El Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo se creó para ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas con autismo y lograr que tengan una vida plena, eliminando las barreras para su participación activa en todos los ámbitos de la sociedad.

El lema de la campaña de este año (2019) ha sido "Un gesto por el autismo". Con este lema, se pretendía animar a la sociedad a contribuir en la inclusión de las personas con TEA y, para ello, se propuso una iniciativa donde las personas podían hacer su pequeña aportación a través de las redes sociales, subiendo un vídeo o una foto haciendo el gesto de infinito de la manera más creativa y original que se quisiera, junto al hashtag #DiaMundialAutismo.

¿Qué es el TEA?

El TEA es una alteración neurobiológica que afecta al desarrollo y es perceptible en los tres primeros años de vida. Los indicios del autismo son dos:

  • Defectos en la comunicación y en consecuencia, en la interacción social.
  • Arquetipos repetitivos del comportamiento y actividades.

Los síntomas más habituales en los niños/as son:

  • La falta de interés por los otros/as compañeros/as cuando van a la escuela o al parvulario.
  • No señalan con el índice todo aquello que a otros/as niños/as les llama la atención y por supuesto, no lo comparten con nadie.
  • No hacen juegos simbólicos como pueden ser jugar a las "cocinitas", dar de comer a los muñecos o no juegan con camiones o coches como hacen otros/as niños/as imitando a los mayores. 
  • No miran a sus interlocutores ni crean contactos visuales.
  • Tienen problemas de comunicación, no entienden las metáforas, palabras de doble sentido o las bromas.
  • Pueden rehuir el contacto físico, teniendo una fuerte hipersensibilidad en el gusto, la audición o el olfato. Incluso en algunas ocasiones, no perciben el dolor.
  • No responden a la voz de sus progenitores por lo que en ocasiones pueden existir confusiones e interpretar que el niño/a tiene problemas de audición.
  • Se balancean, andan de puntillas o tienen comportamientos repetitivos.
  • No saben adaptarse a las relaciones sociales.

¿Quién debe diagnosticar el TEA?

Lo habitual es que el diagnóstico lo haga un neuropsicólogo o un psicólogo, aunque en ocasiones basta con un neuropediatra. Por ello, si tenemos sospechas de que nuestro bebé tiene síntomas de TEA, deberemos de dirigirnos a un especialista en el tema.

Atención temprana

En el caso de que el diagnóstico sea positivo, nos van a derivar a un Centro de Atención Temprana como los de la Comunidad de Madrid.

Esta atención temprana es un derecho que tienen las niñas y los niños con alteraciones del desarrollo. Este derecho está recogido en el artículo 25 de la Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad.

El Libro Blanco de la Atención Temprana

Este libro da respuesta en el menor tiempo posible a las carencias permanentes o transitorias que pueden tener los niños/as con ciertos trastornos de desarrollo, por lo que esta atención también está a disposición de las familias. Dentro de la atención temprana trabajan neuropsicólogos, logopedas, psicólogos, fonoaudiólogos, terapeutas, etc.  

En este servicio se trabaja con cada niño/a unas horas determinadas, dependiendo del las necesidades que tenga y, por supuesto, una atención personalizada. Este servicio también está a disposición de los familiares, dándoles una información y una formación adecuada para poder afrontar con mayor serenidad la situación. Esta formación está muy vinculada a ayudar a los adultos a expresar sus sentimientos y evitar que la frustración les supere.

No existe un tiempo concreto en la atención temprana, dependerá de los requisitos de cada niño/a y de sus familiares. 

¿Qué podemos hacer si nuestro bebé tiene TEA?

  • Lo primero que hay que saber es que el autismo no es un enfermedad y, como tal, no tiene cura, pero sí existen innumerables métodos para mejorar su integración a la sociedad.
  • Las personas autistas necesitan sobre todo, comprensión para poderles integrar en la sociedad.
  • Seguir los principios de Rivière.

Los principios de Rivière

  • Estructurar su vida para que no se vuelva caótica.
  • "Ponerse en sus zapatos" para comprender cómo entienden la realidad.
  • Respetar su espacio para que se sientan cómodos/as.
  • No hablarles mucho o muy deprisa, ellos/as tienen que decidir cómo comunicarse.
  • No hay que pensar que cuando se golpean o están inquietos lo hacen para castigarnos.
  • El autista necesita dormir bien y descansar.
  • No debemos tener sentimiento de culpa o convertir sus cuidados en una obsesión, que les podríamos trasmitir.
  • Hay que luchar por la dignidad de las personas con este trastorno. Las asociaciones quieren conseguir que las personas con TEA sean reconocidas con una discapacidad social, entendida como "una limitación a acceder a los medios que les permiten la inclusión social y por el rechazo del grupo mayoritario". Se tiende a pensar que el Trastorno del Espectro Autista es sinónimo de discapacitado intelectual o mental y no es así. Este pequeño matiz es el que puede generar la exclusión social y una desigualdad de oportunidades.
  • Se deber tener una buena actitud sobre el problema, de nada nos va a servir desesperarnos o pensar que nuestro hijo/a va a tener un mal futuro. 

Gracias a los avances en el estudio de estos trastornos y los resultados técnicos que se están logrando, junto a la contribución valiosa de las experiencias de estas personas, hay mucho conocimiento generado sobre el autismo que ayuda a mejorar la calidad de vida de las personas con autismo y a eliminar de una vez por todas, las barreras sociales.