José Antonio Vidales cumplirá 75 años el próximo 24 de diciembre. No cabe duda de que su vida siempre iba a estar ligada a la Navidad habiendo nacido en tan señalada fecha.
Por ello, no es de extrañar que este coresano adore esta época del año y la viva con especial ilusión. Tanta, que lleva décadas transmitiendo su pasión, primero a su hijo José y ahora a sus nietos Zoe (12 años) y José (9 años).
Este electricista jubilado lleva acudiendo a Zamora capital para ver las luces de Navidad con sus nietos desde "que eran unos bebés".
A José Antonio no solo le fascina lo bonita que queda la Bien Cercada con su iluminación navideña, sino que, como profesional del gremio, está "maravillado" de cuánto ha avanzado la tecnología lumínica en ese sentido.
"Antes se encendía y ya está, de aquella manera. Pero ahora todo automatizado", recuerda mientras recorre las calles iluminadas de Zamora.
Su memoria viaja a los tiempos de bombillas tradicionales, a los destellos sencillos que, sin embargo, despertaban la misma ilusión en él y en su familia.
Hoy, comenta, la ciudad ofrece un espectáculo completamente distinto, con luces programadas, colores cambiantes y juegos visuales que permiten "muchos tonos de colores, y entonces era a piñón fijo. Es una variación muy grande y a mejor, claramente".
Además, su experiencia como electricista le da una mirada crítica sobre la calidad de los materiales más asequibles frente a los fabricados por empresas profesionales.
"Cuando tocas la calidad, no es lo mismo unas que otras. Las chinas duran lo que duran", explica en referencia a las iluminaciones particulares y la apabullante oferta actual de luces de Navidad.
"Las luces no son solo un gasto"
José Antonio y su familia mantienen la tradición intacta: cada año hacen su recorrido por Zamora, disfrutando de las calles y tomándose algo en el camino.
La Plaza Mayor, con sus letras luminosas de Zamora, sigue siendo "el favorito de todo el mundo", aunque el pequeño José confiesa que prefiere las pequeñas tiras de luz que cuelgan de los árboles en La Marina, cortesía de Caja Rural de Zamora.
Su abuelo le explica que esos movimientos que ahora ofrecen las luces, "antes eran impensables". Para José Antonio la modernidad de estas iluminaciones le parece "fascinante" y reconoce que es "un verdadero arte".
Precisamente sobre la Plaza de los Sueños, que desde 2022 la entidad bancaria ofrece en la capital, José Antonio destaca que se trata de una iniciativa que considera "de las mejores de España" y que refleja un compromiso real con la ciudad.
Para él, la inversión en luces "no es solo un gasto", sino un incentivo económico y cultural: atrae visitantes, dinamiza comercios y convierte la Navidad en un atractivo de toda la ciudad.
De hecho, cree que desde que Caja Rural de Zamora comenzó con su iluminación, el Ayuntamiento "se ha tenido que poner las pilas y mejorar la decoración de la ciudad".
José Antonio también compara las iluminaciones de Zamora con las de otras ciudades: Valladolid, Vigo o Salamanca. Valora que cada ciudad aporta su estilo, pero reconoce que en Zamora "es fácil de disfrutarlo, porque es un paseo agradable".
A este abuelo le gusta que la ciudad se puede disfrutar sin aglomeraciones ni agobios porque la iluminación está concentrada de manera que se puede recorrer sin perder detalle, desde la Marina hasta la Catedral.
"Ir con el abuelo"
El recorrido familiar de los Vidales por las luces de Zamora es una mezcla de nostalgia y disfrute. Sus nietos se lo pasan en grande, aunque Zoe y José confiesan que lo que más les gusta es "ir con el abuelo". Y es que José Antonio y sus nietos mantienen una relación muy estrecha, que enternece con solo verlos.
José Antonio, Zoe y José posan en uno de los puntos selfie colocados por el Ayuntamiento de Zamora
Tanto es así, que a parte de visitar las luces de la capital, la familia se une cada año para decorar su casa en Coreses. Allí instalan toda una villa navideña, donde el pequeño José tiene ideas muy novedosas.
"Este año quiero que pongamos una tira en zig-zag, como la que tiene la calle Santa Clara", explica este niño, mientras mira a su abuelo. José Antonio le devuelve la mirada y en sus ojos se puede observar que ya está pensando en cómo hacer realidad el deseo de su nieto.
Un belén con cinco años que lo cambió todo
Así que no cabe duda de que la pasión por la Navidad en casa de los Vidales va más allá de contemplar luces. Y es que el germen de esta pasión por la época navideña surgió de un pequeño pesebre de barro que José Antonio recibió cuando apenas tenía cinco años.
José Antonio (abuelo), José (nieto) y José (padre) montando un belén
Ese pequeño presente generó en él una afición, que ha ido creciendo con los años, junto a su hijo y ahora transmite a sus nietos, con quien monta verdaderas escenas navideñas para casas, parroquias y cofradías, convirtiéndose en toda una referencia del belenismo en Zamora.
José Antonio explica con detalle cómo la tecnología ha transformado incluso los belenes: casitas de corcho, figuras elaboradas y elementos que permiten un realismo que antes era impensable.
El pequeño José montando un belén
Nuevas técnicas que él y su hijo han ido conociendo para montar belenes tan impresionantes como en el Colegio de la Candelaria, la iglesia de San José Obrero, en la sede de la Real Cofradía del Santo Entierro, en la sede de la Cofradía del Vía Crucis, en el Museo Etnográfico de Castilla y León, en la comisaría de la Policía Municipal de Zamora, en la céntrica iglesia Santiago el Burgo para la Cofradía Jesús Yacente, y, como no, en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción en Coreses.
Y por si fuera poco, José Antonio también ha encarnado en multitud de ocasiones al personaje más célebre de la Navidad: Papá Noel. Este coresano se ha enfundado el famoso traje rojo para visitar a niños en guarderías y residencias de mayores en su propio pueblo, para dar una feliz sorpresa a pequeños y mayores.
Una labor en la que su pequeño nieto José "casi me pilla un año", porque al verle en la guardería se percató de que "mi cara le sonaba mucho". Pero todo quedó en un pequeño susto, ya que José Antonio guarda un tremendo parecido con el mítico Santa Claus, tanto que no necesita ni ponerse barba postiza para la ocasión.
