Hay acordes que lo significan todo. Marcan un momento, una emoción, evocan un lugar, un viaje, te trasladan a esa canción que forma parte de la banda sonora de la vida de cada uno. Cada artista, cada grupo, tiene sus propias melodías míticas, los estribillos que todos podemos tararear nos guste o no porque ya pertenecen a esa cultura popular de la que te empapas por ósmosis sin darte cuenta.

Si hay quien cree que a veces una imagen vale más que mil palabras, en este caso, unos acordes evocan más que cualquier descripción. Mientras María de los Ángeles Muñoz y Dionisio Martín Lobato aguardaban su momento estelar, los músicos ya tomaban posiciones en el escenario de la Plaza Mayor y arrancaban el entusiasmo de los miles de asistentes con el inicio en bucle de 'Escúchame'.

Es uno de los himnos de Camela, pero no el único. El dúo ha repasado en las Fiestas de Valladolid su trayectoria, 25 años de música, de cintas de casete y de amor por la tecno-rumba.

Un canción detrás de otra con la peculiar personalidad de dos cantantes que combinan a la perfección sus personalidades sobre el escenario y recrean con profusión de gestos el mensaje de sus temas cargados de alegrías y sinsabores a partes iguales.

Una conexión instantánea con sus entusiastas seguidores que hicieron que, al menos esta vez, el amor si fuera posible.