La historia de Silvia Martín Romo (54 años), es la de una mujer que nació en Madrid, pero que se considera de Pedrajas de San Esteban, una pequeña localidad vallisoletana que, en la actualidad y según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) cuenta con una población de 3.406 habitantes.
Nuestra entrevistada llegó a los tres años al municipio en que nació su madre para trabajar en el mundo de la costura y la confección hasta que decidió marcharse a tierras francesas para, junto a su marido Pascal, abrir primero una tienda y ahora sacar adelante, cada día, otra.
“Llevo más tiempo en tierras francesas, un total de 32 años, que en vallisoletanas, donde estuve 23 años. Soy muy feliz en la Bretaña Francesa. En concreto vivo en Theix, junto a mi marido, donde, además, trabajamos”, señala nuestra entrevistada.
EL ESPAÑOL de Castilla y León charla con ella para conocer, más a fondo, una historia que no tiene desperdicio.
Silvia, sonriente, en su negocio
Su vida
“No me gusta mucho hablar de mí. Me defino como una persona trabajadora que, cuando hay que hacer algo, lo hace. Una persona alegre que disfruta de la vida sea donde sea”, asegura nuestra entrevistada.
Nace en la capital de España y, con tres años, se marcha a vivir al pueblo de su madre, a Pedrajas de San Esteban donde pasó una bonita infancia que recuerda con un gran cariño y con especial nostalgia.
“Mi infancia fue muy buena. Siempre tuve muchos amigos. Jugábamos al fútbol, al baloncesto, estaba en el coro de Navidad, donde cantaba. Siempre estaba fuera de casa. Recuerdo que de pequeña quería ser policía o detective”, nos explica nuestra protagonista.
Sin embargo, comenzó con la confección y la costura en Pedrajas y el destino le tenía guardado muchas sorpresas.
Pascal y su marcha a Francia
“Conocí a Pascal en el hermanamiento que Pedrajas de San Esteban hace con Saint-Nolff. Se vino a trabajar a España. Él era de camionero, pero, por un problema de salud tuvimos que mudarnos a Francia. Tuve que pasar un examen de francés y estudié mucho pero lo saqué adelante”, explica nuestra entrevistada.
Entre 1991 y 1992 vivieron en la localidad vallisoletana. En 1993 ambos se marcharon hasta el país galo para instalarse en Theix, que es donde han formado su proyecto de vida desde entonces.
“En diciembre de 1994 decidimos abrir una tienda que llevaba el nombre de ‘Sipas’. Él era zapatero y yo hacía arreglos de ropa. Después nos mudamos de nuestro local de 33 metros a otro más grande de 123. Apostamos, con el cambio, por la mercería y la lencería”, añade Silvia.
Un negocio que acabaría cerrando. Sin embargo, el espíritu emprendedor de Silvia y Pascal no finalizó ahí. En 2008 abrieron una tienda de cerrajería que es a lo que se dedican hoy en día y que lleva el nombre de ‘Allo Sipas’, por las iniciales de los nombres de cada uno.
Además, tras abrir esta tienda, siguieron, Pascal como zapatero y Silvia haciendo arreglos de ropa.
“Hacemos llaves, ponemos puertas y demás. De las salidas a los diferentes domicilios que nos reclaman se ocupa mi marido Pascal. Yo me encargo del papeleo, de la contabilidad y demás”, nos explica la protagonista de este escrito.
Silvia a las puertas de su negocio
Entre los dos se encargan de sacar adelante el negocio que les sirve de sustento en el día a día.
Felices en Francia
“Ganamos un buen sueldo con nuestro negocio. De momento no tenemos problemas. La vida es más cara aquí que en Pedrajas, pero estamos felices y nos adaptamos a todo lo que nos viene, también a lo que está por venir”, añade Silvia.
Lo primero que hace nuestra protagonista, cada día, es conectarse a la web del Ayuntamiento de Pedrajas para ver las novedades del municipio. No se olvida de él, pese a estar lejos.
“Todos los años vuelvo al pueblo. Cargo pilas aquí y, además, la gente quiere mucho a Pascal. Estamos muy cómodos y siempre hemos querido mucho al que es nuestro pueblo. Mis hijos, Gwendal y Elena también se consideran pedrajeros porque pasaron allí todos sus veranos y les encanta volver”, añade.
A nuestra protagonista, mirando al futuro, no le gusta “ponerse metas”. La vida “trae obstáculos” y ella “siempre mira con optimismo” a lo que está por venir. Quiere “seguir trabajando y llegar con salud a su jubilación”.
