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Con dos semanas de retraso sobre la fecha prevista, los 23 menores saharauis que participan este verano en el programa ‘Vacaciones en paz’ han llegado finalmente a Zamora, donde permanecerán acogidos por una veintena de familias de la capital y su Alfoz hasta el 30 de agosto.

La llegada, largamente esperada, se ha producido después de que un problema con los pasaportes colectivos impidiera su vuelo desde los campamentos de Tinduf (sur de Argelia) a comienzos de mes, lo que obligó a cancelar temporalmente el programa en toda Castilla y León.

La concejala de Servicios Sociales, Auxiliadora Fernández, y el concejal de Hacienda, Diego Bernardo, han recibido a los niños en el Ayuntamiento de Zamora, donde también han tenido lugar los primeros encuentros con las familias de acogida.

"Gracias a quienes abrís vuestra casa para ofrecer a estos niños un respiro en sus duras condiciones de vida", destacaron los representantes municipales durante la bienvenida.

Los niños, de entre 8 y 12 años, llegaron al aeropuerto de Valladolid pasadas las 15.00 horas y desde allí fueron trasladados a la capital zamorana.

La Asociación Zamora con el Sáhara, impulsora del programa en la provincia, ha sido clave en la reorganización del viaje y en mantener el compromiso de las familias durante las semanas de espera.

Durante su estancia en Zamora, los menores participarán en excursiones, actividades lúdicas y jornadas de convivencia, organizadas por la asociación, que también asume los costes del viaje y de la programación veraniega.

La llegada a Zamora pone fin a la incertidumbre que generó el retraso generalizado del programa en toda la comunidad. El pasado 3 de julio, El Español de Castilla y León informó de que más de 100 niños saharauis que iban a pasar el verano en diferentes provincias de Castilla y León se habían quedado en tierra debido a una incidencia en la tramitación de sus documentos de viaje. Entre ellos estaban los 23 niños destinados a Zamora.

Ahora, con el contratiempo resuelto, podrán disfrutar de un verano diferente, lejos del calor extremo y la precariedad de los campamentos de refugiados, y envueltos en la hospitalidad de las familias zamoranas.