El alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, afirmó hoy que “decir que la Semana Santa de Zamora es una de las más emblemáticas de toda España es ya un lugar común pero no por ello deja de ser una verdad incontrovertible”.
“Es verdaderamente ejemplar la manera en que se conserva aquí la pureza de las tradiciones, el cuidado por el detalle y el profundo sentido religioso de estos días, en el que renovamos la memoria de los acontecimientos supremos de la historia de la humanidad, como son la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo”, aseguró.
“Zamora es una ciudad que sabe cómo fundir su pasado con su presente, cómo conservar lo que es eterno sin dejar de ser una ciudad viva, moderna y pujante. La Semana Santa es solo un reflejo de esta capacidad de mirar hacia el futuro sin olvidar el peso de la tradición”, insistió.
Martínez Almeida hizo estas declaraciones en el Teatro Ramos Carrión, en la capital zamorana, durante el pregón de la Semana Santa organizado por el Club La Opinión-El Correo de Zamora. El acto contó con la presencia del presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco; la consejera de Industria, Comercio y Empleo, Leticia García; el obispo de Zamora, Fernando Valera -quien clausuró el acto-, representantes de las instituciones locales y provinciales y una amplia representación de responsables de instituciones y entidades públicas y privadas de Zamora y de Castilla y León.
“Asombrosa belleza”
Martínez Almeida, quien expresó su “agradecimiento, respeto y cariño” hacia los habitantes de Zamora, destacó la “grandeza” de la Semana Santa de Zamora, “admirada en España y en el mundo” y la “asombrosa belleza” de la capital zamorana, además de incidir en los “lazos de cercanía, consanguinidad, amistad y parejo amor a España” que “unen desde tiempo inmemorial” a Zamora con Madrid.
El alcalde de Madrid mencionó expresamente el “hechizo del silencio” de la Pasión zamorana, la “solemne severidad” de sus cofrades, la “belleza” de sus pasos y el “recogimiento” de las procesiones e hizo gala del conocimiento de detalles tan particulares de la Semana Santa de Zamora como el “destemplado toque” del Merlú, el “tañer” del Barandales y el del bombardino de las Capas Pardas.
“¿Quién puede describir lo que despierta en el alma el juramento del Silencio ante el impresionante Cristo de las Injurias, el paso de los hachones humeantes, de los terciopelos negros y morados, de las capas pardas, de sus matracas en la noche del Miércoles Santo, de los hermanos de la Congregación en la madrugada del Viernes Santo?, preguntó.
Tradición, historia y alma
“Zamora es una ciudad que ha sabido preservar a lo largo de los siglos lo más valioso de su tradición, de su historia y de su alma”, subrayó.
La enumeración de algunos de los momentos más representativos de la Semana Santa de Zamora continuó con los cantos gregorianos del Viernes de Dolores, estrofas de Miguel Manzano para invocar a un Jerusalén que pide conversión, Miserere castellano al abrigo de la capa parda, el Salmo 50 convertido en Miserere en la noche del Jueves Santo, “mientras el Cristo Yacente camina en parihuelas” por las calles zamoranas.
“Escuchar el himno de una ciudad: la Marcha de Thalberg, que suena por primera vez a las cinco de la mañana, en la iglesia de San Juan, y pone en marcha a todo un pueblo, guiado por vuestro popular paso conocido como El Cinco de Copas”, apuntó.
Madrid y Zamora
“Madrid y Zamora comparten una visión común de lo que significa ser parte de España, de vivir con la cabeza erguida, con orgullo de nuestras tradiciones y con el amor por lo que nos une. Aunque nuestras celebraciones puedan diferir en algunos aspectos, hay algo que es común a todas las ciudades de España: la entrega de sus gentes y la pasión con la que viven estos momentos”, dijo.
José Luis Martínez recordó que grandes ciudades como Madrid “viven lanzadas al futuro con su bullicio y con su afán de modernidad” y apostilló: “Saben que sus raíces se hunden en lugares como este, en ciudades como Zamora, símbolos vivos de lo que perdura y trasciende”.
Por último, el alcalde madrileño reconoció que Madrid “podrá mirar al cielo con sus torres de cristal pero es en Zamora donde el alma encuentra su reflejo, donde se custodia la esencia de lo que somos” e invitó a los presentes a “sentir el orgullo de ser zamoranos, guardianes de un legado que sostiene a Castilla y a toda una patria que, en estos días, vuelve los ojos a Zamora”.