Ignacio Enríquez (Nacho) ha recibido este sábado la ordenación diaconal en la iglesia de San Ildefonso, acompañado por familiares, amigos y compañeros de Cáritas Diocesana, entidad que preside en Zamora.
La ceremonia ha estado marcada por "la cercanía y la participación", según ha apuntado la Diócesis de Zamora, en "un momento clave en su camino vocacional y en su compromiso de servicio a la Iglesia".
El acto estuvo presidido por el obispo de Zamora, Fernando Valera, quien invitó a contemplar el diaconado como "una llamada a vivir el servicio desde la esperanza cristiana". En su homilía, destacó que la respuesta de Ignacio Enríquez "es continuidad de un sí sostenido en el tiempo, en la vida familiar, profesional y eclesial".
Valera subrayó la trayectoria de Ignacio Enríquez en la pastoral y en Cáritas Diocesana por el servicio que "has desplegado en tu vida y que marca indeleblemente tu historia, se hace hoy sacramento", resaltando la dimensión sacramental de su ministerio.
El obispo también ha recordado que el diaconado se vive "en comunión con la Iglesia y al servicio del pueblo de Dios". Por ello, ha invitado al nuevo diácono a dejarse guiar por el Espíritu, a ejercer su ministerio desde la humildad y a ser "instrumento de cuidado y de unión, especialmente con los más vulnerables".
La ceremonia concluyó con palabras de agradecimiento del obispo hacia Ignacio Enríquez, su familia, amigos y la comunidad diocesana por su acompañamiento y compromiso con la Iglesia.
Cabe recordar que la figura del diácono puede proclamar el Evangelio, predicar la homilía, administrar el bautismo, asistir al matrimonio y presidir exequias, aunque no puede celebrar la Eucaristía ni administrar la reconciliación o la unción de enfermos. También colabora estrechamente con el obispo y los sacerdotes.
