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El 10 de agosto de 2025, el incendio forestal de Molezuelas de la Carballeda (Zamora) alcanzó el pueblo vecino, Cubo de Benavente. Lo que no se imaginaba Mónica Aparicio Aparicio es que las llamas se llevasen por delante el edificio original y principal de la casa que esta familia riojana tiene en la localidad.

Incluso a pesar de que cuando comenzó a quemarse su casa les avisaron, pensaron que "no sería para tanto". Hasta que lo vieron. Los esfuerzos de su padre, Félix, que durante años trabajó para reformarla, habían quedado completamente destruidos. Su madre y propietaria del inmueble, Paquita, vio reducido a cenizas todos sus recuerdos.

Afortunadamente, esta familia ha encontrado una segunda oportunidad en las subvenciones impulsadas por la Junta de Castilla y León para los afectados por los incendios forestales. Fueron de los primeros en recibirlas.

Así quedó la casa de Mónica en Cubo de Benavente (Zamora) tras el incendio

En su caso, el pasado 28 de agosto el Consejo de Gobierno aprobó la concesión de 203.000 euros, el 100% de la ayuda, para la recuperación de ruina parcial y reposición de enseres, tal y como marcan las medidas 4 y 5 del plan de recuperación de las zonas afectadas, para esta familia.

"Han sido impresionantemente rápidos", reconoce Mónica, quien incluso se muestra "alucinada" también por el "hecho de sentir que te van informando de las cosas". Y es que apenas dos días después de que el fuego devorase la casa, la Junta de Castilla y León ya se puso en contacto con la familia para trasladarles su atención y avanzarles que recibirían ayudas.

"El simple hecho de que estén pendientes de lo que ha pasado, ya es una tranquilidad muy grande. Si ya luego llegan las ayudas, es de quitarse el sombrero", celebra la riojana.

Así quedó la parcela de la casa de Mónica en Cubo de Benavente tras el incendio Foto cedida

Tras los fatídicos sucesos, que se cobraron la vida de cinco personas en la Comunidad, la Junta impulsó un plan de recuperación dotado con 114 millones de euros y dividido en 47 medidas, que incluyen ayudas directas a familias, ganaderos, municipios y empresas.

Desde subvenciones de 500 euros por desalojos, hasta las compensaciones para la reparación de viviendas y enseres, como en el caso de Mónica y su familia. "Al día siguiente de incendiarse, cuando llegamos ya había dos psicólogas, bomberos, Guardia Civil y el presidente de la Diputación de Zamora", recuerda.

Un Javier Faúndez que, por cierto, les recibió con el uniforme oficial de bombero, ya que se considera "uno más" en situaciones de emergencias, según reconoció en declaraciones a este periódico, y gracias a sus 15 años como voluntario en el Parque de Tierras de Aliste.

El día del incendio

Aquel domingo 10 de agosto, en la casa del pueblo estaban Mónica, su hija y su hijo. Ella acababa de "aterrizar" en sus vacaciones de verano. Llevaban en Cubo de Benavente desde el viernes y vieron "como empezó el incendio en el pueblo de al lado (Molezuelas de Carballeda)".

Llegó la hora de comer y se enteraron de que Molezuelas estaba siendo desalojada, mientras que en Cubo comenzó "a aparecer por allí la Guardia Civil". "Nos tenían que desalojar también. Cogimos todo lo básico y medicinas y nos enviaron a Camarzana de Tera", relata.

Un municipio cercano donde encontraron "todo súper preparado" en el pabellón para los afectados. Mesas, bocadillos y hasta cargadores de teléfono para todo el mundo, recuerda Mónica. Considera que la evacuación fue "súper rápida" y no fue hasta la noche del domingo cuando comenzó a rondar la triste noticia sobre la casa familiar de esta familia.

Interior de la vivienda en Cubo de Benavente (Zamora) tras el incendio. Foto cedida

"Tenemos un grupo del pueblo donde iban poniendo informaciones. Allí se quedaron muchos de los mozos (chicos jóvenes) del pueblo a ayudar y ya llegó un momento que dijeron: 'Tu casa se está quemando'. Al principio dices... no creo, igual sí, pero tampoco creo...", reconoce.

