Volvimos al Argales 2, de mi amigo César Lomas, tras la última reunión culinaria, acaecida en diciembre, donde celebramos la Navidad con un excelente cochinillo asado.

Ahora, en las cercanías de la primavera, había que reunirse de nuevo una vez que las autoridades sanitarias abrieron la mano. Esperemos que no vuelvan a cerrarla, será señal de total normalidad. La vuelta había que hacerlo a lo grande y además por el careto.

Me explico: nuestro compañero de mesa y amigo, el floristero Poveda, casa a una de sus hijas mañana sábado, y con tal motivo nos invitó a comer un delicioso pollo de corral (un año tenía el animalico). Pero de un cocinado sabroso y gustoso, aunque le faltó una pizca de cocción. No obstante, cayeron las dos fuentes del suculento capón, cuyas carnes estaban salteadas con abundantes mollejas. La salsa de diez. También desapareció la fuente del complementario arroz hervido.

Antes, unas florituras en forma de pimiento asado y unas sardinas ahumadas que hicieron entrar en apetito a los cinco habituales: el citado Poveda, y los amigos Félix, Gerardo, César y el que suscribe. Poveda, el rey de las flores y plantas, trajo consigo unas botellas de tinto ribereño de un amigo bodeguero que elabora para él y sus allegados.

No había etiqueta identificativa, pero Gerardo, gran conocedor de los buenos caldos, le dio el visto bueno. Uno pidió el inveterado clarete cigaleño “adornado” con gaseosa. Como diría un luso: estabelecido por longa persistência. Una deliciosa naranja preparada con miel sirvió de postre.

Café, chupitos variados, con y sin, y al tapete. El mus en esta mesa es condición indispensable tras un buen almuerzo. Así que al lío. Ausente Poveda, César jugó con Gerardo y uno con Félix. Siempre me sentí protegido con y por el carnicero de Mojados y no nos fue mal, porque volvimos a ganar en dos disputadas partidas de cuatro juegos.

Ahora solo falta que nos toque la lotería que se empeñaron en jugar, aunque el número es bajo y raro. Pero al parecer todos entran en el bombo. Una velada deliciosa tras estos terribles meses de pandemia. Volveremos al redil porque ya lo dijo Cicerón: el placer de los banquetes debe medirse no por la abundancia de los manjares, sino por la reunión de los amigos y por su conversación.



Y si además ganas al mus…

Por cierto, felicidades anticipadas para Estefanía, la novia. Y obviamente a sus padres y hermanas.