El sida, o síndrome de inmunodeficiencia adquirida, fue una de las enfermedades más devastadoras del pasado siglo en el primer mundo, con muertes y contagios diarios, y un total desconocimiento de sus orígenes, síntomas y tratamientos. Afortunadamente, y en Occidente, está casi completamente erradicado, aunque por desgracia no ocurre lo mismo en el continente africano, donde ahora se centran los esfuerzos médicos y de investigación para erradicar tan terrible enfermedad.

Ya tocamos esta enfermedad de transmisión sexual en cómo hacerse la prueba del VIH. Ahora os daremos más información sobre las formas de contagio.

¿Qué es el sida?

En términos exclusivamente médicos el sida o síndrome de inmunodeficiencia adquirida, es el estado avanzado de una enfermedad producida por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH Sida). Este virus lo que hace es ir destruyendo, de manera progresiva, el sistema inmunitario de la persona que lo padece, afectando sobre todo a las células denominadas linfocitos T4. Una persona seropositiva será aquella que esté infectada por el VIH.

El virus estará en su organismo, pero no presentará síntomas evidentes. El cuadro de sida se desarrolla cuando el recuento de linfocitos T4 es menor de 200 células por mililitro cúbico de sangre, cuando lo normal en cualquier persona sana es que haya unos 500-1500 linfocitos T4 por mililitro cúbico de sangre. Todas las personas que tienen en su organismo el virus, ya sean seropositivas o padezcan el sida, son portadoras y pueden provocar la transmisión del sida.

¿Cómo se contagia el sida?

El VIH se contagia a través de diversos flujos del cuerpo: la sangre, el semen, las secreciones vaginales, la leche materna. Estos fluidos corporales presentan una concentración del virus suficiente que contagia el sida, por ello hay que utilizar anticonceptivos del tipo condones y así evitar riesgos para la salud. En el siguiente post, os mostramos cómo ponerse un condón de forma eficaz y segura y así evitar el contagio de las distintas enfermedades existentes. 

La transmisión del sida tiene sus principales fuentes de contagio en:

  • La vida sexual: a través del contacto sexual, tanto vaginal como anal u oral, se puede contagiar el sida, aunque este contagio presenta un mayor riesgo a través del sexo anal, por la facilidad con la que se pueden producir heridas en estos tejidos.
  • Vía sanguínea: se puede producir cuando se comparte algún utensilio o material que haya estado en contacto con la sangre de una persona infectada, y que posteriormente pueda ponerse en contacto con una persona sana. Hay materiales de altísimo riesgo, tales como las jeringas, agujas, y todo el material de acupuntura o para realizar piercings o tatuajes. Todos estos utensilios deben ser necesariamente esterilizados antes de ser utilizados, como medida obligatoria de prevención. El riesgo de transmisión es bajo en las transfusiones de sangre, debido al estricto control de los donantes.
  • Vía madre-hijo: si la madre es seropositiva se puede producir el contagio del sida en las tres fases más importantes: el embarazo, el parto y sobre todo la lactancia.

No se contagia el SIDA con otros fluidos, tales como las lágrimas, la saliva, o el sudor, el virus puede estar latente, pero no en las cantidades suficientes. 

Cuáles son los grupos de riesgo en el contagio del SIDA

Los grupos de riesgo están muy identificados, y son los recién nacidos de madres con VIH que no recibieron tratamiento durante el embarazo; los drogodependientes que comparten agujas para inyectarse dosis por vía intravenosa, o las personas que mantienen relaciones sexuales sin utilizar preservativo, sobre todo las relaciones sexuales de tipo anal.

Cómo no se contagia el SIDA

Estas acciones, por ejemplo, son completamente seguras:

  • Compartir vajilla, utensilios de cocina, ropa o comida, ya que la transmisión de SIDA no se produce a través de la saliva o del aire, y no existe peligro cuando se comparte con personas infectadas. Por tener contacto físico, como abrazar y besar, tampoco puede contagiarse el SIDA.
  • A través de animales domésticos, ya que el SIDA no se puede transmitir de animales a seres humanos y viceversa.
  • No se transmite el SIDA si se tiene contacto con la saliva, el sudor, las heces, la orina o las lágrimas de una persona infectada.
  • Tampoco por picaduras de insectos ni donando sangre, semen u órganos. Las agujas y el material que se emplea en cualquier donación deben estar perfectamente esterilizados, de hecho, es obligatorio y de sentido común que lo estén. Además, las personas donantes, se someterán siempre, y de forma obligatoria, a un análisis de sangre riguroso.
  • Tampoco se contagia el SIDA acudiendo a piscinas, gimnasios o lugares públicos frecuentados por personas que estén infectadas.

Cuál es el tratamiento para el SIDA

Hasta ahora, no se conoce una cura definitiva para el SIDA, porque ningún tratamiento ha conseguido eliminar por completo el virus del organismo. Sin embargo, sí hay tratamientos que ayudan a que el recuento de CD4 sea cada vez más normalizado, y se mejore así la calidad de vida de las personas con el virus, aunque es necesario tener en cuenta que el paciente puede contagiar el SIDA.

Uno de los tratamientos más utilizados es el retroviral. Es efectivo, pero tiene efectos secundarios, y entre los más comunes el malestar permanente, debido a mareos, náuseas, dolor de cabeza, o acumulación de grasa, sobre todo en el abdomen. Además, hay que tener en cuenta que no se pueden usar durante un tiempo prolongado en determinados pacientes, ya que se puede producir un alto riesgo de paro cardiaco.