Sin embargo, lo peor se confirmó. Al día siguiente acudieron al lugar y allí se encontraron con la realidad. La parcela de la casa familiar de Mónica cuenta con varias partes. Una primera de edificación nueva a la que no le afectaron las llamas. Luego una especie de parcela y ya la casa original, que conforma el inmueble principal.

Fue este último el que se vio afectado por el fuego. El incendio se originó en el tejado, recientemente nuevo, reformado hace unos 10 años, por la caída de pavesas. Esto provocó su colapso y posterior derrumbe, haciendo que las llamas se extendieran por gran parte del inmueble y hasta el techo entre la primera y segunda planta se viniera abajo también.

La casa estuvo ardiendo "cuatro o cinco días". Las grandes vigas de madera, siendo un edificio construido en piedra y barro, propiciaron su difícil extinción. Pero a las 48 horas de comenzar, la Junta ya se puso manos a la obra para atender a esta familia.

Las grandes vigas de madera hicieron que la casa de Mónica ardiese durante días Foto cedida

"No sabes qué hacer, estás perdida, te preguntas qué tienes que hacer para tirar eso, a quién tengo que llamar. Simplemente la llamada esa que nos hicieron ya es media vida", insiste la riojana.

Demolición de la casa

La propia pérdida de la casa no era la única preocupación de esta familia. Ya que ante una ruina de estas características, también implica el derribo completo del inmueble. Esto supone un quebradero de cabeza igualmente, además de un gasto elevado del que poco son conscientes.

Pero aquí el Ejecutivo autonómico también decidió actuar, haciéndose cargo de la demolición y sufragando los gastos de la misma. "Ya estamos esperando ahora a buscar arquitecto y que terminen de tirarla", apunta con deseo Mónica.

Eso sí, en su cabeza también le ronda una preocupación, que es el impuesto de Hacienda por la ayuda al considerarla incremento de patrimonio. "Al ser segunda residencia, nos cobran ¿Qué incremento de patrimonio? si no lo he incrementado para nada. No tiene sentido. Tienes que tener esa liquidez extra", lamenta la riojana.

La incongruencia de los impuestos, no obstante, no resta el "alivio" que Mónica siente con la concesión de la ayuda de 203.000 euros.

También ayuda a que Mónica y sus hermanos puedan ver a sus padres más relajados en este aspecto, aunque apunta que su padre "está bastante afectado". "Es la casa donde ha trabajado toda su vida reformándola. Yo me acuerdo cuando iba con mi abuela y que todavía no existía ni el baño. Mi padre ha estado desde siempre reformándola", resalta.

En definitiva, ha sido "el trabajo de toda su vida" y era la casa que Félix y Paquita les querían "dejar a los hijos y nietos". La madre, por su parte, lo ha afrontado con una mejor mentalidad, más allá de todo el daño que ha sufrido por la destrucción de tantos y tantos recuerdos.

Imagen de la parcela de la casa de Mónica en Cubo de Benavente tras casi finiquitar la demolición Foto cedida

"Se reconstruye, es algo material, no nos ha pasado nada", subraya aliviada Mónica. Por fortuna, de entre los escombros han podido recordar algunos de esos recuerdos, como fotografías que han sobrevivido a las llamas, parte de las herramientas de Félix o algunos muebles a los que el fuego no les alcanzó.

Todo carbonizado, en cualquier caso. Pero nada que no se pueda limpiar y rehabilitar. A pesar de lo traumático de la experiencia, esta familia riojana afronta con optimismo esta situación, con la oportunidad de, al menos, reconstruir su vida en Cubo de Benavente.

"Por mi experiencia personal muy bien, en el sentido de información y luego las ayudas. Simplemente con que te derrumben es una maravilla", zanja Mónica, que celebra a la vida poder recuperar la casa de su pueblo tras los fatídicos incendios que arrasaron Castilla y León en agosto de 2025.