Los coches manuales son unos vehículos que poseen una caja de cambios que se utiliza de forma manual. En este tipo de transmisión, es el conductor el que indica qué marcha debe llevar el coche a la hora de conducir.

No obstante, siguiendo una serie de pasos y directrices, conducir un coche manual no resulta tan complicado. Lo importante en este caso es saber manejar bien el embrague y dominar los cambios de marcha con la sincronización más adecuada. A partir de aquí la conducción se vuelve cómoda y sencilla. El embrague será el pedal del coche que nos ayudará a hacer los cambios de marcha más suaves y más fáciles para el manejo del vehículo.

En otro post, ya os mostramos cómo funciona un coche híbrido, ahora veremos cómo se conduce un coche manual. 

Cómo arrancar un coche manual

Arrancar un coche manual es bien sencillo, aunque diferente a como se hace con un coche automático. Lo primero que debemos hacer es echar el freno de mano y poner la palanca de cambios en punto muerto.

A continuación, colocamos el pie derecho en el freno y arrancamos el vehículo. Luego presionamos el embrague con el pie izquierdo y colocamos la palanca de cambios en primera marcha, pero siempre sin levantar el pie del freno. Ya solo nos quedaría soltar el freno de mano y levantar el pie derecho del freno cuando estemos listos paras avanzar.

En un principio este proceso quizás le resulte complejo a muchas personas, pero una vez que cogemos práctica prácticamente sale solo.

Cómo conducir un coche manual

Una vez que hemos arrancado el coche, hay que ir controlando el uso del embrague y los cambios de marchas. De lo contrario, es muy probable que la estabilidad del coche no sea la más adecuada.

Nada más arrancar el vehículo, y con el pie aún puesto en el embrague, se coloca el pie derecho en el acelerador y se presiona un poco. Luego se afloja el pie del embrague y se comienza a pisar el acelerador cuando notemos que la presión del motor comienza a disminuir. Es la manera que el coche tendrá para acelerar en la primera marcha.

Una vez que el vehículo llegue a las 3.000 revoluciones por minuto, retiramos el pie del acelerador y presionamos el embrague con el pie izquierdo. A continuación, movemos la palanca de cambios y la colocamos en la segunda marcha. Finalmente, soltamos el embrague y, al mismo tiempo, pisamos el acelerador. De esta manera tan sencilla se realiza el cambio de marcha en un coche manual.

A partir de aquí, si se desea cambiar a una marcha superior habrá que repetir el mismo proceso. Solo tenemos que dejar que el motor del coche llegue a 3.000 revoluciones por minuto, soltar el acelerador, pisar el embrague, cambiar de marcha y soltar el embrague al mismo tiempo que se vuelve a pisar el acelerador.

Hay que tener en cuenta, eso sí, que solo se puede pasar de una marcha a la siguiente o a la anterior (de primera a segunda, de segunda a tercera, de tercera a segunda, etc.), pero nunca se deben saltar. Un cambio de marchas que debe efectuarse dependiendo de la situación en la que nos encontremos y el lugar por el que estemos circulando.

Pedales de un coche manual

Los pedales de un coche manual sirven para controlar ciertas funciones del vehículo como acelerar, frenar o cambiar de marcha:

  • El acelerador, situado a la derecha, es el encargado de mover el coche y controlar el envío de combustible a los cilindros. Un pedal muy importante para el consumo y el ahorro del vehículo y con el que debemos evitar las brusquedades y los acelerones, ya que estas reacciones inesperadas pueden provocar situaciones de riesgo.
  • El pedal del freno se halla en el centro y ayuda a reducir la velocidad, detener el vehículo y mantener la distancia de seguridad con el resto de coches. Lo ideal es pisarlo con suavidad, ya que abusar del freno puede acelerar su desgaste. Resulta pues de gran importancia adquirir un buen tacto con el pedal del freno.
  • El pedal del embrague se sitúa en el lado izquierdo y es el que debemos pisar a fondo en cada operación de cambio de marchas. Tras pisarlo, hay que soltarlo de forma progresiva mientras que se pisa el acelerador en su justa medida. Un uso excesivo e innecesario puede hacer también que se vaya desgastando el pedal.

Siguiendo cada uno de los pasos anteriores, podemos comprobar que conducir un coche manual no es nada complejo. Una vez que tengamos la práctica en el modo de arranque y el cambio de marchas, lo cierto es que la conducción resulta mucho más sencilla.