“La cornada definitiva no sabemos pero lo que está claro es que es muy dolorosa”, asegura el gerente de Café y Copas Murmullo, Francisco Javier Adeva Molleda, tras conocerse el cierre interior de la hostelería en Valladolid y que tendrá que cerrar su negocio al no disponer de terraza.

Este vallisoletano de 31 años que regenta su negocio desde hace tres años y medio publicaba ayer a través de la cuenta de Instagram del establecimiento que siente “rabia, impotencia y dolor” y pide ayudas directas para no tener que afrontar un cierre definitivo tras más de un año de pérdidas por las restricciones derivadas de la pandemia.

Pregunta. ¿El anuncio del vicepresidente y portavoz de la Junta de Castilla y León, Francisco Igea, del cierre del interior de la hostelería en Valladolid capital que ha hecho este lunes, es la cornada definitiva para su negocio?



La cornada definitiva no sabemos pero lo que está claro es que es muy dolorosa



Respuesta. La cornada definitiva no sabemos pero lo que está claro es que es muy dolorosa. Es el tercer cierre que sufrimos, el tercero sin ningún criterio claro, ningún tipo de ayuda ni solución y sin estar seguros de que sea el último. No puede ser que nos cierren el interior de nuestros locales sin llegar a trabajar ni un mes en ellos.

No se entiende que nos cierren el interior de los establecimientos en Valladolid capital pero si podamos irnos este fin de semana, que da lluvia y mal tiempo, a los bares y restaurantes de los pueblos que rodean nuestra ciudad, para que dentro de 15 días toda la provincia tenga que afrontar este cierre interior y se alargue durante más tiempo con los consiguientes efectos negativos que esto va a generar.

P. ¿El cierre va a ser definitivo?



Vemos bastante complicado nuestro futuro



R. Todo depende del tiempo. Del tiempo que estemos con nuestro interior cerrado y del tiempo que tarden en llegar las ayudas. Por el momento vamos a cerrar al completo. En los anteriores cierres abrimos para ofrecer productos para llevar pero ahora mismo, sin terraza y con el inicio del buen tiempo, no nos compensa tener el local abierto. Hemos intentado ser optimistas en todo momento pero después de los diferentes cierres, a cada cual con criterios diferentes a la hora de tomar decisiones por parte de nuestro dirigentes, vemos bastante complicado nuestro futuro.

P. ¿Cómo ha sido este año, desde que comenzó la pandemia, para usted?



R. Para mí, al igual que para el resto de compañeros del sector, ha sido un año de desgaste físico pero sobre todo de un gran desgaste mental. Ha sido un año en el que hemos visto que la Junta ha cambiado de criterios continuamente, de medidas, nos ha modificado el aforo de nuestros locales aun con la distancia exigida. Ha hecho que nos convirtamos en los malos de toda esta película y en la “policía” que persigue a nuestros clientes para que cumplan las normas. Un año muy duro y lleno de incertidumbre.

P. ¿A cuánto pueden ascender las pérdidas?



R. Para ser sincero llegó un momento en que dejé de mirar las pérdidas y me centré en cómo mantener a flote el negocio y los empleos tirando de moratorias en los créditos y con la ayuda de un importante ICO que solicite en mayo del año pasado. A esto hay que añadir que la facturación ha caído un 60%, junto a que los cierres y las aperturas suponen una importante cuantía, ya que cada vez que cerramos hay producto que tenemos que regalar o perdemos y cuando abrimos tenemos que volver a comprarlo para iniciar una vez más la actividad. Además, como los cierres se producen prácticamente de un día para otro es imposible planificarnos.

Los dirigentes de la Junta no se hacen una idea de lo que significa cerrar un negocio. Es muy sencillo decretar el cierre pero nosotros, sin ayudas, tenemos que buscarnos la vida. En conversaciones con distribuidores y compañeros del sector el comentario general es que nos están arruinando literalmente con estas medidas.

