El Hospital Virgen de la Concha, la Universidad Laboral, el colegio Sagrado Corazón de Jesús o el Medalla Milagrosa. Están ahí. Los vemos a diario y ni nos damos cuenta de que, tras toneladas de piedra está la historia de la propia sociedad zamorana y española. Todo lo que ha acontecido en la sociedad reciente de nuestro país está reflejado en edificios como el Colegio Divina Providencia o el Hospital Virgen de la Concha. Porque más allá del afamado románico que embellece las calles de la capital hay todo un catálogo de edificios, fundamentalmente religiosos, que se alzan como algunos de los ejemplos arquitectónicos más representativos de nuestro país en los años cincuenta, y que no están teniendo el calado que merecen. 

Por todo esto, el profesor Rafael Ángel García-Lozano ha publicado su nuevo libro: Arquitectura y arte de las órdenes religiosas en Zamora, 1939-1975, promovido por el Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo y que recoge algunas de las historias de estos edificios zamoranos, sus técnicas arquitectónicas y el porqué de su importancia histórica y artística. EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León ha charlado con él para que desvele algunas pinceladas de estas interesantísimas historias que encierran los dos hospitales públicos, algunos de los colegios a los que los zamoranos llevan acudiendo durante generaciones y así hasta 30 edificios contemporáneos de Zamora planificados y construidos para nuestra ciudad entre 1939 y 1975. 

Universidad Laboral

Uno de esos ejemplos más claros es la Universidad Laboral. Rafael García-Lozano ya recogía en un trabajo anterior la importancia de esta infraestructura a nivel arquitectónico. La Universidad Laboral "es uno de los quince mejores edificios de la arquitectura de los años cincuenta". Su construcción comenzaba en 1948 y finalizaba en 1952 y su creación fue promovida por Carlos Pinilla y con Luis Moya como su arquitecto principal. 

El profesor zamorano destaca que la singularidad de este edificio reside en cada uno de sus detalles. Desde el equipo de arquitectos, la composición o la volumetría hacen de la 'Laboral' un edificio muy valioso de la arquitectura de los cincuenta, en un momento de la historia donde solo se construyeron otros dos edificios de tal envergadura: el Ministerio del Aire Madrid y la Universidad Laboral de Gijón). El centro educativo se compone de un conjunto de edificios ubicados en un solar con una superficie de unos 31.500 m², diseñados al estilo herreriano, que se caracteriza por por su rigor geométrico, la relación matemática entre los distintos elementos arquitectónicos, los volúmenes limpios, el predominio del muro sobre el vano y la ausencia casi total de decoración.

Hospital Virgen de la Concha



Y no lejos de allí está el Hospital Virgen de la Concha. Lugar al que tanto zamoranos como vecinos de la provincia han acudido alguna vez en su vida. Curiosidades de la historia, mientras ahora Zamora sangra por una despoblación fragante fue previsamente el gran nivel de población en Zamora capital durante los años cincuenta lo que provocó la creación de este conocido entonces como Hospital Provincial. Era el Instituto Nacional de Previsión (creador de la Seguridad Social) quien realizaba por aquellos años un plan de estructura sanitaria a nivel nacional y Zamora lograba entrar en él, junto a apenas una veintena de ciudades españolas. Así, el Virgen de la Concha era una de las primeras infraestructuras de este tipo en España, gracias de nuevo a la iniciativa de Carlos Pinilla. 

Diseñado por Martín José Marcide (arquitecto del Hospital de La Paz en Madrid), pese a ser del año 1957 llegó a recoger las características de esa arquitectura imperialista de los cincuenta y cuyos detalles hacen del hospital zamorano una pieza única y singular. El autor del libro invita a fijarse especialmente en la peculiar escalera cilíndrica, el capitel que corona el edificio y una distribución que a día de hoy sería impensable. Y es que el Virgen de la Concha tiene hasta ocho plantas de altura, "un edificio muy ambicioso para el lugar que ocupaba Zamora en el contexto nacional", ya que en la actualidad los centros hospitalarios apenas tienen tres o cuatro plantas. 

Colegio Divina Providencia

En la calle de la Reina, pegando a la Plaza Mayor, se ubica el Colegio Divina Providencia. Otro de estos edificios que encierra una interesante historia, y que supone toda una innovación en la arquitectura religiosa del siglo XXI. El arquitecto responsable de esta obra es Fray Coello de Portugal. Todo un adelantado a su tiempo, que incorporó un estilo artístico al colegio zamorano más típico de los años sesenta y setenta, pese a encontrarse en plena década de los 50. De hecho, el arquitecto y sacerdote incluye algunas reformas arquitectónicas en este edificio, como el altar separado de su capilla o la ausencia de decoración, que más adelante quedarían aprobadas en el II Concilio Vaticano. 

Colegio Santísima Trinidad en Pinilla



El profesor Rafael García-Lozano destaca en su libro "la ingente labor" que la Iglesia Católica realizó en la sociedad zamorana. El profesor invita a poner en valor la arquitectura religiosa de la provincia más allá de los templos y a reconocer el aporte social y vital que las congregaciones religiosas tuvieron en la ciudad y provincia de Zamora. 

Algo que ejemplifica especialmente la historia del Colegio Santísima Trinidad de Pinilla. También en los años 50, la margen izquierda del Duero no contaba con ningún centro educativo. Esto significaba que todos los niños de Pinilla, Cabañales, San Frontis o el Sepulcro tenían que cruzar el puente para ir al colegio. Narra su publicación que la Congregación de las Hermanas del Amor de Dios "detectaron esa necesidad y decidieron promover la construcción de un colegio" en el barrio de Pinilla. Se trata de un centro "muy modesto", pero cuya construcción asumieron económicamente las propias monjas y al que acudían los niños de forma completamente gratuita. Algo que, recalca el autor, ocurría en más ocasiones con centros escolares o residencias de mayores. 

Estos son solo cuatro ejemplos de la treintena que recoge el trabajo de Rafael García-Lozano, cuyo libro considera que es "muy amable de leer" y que, además, ha concebido "como un servicio a la sociedad, que puede sonar pedante pero no lo es". Y es que el profesor considera que toda su investigación "va a revertir en la sociedad". Por un lado para ayudar a los arquitectos cuando tengan que intervenir o rehabilitar este tipo de edificios, ya que pueden acudir a su publicación en busca de documentación y detalles técnicos; y por otro para los propios zamoranos. Y es que "cuando vemos una cosa todos los días perdemos perspectiva de ella". Por ello este libro puede ayudar a los zamoranos a "valorar" estos edificios que están en su día a día "y no damos el lugar que se merecen".

Como reflexión final, el profesor invita a los zamoranos e instituciones a "aprender a mirar más allá de la piedra". Rafael García-Lozano reflexiona sobre la protección que se le ha dado a ciertos edificios o monumentos que solo se valoran por su antigüedad, mientras que se desprecian de algún modo otras construcciones más modernas como la antigua capilla del Hospital Provincial o la vieja fábrica de harinas de ronda de la Feria y actualmente ya demolidas. El autor pone como ejemplo de esta conservación solo por antigüedad el colector proyectado por el arquitecto municipal Segundo Viloria en 1880, y que aparecía tras la liberación de parte de la Muralla de Zamora y el cual el Servicio de Patrimonio de la Junta de Castila y León recomendaba que se preservara. "No tiene valor artístico ni arquitectónico", sentencia.