Cuando Álvaro de Paz recibió la llamada de un amigo músico alertándole de que Wegow, la plataforma a través de la cual vendía todas las entradas para su nuevo Festival Aluniza, podía estar en problemas, no le dio demasiada importancia.
Era un martes cualquiera, y Álvaro estaba sumido en los preparativos de un evento que lleva meses levantando con mimo y muchas dosis de riesgo. "Oye Álvaro, ¿tú tienes todas las entradas por Wegow?", le preguntó su amigo. "Sí, todas", respondió, sin sospechar lo que vendría después.
Al día siguiente, la confirmación llegaba por correo electrónico. La ticketera había entrado en preconcurso de acreedores, una situación financiera que paraliza los pagos a proveedores y colaboradores, y que dejó a Álvaro en una situación crítica: 200 entradas vendidas a 35 euros, más de 7.000 euros bloqueados, un 50% de su previsión de ingresos por taquilla volatilizados.
"Te quedas ahí con cara de bobo y solo te queda hacerte la idea lo antes posible de que ese dinero lo vas a palmar", resume con la calma que caracteriza a este hostelero zamorano.
Wegow no advirtió con tiempo a los promotores, ha echado la persiana y las previsiones de recuperar su dinero para artistas y empresarios se avecinan complicadas.
"Yo creo que nadie va a cobrar. Puedes tener toda la razón del mundo en un juicio, pero si el dinero no está en ningún lado, no sirve de nada. Y luego yo soy la última mierda en toda esta cadena", asegura Álvaro con resignación.
Un festival hecho por amor a la música
Porque así es Álvaro y de sobra lo conoce toda la escena musical que ha podido tratar con él. No hacía este festival por "ganar dinero". Es más, su máxima siempre ha sido hacer conciertos por puro amor a la música y no por el lucro despiadado que sí ha demostrado la ticketera ahora en quiebra.
El Festival Aluniza no es un macroevento con cabezas de cartel internacionales ni nombres que arrastren multitudes. Se trata de un festival cultural "de culto", con propuestas arriesgadas y sin garantías de éxito masivo.
Un proyecto que se celebra por primera vez, en Zamora, una ciudad donde, según Álvaro, "el problema más grande que tiene no es la falta de actividades, sino que no hay demanda".
Y sin público, el riesgo económico se dispara. "Antes la gente decía que en Zamora no había nada. Ahora hay muchísimo, pero no hay quien lo consuma". Y aun así Álvaro tiró con todo y quiso ofrecer en las preciosas Aceñas de Cabañales un evento diferente.
La previsión de Álvaro era clara: vender unas 600 entradas y que, con la suma de lo recaudado en barra, pudiera cubrir gastos. "Con 600 más o menos era el rollo de empatar. De no perder", explica.
Con esa meta, el equilibrio era precario pero alcanzable. Sin embargo, la sorpresiva caída de Wegow ha hecho tambalear todos sus planes e ilusiones.
"Este dinero no era ganancia. Era lo que necesitaba para pagar a todo el mundo. Yo no quiero que los grupos cobren la mitad o no cobren", asegura.
"Han confiado en mí, y yo quiero ser agradecido. Hemos quedado una cosa, y esa cosa se tiene que cumplir. La manera como lo consiga es mi problema", recalca.
Para Álvaro de Paz, el Aluniza nunca fue una empresa lucrativa. "Yo nunca he hecho un concierto para ganar dinero, y esto tampoco".
Las manos amigas
Con apenas semanas para la celebración del festival, Álvaro tuvo que reaccionar con rapidez. Lo primero fue paralizar la venta en Wegow para evitar que más dinero acabara atrapado.
Después, buscó una alternativa que llegó de una mano amiga. "Hablando con los chicos del Festival Z! Live nos ofrecieron hacerlo con su propia ticketera", explica.
Además, lanzaron una fila cero, una entrada simbólica para quienes no pueden asistir al festival pero quieren apoyar la iniciativa.
"Desde el lunes por la tarde ya llevábamos vendidas 14, y está funcionando bien". La campaña incluye también sorteos de merchandising donado por los propios artistas.
"Estamos hablando con ellos para que aporten algo, y sortearlo entre los que compren la fila cero", detalla.
Apoyo institucional y social
El festival cuenta con el respaldo del Ayuntamiento de Zamora, que lo organiza institucionalmente. Álvaro, como productor, es quien lo ejecuta. "Sin el dinero institucional esto no se podría hacer", afirma.
En declaraciones a EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León, la concejala de Cultura, María Eugenia Cabezas, asegura que se está estudiando si hay alguna manera de reforzar el apoyo del Consistorio ante la nueva situación, pero de momento no hay certezas.
En el plano más cercano, la respuesta ha sido cálida. "Todo el mundo está muy por ayudar", asegura Álvaro.
La red local de músicos y los propios zamoranos están arropando al proyecto en sus horas bajas. Es una muestra de solidaridad que contrasta con la frialdad burocrática de una tiquetera que, según Álvaro, ha dejado a todos "vendidos".
La esperanza, a estas alturas, se llama venta de entradas. Si se logra colocar el resto, esas 600 que permitirían llegar al equilibrio, "es como si no hubiera pasado nada".
Pero hasta entonces, Álvaro carga con la incertidumbre y el desgaste emocional de un proyecto que ha pasado, en pocos días, de ser una ilusión a un tremendo dolor de cabeza.
Aun así, se mantiene en pie y obcecado en sacarlo adelante. "Hay que moverlo mucho ahora, que la gente se involucre", pide a quien quiera colaborar.
Las entradas están disponibles a través de este enlace: https://ticketgate.es/es/events/festival-aluniza-en-zamora
