la pasión por el deporte en sus cuatro hijos pero, de momento, solo Pablo ha decidido hacer de ello su fuente de vida. 

Este abandono familiar llega en el peor momento para Cristina y sus hijos. Iñaki Urdangarin cumplió el pasado 18 de septiembre tres meses en la prisión de Brieva (Ávila) donde debe cumplir una condena de 5 años y 10 meses de prisión por prevaricación, malversación, tráfico de influencias, fraude y dos delitos fiscales.

Ahora, cuando los viajes a España se han convertido en habituales para poder ver al patriarca, la infanta se ha quedado junto al resto de sus hijos y recibiendo el apoyo constante de la familia de su marido.

[Más información: La depresión postvacacional de Cristina en Ginebra en su septiembre más duro]

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