P. ¿Cómo vivía cada vez que se establecían nuevas medidas restrictivas que afectaban a los establecimientos hosteleros?



R. Con desesperación y con el metro en la mano para colocar las mesas y que los clientes se sintieran lo más cómodos y seguros en nuestro espacio. Además, desde el principio, las medidas han sido en ocasiones confusas y nada claras. Es increíble que llevemos algo más de un año con esta situación y a día de hoy no haya unos criterios básicos y por los cuales regirse a la hora de llevar medidas para frenar las diferentes “olas” de contagios que hemos sufrido. Cada Comunidad tiene una incidencia acumulada por la cual rige sus restricciones, y por supuesto cada región tiene diferentes medidas a aplicar. No tiene sentido alguno que estemos así un año después. Han cometido los mismos errores que en Navidad, han permitido la llegada de turistas sin control y ahora, que ya la han preparado, pues nada a cerrar los negocios porque, total, a ellos no les afecta.

Las gran mayoría de los establecimientos hemos aplicado las medidas que nos han impuesto, haciendo de nuestros locales lugares seguros con su desinfección y ventilación adecuada a la situación. Todos sabemos que hay bares o restaurantes que no cumplen las normas o que sobrepasan los límites de las mismas, pero no puede ser que paguemos justos por pecadores y estemos continuamente en el ojo de huracán y sufriendo estas restricciones de manera generalizada en todo el sector.

P. Rabia, impotencia y dolor publicaba a través de la cuenta del establecimiento. ¿Es lo que siente?

R. Sí, son tres sentimientos que tenemos todo el equipo. Después de trabajar duro cada día 14 o 15 horas y ver cómo te cierran pese a hacer las cosas bien. Sin más, sin ayudas, sin expectativas, sin poder defenderte, sin poder buscar una alternativa a la situación. Si tienes terraza trabajas poco, algo o mucho en algunos casos pero ¿y los que no tenemos terrazas? ¿Qué hacemos? Mis compañeras al ERTE y a esperar. Lo mismo cobran algo el mes que viene o no. Depende de si han arreglado los ordenadores en el SEPE.

Desde el Ayuntamiento han sacado ayudas y sabemos que van llegando poco a poco. Somos muchos sectores afectados, pero el tiempo pasa y los recursos se agotan.Desde la Asociación Más Que Bares, además de las instancias solicitadas por cada uno, se ha solicitado medidas urgentes para que se tengan en cuenta a todos los bares y restaurantes sin terraza y nos ayuden a poder instalarla de alguna forma. Cierre de ciertas calles al tráfico, que se cierre a partir de ciertas horas, que se pueda instalar terrazas en plazas de aparcamiento, siempre dentro de un orden y sin que se vaya de las manos esta instalación de terrazas.

P. ¿Está siendo el sector hostelero injustamente maltratado?



R. Creo que somos uno de los sectores más afectados por las medidas. También tenemos a los sectores de los espectáculos, cultura, gimnasios o feriantes que tampoco han podido iniciar la actividad o que lo han hecho con numerosas restricciones.

Tienen que hacer llegar cuanto antes las ayudas, no en forma de ICOS, ni reducciones fiscales, ni cualquier otra medida similar. Sino ayudas en forma de indemnizaciones para hacer frente a los gastos acordes a la situación de cada sector con estas restricciones.

P. Un objetivo y un deseo. ¿Hay luz al final del túnel?



Todas las esperanzas están puestas en la vacunación, pero mientras tanto tenemos que seguir trabajando en nuestros negocios para aguantar



R. Es triste decirlo y pedirlo pero el deseo es que nos dejen trabajar. Que nos dejen trabajar con las medidas sanitarias impuestas y que no nos metan a todo el sector en el mismo saco. Que nos ayuden para seguir con nuestros proyectos, para seguir creando empleos, para que nuestros distribuidores no se queden atrás, para que nuestros clientes sigan disfrutando de nuestra hostelería de manera segura. Todas las esperanzas están puestas en la vacunación, pero mientras tanto tenemos que seguir trabajando en nuestros negocios para aguantar.