Cuando una se sienta a hablar con Eva Ares tiene la sensación de que, si el común de los mortales tiene 24 horas al día, ella goza de 30. Profesora de infantil y primaria en un colegio rural, madre de cuatro retoños, estudiante empedernida, cantante y, además, mánager.
Escuchar todo lo que hace y todo lo que ha conseguido despierta un sentimiento de admiración difícil de explicar.
Se podría pensar que con la maravillosa voz que tiene, es lógico que su carrera musical no deje de crecer. De hecho, muchos músicos de Zamora coinciden en que es la mejor voz de la provincia.
Pero es mucho más que eso. Es trabajo, constancia, humildad pura y, sobre todo, una capacidad de organización que ya quisiera Marie Kondo.
Su último gran logro ha sido cantar en el mismísimo Teatro Real de Madrid. Y aunque no fue una actuación al uso, sino un evento privado, no fue por ello menos exigente.
"Era una gala de premios, concretamente la ‘Best Company for All Talents’, con todas las grandes empresas de España y sus CEOs", cuenta.
Todo surgió a raíz de una boda a la que acudió como suele hacer, con su profesionalidad habitual y sin saber que aquel evento iba a convertirse en una nueva puerta abierta para su carrera musical.
"Hice mi trabajo como siempre y me dicen: ‘¿pero sabes quién es el novio?’ Y yo: ‘Javi’. ‘¿Pero no sabes quién es?’ Pues resultó ser un finalista de Got Talent".
Aquel "Javi", no era otro que Javi Lin, violinista taiwanés muy reconocido en el circuito musical y famoso por su inolvidable participación en el programa de televisión.
Javi Lin quedó tan impresionado con Eva que no dudó en recomendarla. Así llegó la llamada para actuar en el Teatro Real, en una de sus salas anexas.
"Fue todo nuevo: negociar con gente que no siempre tiene idea de música pero sí muchas exigencias desde el tipo de canciones a cómo van a sonar", explica.
Poco habituada a tantos "mimos", Eva relata sorprendida que tenía preparado desde el rider técnico a los micrófonos. "Nos pagaron hotel, viajes, todo. Y entrábamos por la puerta de artistas. Fue toda una experiencia", añade.
Eva Ares en el Teatro Real
Para quien empezó cantando en la calle, llegar a este nivel profesional ha sido "una evolución" constante y orgánica, de la que está tremendamente orgullosa.
De la calle a 30 conciertos al año
Eva comenzó a cantar de forma más visible en la calle hace apenas tres años, junto a Adrián Lorenzo. Era una manera de seguir conectada a la música tras dejar la orquesta, donde estuvo 16 años. "Jamás pensé que de ahí iba a salir algo más", recuerda.
Y también se le viene a la cabeza el artífice de todo ello, Juan. "Era un señor que tocaba en la puerta de Zara el que me animó", explica.
En ese primer año ya surgieron 23 conciertos. Al siguiente, fueron 30. Y muchos más se quedaron fuera por falta de disponibilidad.
"Ahora mismo muchas veces voy con Diego Turrión, que es pianista, y con Adrián, cuando puede. Nos complementamos muy bien: yo gestiono todo, mando presupuestos, negocio, hago facturas… Adrián se encarga del sonido y Diego es el hombre de los proyectos grandes, lo llamo el businessman", bromea.
Juntos han montado un buen equipo musical. De hecho, tienen ya en marcha un espectáculo para este otoño en el Teatro Ramos Carrión de Zamora.
"Estamos preparando un tributo a Adele. Pero no de imitación, sino de admiración. No me voy a disfrazar. Es un homenaje, un recorrido por sus canciones, como los que ella hace en Las Vegas", nos desvela Eva.
El proyecto apunta alto. Ya han recibido fecha del teatro y hasta cuentan con el respaldo de una productora.
Eva Ares y Adrián Lorenzo
"Creemos mucho en el producto y en la calidad del mismo. El reto va a ser moverlo a más teatros. Pero estamos ilusionados. Queremos ofrecer algo elegante, para sentarse y deleitarse", cuenta ilusionada.
Ensayar mientras conduce y cantar mientras cría
Con cuatro hijos de seis, cinco, tres y dieciséis meses, el día a día de Eva roza lo imposible. Da clase en el CRA Vía de la Plata de San Cristóbal de Entreviñas, a donde se desplaza en coche. Y es precisamente en ese trayecto donde ensaya.
"Me ayuda porque aprovecho el camino para estudiar canciones. Si no, me costaría más. Los 40 minutos de ida y vuelta son oro", explica.
Su organización se basa en priorizar constantemente. "El tiempo manda mucho. Lo importante son mis hijos y mi familia. Pero hay que reprogramarse cada día. Me llaman un jueves para cantar un martes en el Teatro Real y yo tenía evaluación del trimestre. Pues salí corriendo. Es adaptarse sin estresarse, lo menos posible", detalla.
Esa filosofía vital le llegó con la maternidad. "Con el tercero y el cuarto hice clic. Ya no tengo ansiedad. Aprendes a relativizar. Que surge un concierto de un día para otro y tienes evaluación, pues te organizas y lo haces. Mis hijos me han dado una perspectiva nueva", reitera.
Asegura que con ellos ha ganado "superpoderes". Y no lo dice como una frase hecha: lo vive a diario y cualquiera que la vea puede comprobarlo.
Como si todo esto fuera poco, Eva ha estado estudiando hasta este mismo febrero. Tiene los grados de Educación Infantil, Psicología y Primaria, además de especialidades en Educación Física, Audición y Lenguaje, Música, Inglés y un máster en Atención Temprana.
"Estudiaba sin parar. Pero ya en febrero dije: hasta aquí. Es importante descansar", explica con una pasmosa tranquilidad.
Un proyecto de familia
Nada de esto sería posible, reconoce, sin el apoyo total de su marido. "Somos un equipo. La familia es un proyecto común de los dos. Que yo pueda cantar y me paguen por ello es una suerte, y él está encantado. Es un hombre maravilloso y un padre entregadísimo", cuenta con orgullo.
Y, aunque no se ve abandonando la docencia, tampoco descarta que la vida le lleve por otros caminos si surgiera una importante oportunidad laboral en la industria musical.
"Amo mi vida actual, pero si surge una oportunidad me la planteo. Nunca digas nunca. Si algo llega, será por algo", asegura.
Y es que Eva Ares no es solo cantante, madre, profesora, estudiante o mánager. Es todas esas cosas a la vez. Y si alguien aún duda de que existan los superpoderes, que le pregunte cómo lo hace.