A veces un desconocido termina convirtiéndose en la mejor persona que se ha cruzado por tu vida. Amistad, ayuda y empatía, de eso va esta historia cargada de momentos y recuerdos de la mano de Roberto Gijón y Luis Pinel. Ellos se conocieron hace más de 10 años y desde entonces no se han separado nunca.

Roberto es una persona con discapacidad intelectual, que necesitaba un apoyo, aunque quizá más que eso, lo que realmente pedía era un amigo. Una mano que le sostuviera y animara, pero sobre todo que le aconsejara. Su situación era un poco "caótica" porque se rodeó de personas que "creía que eran amigos y se aprovecharon de mí". Casi como un ángel de la guarda apareció Luis, quien tuvo entrevistas con otras dos personas, pero como suelen decir, a la tercera va la vencida. Y así fue, porque Roberto apareció en aquella mesa y tras un largo café con el que hablaron sobre todos los temas que le rondaban la cabeza, decidió que era él y que no quería buscar a nadie más. Así, pero con una sonrisa de oreja a oreja, narra Luis el momento en el que se vieron por primera vez.

Él siempre ha tenido claro que quería ayudar a los demás, “me considero buena persona y me gusta implicarme”. En el caso de Roberto, “necesitaba a alguien que me escuchara”. El primer día se sentía “nervioso” pero pensó que era una “experiencia única”. “Nos caímos bien mutuamente”, afirman ambos y matiza Luis: "Desde el primer día hablamos el mismo idioma". Desde entonces, hace ya más de una década, son inseparables.

Roberto define a Luis como un “gran apoyo, una persona a la que le puedo contar mis problemas, mi día a día ”. Y más que eso, asegura que es su “hermano mayor” y que conocerlo le "cambió la vida". Luis asevera que en su casa “nunca ha habido problemas” respecto a este tema. Y no solo eso, sino que su hija, que lleva muchos años viviendo de cerca la historia, también se ha animado a acompañar a otras personas. Además, tras ver lo que su padre hacía y “con esa intuición que tiene” estudió integración social y ahora se acaba de matricular en la carrera de trabajo social. “Está convencida de que es lo que le gusta”, apunta su padre.

Reconocen que han pasado por “muchos momentos”, pero que lo más importante es “sacar tiempo y buscar la forma de escuchar”. Roberto asegura que lo más significativo es conseguir dar con alguien que te pueda apoyar: “Yo le cuento mis problemas y él a mí los suyos. Hay gente que puede ayudar mucho a las personas que tenemos discapacidad. A mí Luis siempre me ha dicho que le consultara todo primero”.

Con una mirada cargada de emociones y la voz entrecortada, Roberto cuenta lo “bien” que le acogió su familia, que siempre le hicieron sentir “uno más”. Además, narra el episodio del fallecimiento del padre de Luis como un gesto que los unió de verdad: “Yo estuve ahí y creo que él no se lo esperaba”. Pero lo cierto es que ha sido mutuo porque Luis ha acompañado muchas veces a Roberto a la residencia en la que estaba su madre.

Para todos aquellos que están dubitativos sobre si dar el paso y ser voluntarios, Luis tiene un mensaje: “Es fascinante a nivel humano, es contactar con otra persona que tiene sus gustos y su vida. Es enriquecedor. Yo no me pongo una careta para quedar con él. La definición exacta es un amigo. Solo necesitas sacar un hueco para acercarte a una persona y escucharla”. Y continua con dicho de los indios: “No puedes caminar una milla sin llevar mis mocasines, es ponerte en los zapatos del otro y saber cómo se sienten”. Roberto asegura que es “muy difícil encontrar a una persona en la vida con la que puedas contar siempre”, pero él ha tenido suerte porque sí que la ha encontrado.

Un proyecto solidario

Ellos están barajando la posibilidad de pasar y disfrutar juntos de la Navidad. Sin embargo, no todos tienen la misma suerte. Por ello, FUTUDIS ha comenzado con una campaña llamada 'Amigos Visibles' en la que solicitan la colaboración ciudadana para que las personas de Castilla y León se hagan voluntarias y los puedan acompañar. Lo cierto es que, como Roberto, hay muchos que forman parte de esta organización, pero que no tienen tanta suerte como él ya que no hay nadie que los acompañe. Tanto Luis como Roberto piden que la gente se una y ayude a quienes más lo necesitan. Las tareas son simples: ir a tomar algo, dar una vuelta o celebrar una fecha importante. Sin horarios ni obligaciones. Como ellos dicen al unísono: "Es quedar con un amigo". 

Además, también tienen una parte de financiación en la que todo el mundo puede aportar un donativo para que puedan seguir dando atención a estas personas con discapacidad intelectual que tanto la necesitan. Es fácil, un amigo por Navidad, para que todos ellos no tengan que estar nunca más solos.

Animan a todos a que se adentren en este mundo del voluntariado y puedan ayudar a personas con discapacidad intelectual. Una experiencia "única" y que te sirve para ser "mejor persona". Todo el dinero que recauden les permitirá financiar la organización y seguir dando cobertura a estas personas que lo necesitan. 

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